Liberbank encarga a Alantra la venta de una cartera de 200 millones en 'ladrillo'

  • La operación se enmarca en el plan para enajenar 900 millones en 2018 y reducir un 70% la exposición en tres años. 
La CNMV decidirá el martes si prorroga la prohibición de ventas en corto de Liberbank
La CNMV decidirá el martes si prorroga la prohibición de ventas en corto de Liberbank

Liberbank acelera la limpieza de balance. La entidad dirigida por Manuel Menéndez ha encargado a Alantra (antigua N+1) colocar otra cartera de inmuebles con un valor nominal de 200 millones de euros, en el marco del plan para reducir un 70% la losa de activos improductivos en tres años y con el que enajenará unos 900 millones durante este ejercicio. El nuevo lote, cuyo diseño y lanzamiento consumirá unas semanas, incluirá distintos tipos de activos, incluidos suelos, indican fuentes del mercado.

La intención de apresurar la evacuación de la exposición tóxica le ha conducido a dar otra vuelta de tuerca al objetivo y se ha comprometido con el mercado a acabar el año con una morosidad inferior al 5% establecida en su último plan estratégico y que la posición en inmuebles y crédito dudoso se limite al 12% del volumen de activos en cartera, con el doble ejercicio de sacarlos fuera de balance y aumentar la base de negocio crediticio. Quiere crecer al 6% en crédito productivo -excluye la exposición dañada-, casi el doble del 3,5% de incremento interanual contabilizado en el primer trimestre.

La hoja de ruta la marcó para disolver el acoso que sufría la cotización de los inversores bajistas que se trasladaron al valor tras desestabilizar el Popular en bolsa, con grandes sacrificios. Para poder sacar al mercado grandes lotes tuvo que elevar su cobertura de provisiones desde el 40 al 50%, asumiendo casi de una tacada un saneamiento de 600 millones de euros que deprimió la cuenta de 2017 en pérdidas de 259 millones, que ha dejado atrás en el primer trimestre con la vuelta a beneficios. A fin de poder encararlo evitando que diluyese la solvencia acometió una macroampliación de capital por valor de 500 millones.

Con esa red y la pretensión última de dar carpetazo cuanto antes al problema para centrar todos los esfuerzos en volcarse en ganar rentabildiad, fijó el compromiso de adelgazar un 70% el ladrillo hacia el año 2020. Se trata de reducir la exposición desde los 5.700 millones que tenía en junio del pasado ejercicio a unos 1.700 millones. A fin de acelerarlo firmó un acuerdo con Haya Real Estate (sociedad de Cerberus) para que gestione la venta de los activos y le vendió su filial Mihábitants.

Y en un movimiento casi instantáneo se alió con Bain Capital y Oceanwood para desprenderse 613 millones. Lo tres socios han trasladado dichos activos a varias sociedades, participadas al 80% por Bain Capital, un 10,01% propiedad de Oceanwood, quedando el 9,99% restante en manos del banco. La transacción no ha generado resultado alguno a la entidad aunque podrá beneficiarse de las ventas por la participación que conserva.

En el primer trimestre se deshizo de 157 millones en exposición bruta con ventas minoristas -de viviendas y activos más difíciles como suelos-. Dicho resultado supone aumentar un 67% el ritmo del primer trimestre de 2017, cuando el ambicioso plan actual no era una realidad todavía.

El nuevo ritmo le ha permitido achicar el saldo de activos adjudicados a 2.461 millones a cierre de marzo y un 63% el crédito dañado en dos años (la exposición minora de 4.782 a 1.770 millones). La recuperación inmobiliaria favorece el ejercicio al haber frenado la entrada en nuevos impagos y el volumen de adjudicaciones, pero la partida busca jugarla acelerando el paso con operaciones como la que ultima.

Mostrar comentarios