Si eres una persona que ha llevado una buena estrategia de ahorros y ya dispones de un colchón financiero que te permita hacer frente a cualquier imprevisto, es buena idea pensar en ahorrar parte de tus ahorros con el objetivo de obtener una rentabilidad financiera que te permita vivir mejor en el futuro.
Compatibilizar el ahorro con la inversión es recomendado una vez que se disfruta de una condición económica favorable para ello, siendo aconsejable invertir aproximadamente el 30% de los ahorros mensuales. Aunque esta estrategia puede llevar a reducir la capacidad de ahorro, el riesgo que se asume en la inversión acabará suponiendo un aumento del capital a largo plazo.
No obstante, a la hora de invertir se debe ser consciente de que se debe plantear la misma a medio plazo, ya que deberá transcurrir cierto tiempo hasta que se pueda rentabilizar el gasto realizado. Por lo tanto, conviene ser muy conscientes de la situación personal de cada uno y de los objetivos a dos o tres años vista, de forma que así se pueda determinar si lo más adecuado es invertir o ahorrar.
Si se opta por invertir, es necesario analizar dónde se obtiene una mayor rentabilidad, además de poder diversificar el dinero en diferentes productos con niveles de riesgo diferentes, de manera que se consigan equilibrar las posibles pérdidas con los beneficios.
¿En qué invertir los ahorros?
Aunque no se disponga de muchos ahorros, se puede apostar por invertir sin correr grandes riesgos, si bien, antes de invertir, es importante analizar la forma en la que se desea hacer y los productos apropiados. En función de la cantidad que puedas invertir cada mes, será preferible optar por unas opciones u otras, siendo una buena opción la de contratar un asesor de inversiones.
Algunas opciones de inversión son las siguientes
- Fondos de inversión: Son una forma de acercar el mundo de los mercados financieros a pequeños ahorradores, ya que permite reducidas aportaciones y disfrutar de unas comisiones ajustadas. Estos fondos se crean con el dinero que invierten sus partícipes y son gestionados por profesionales que determinan los activos en los que invertir. Una de sus ventajas es que proporciona diversificación, lo que ayuda a reducir riesgos.
- Mercado de divisas: Los intercambios de divisas se llevan a cabo electrónicamente con la intermediación de los servicios ofrecidos por distintas plataformas o corredores. Los cambios en el valor de las divisas pueden suponer una notable oportunidad de negocio o inversión. No obstante, se trata de un mercado de alta volatilidad, por lo que solo se recomienda para quienes tengan cierta experiencia en inversiones y unos amplios conocimientos del mercado.
- Cuentas remuneradas: Aquellos que quieran obtener rentabilidad con sus ahorros sin correr riesgos pueden optar por las cuentas remuneradas, que proporcionan un porcentaje sobre la cantidad total del dinero invertido. Con este tipo de cuentas existe la posibilidad de ingresar o retirar dinero cuando se desee, por lo que es una vía interesante para aquellos que puedan necesitar de una liquidez alta.
- Depósitos bancarios: Cuando se hace una inversión en un depósito bancario, se deposita el dinero en la entidad por un tiempo determinado que está establecido por contrato. En el mismo también se estipula un interés exacto, por lo que la inversión no depende de la evolución de los mercados ni de índices externos. Una vez que se llega al final del plazo estipulado, se recuperará la cantidad invertida más los intereses generados por el depósito durante ese tiempo.
