Air France y Lufthansa 'juegan' al Brexit para dar un bocado a Iberia en Latam

AIR FRANCE
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Europa Press - Archivo

International Airlines Grupo (IAG) y el Ministerio de Fomento se han encontrado con la fuerte oposición de la Comisión Europea para garantizar la españolidad de Iberia y Vueling a partir del Brexit. La cuenta atrás para el fatídico 29 de marzo ha incrementado las urgencias para buscar una solución imaginativa que garantice el pasaporte comunitario de las dos aerolíneas dependientes del holding británico. El problema que subyace detrás de las negociaciones a cara de perro con Bruselas reside en los intereses encontrados de los grandes rivales continentales porque tanto Lufthansa como principalmente Air France han visto una ocasión propicia para destronar a Iberia de su predominio incontestable como transportista natural entre Europa y Latinoamérica.

La aerolínea francesa, reforzada en su alianza con la holandesa KLM, y su homóloga alemana están desplegando toda una batería de contactos a través de sus respectivas cancillerías estatales a fin de reforzar el 'lobby' permanente que realizan de forma paralela en la capital europea. El mensaje de Air France y Lufthansa se fundamenta en el pie de la letra de la normativa comunitaria de transporte aéreo que impide los vuelos internos dentro del espacio de la Unión a todas aquellas compañías que no dispongan de una mayoría de capital comunitario. Es el caso que se producirá en Iberia y Vueling desde el momento en que IAG, como accionista de control, pierda su pasaporte europeo.

La presión de Air France y Lufthansa tiene un fuerte calado político pero responde a intereses claramente comerciales. Ambas aerolíneas han visto la oportunidad de dar un importante ‘bocado’ a Iberia en lo que representa el corazón del negocio de compañía española de bandera, como son las conexiones trasatlánticas desde Europa a Latinoamérica. Iberia es el primer operador de estas rutas aunque Air France ha estado siempre al acecho de un liderazgo que la compañía española viene reforzando de manera sistemática una vez resuelto el plan de transformación impuesto por IAG hace casi cinco años.

En los últimos tiempos Iberia ha ido recuperando buena parte de las rutas que habían sido suspendidas previamente y que afectaban especialmente a las conexiones con Latinoamérica. Las frecuencias a Montevideo, La Habana, Santo Domingo y Puerto Rico volvieron a formar parte del 'business plan' de la compañía que preside Luis Gallego, consolidando el predominio de Iberia en la región. De hecho, y de acuerdo con los últimos datos disponibles de 2018, la aerolínea ha incrementado un 10% el número de pasajeros transportados hacia o desde Latinoamérica.

Iberia ha vuelto, en definitiva, por sus fueros como líder histórico en la que siempre fue su área natural, lo que, por otra parte, ha enardecido el afán competitivo de sus rivales tradicionales y, sobre todo, de Air France en alianza con la holandesa KLM. El grupo franco-holandés ha reforzado su alianza con Air Europa con el fin de desplegar una colaboración estructural que incremente la oferta de asientos y la puesta en servicio de nuevos vuelos directos. Estos planes, avanzados el pasado verano y que se sustanciarían a través de una empresa conjunta, adquieren ahora plena vigencia como consecuencia de los problemas sobrevenidos que el Brexit implica para las filiales de IAG.

AESA no podrá mantener la licencia de vuelo

Air France ha visto cómo su principal objeto de deseo en la pugna con Iberia se traduce ahora en una oportunidad inmejorable si consigue desmontar o, cuando menos, alterar la estabilidad del hub que Iberia tiene en el Aeropuerto de Barajas para sus vuelos internacionales. Si la incertidumbre que rodea las negociaciones entre el Reino Unido y la Comisión Europea provoca la entrada en barrena de Iberia como empresa extracomunitaria las opciones de Air France para lanzar una ofensiva a partir de Air Europa subirán como la espuma. Ahí reside el verdadero peligro para la aerolínea española y el principal quebradero de cabeza del Gobierno a la hora de buscar una salida de emergencia que garantice la plenitud operativa de Iberia antes de que sea demasiado tarde.

El tiempo juega en contra de los intereses españoles porque la burocracia imperante en Bruselas no está ayudando lo más mínimo a encontrar soluciones válidas que garanticen la estabilidad en el mercado de transporte aéreo más allá de los estrictos requerimientos que impone la normativa sectorial europea. Por lo demás, las noticias que llegan desde Londres tampoco permiten albergar a día de hoy muchas esperanzas. La fecha de finales de marzo pende como una espada de Damocles y si algo está claro es que la Agencia Española de Seguridad Aérea (AESA) ya ha advertido que no podrá renovar la licencia de vuelo si se confirma la espantada que supondría la salida del Reino Unido sin un acuerdo previo con la Unión Europea. No es de extrañar que en estas circunstancias Air France y Lufthansa hayan lanzado sus redes de influencia para pescar en el río revuelto del Brexit.

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