El concurso de acreedores de la cadena de clínicas dentales Dentix ha tenido como efecto colateral la quiebra de su laboratorio protésico, Alchi, con una plantilla de algo menos de 300 empleados y propiedad de Ángel Lorenzo Chiscano, padre del fundador de Dentix, Ángel Lorenzo Muriel. Aproximadamente un centenar de trabajadores de Alchi han iniciado ya acciones legales, para lo cual cuentan con el asesoramiento del bufete Castaño Asociados.
El expediente de regulación de empleo (ERE) de Dentix, que ha afectado a 1.824 trabajadores, será efectivo el próximo 28 de febrero; otros 812 empleados subrogarán sus contratos a favor de Vitaldent con modificaciones de sus condiciones de trabajo, entre ellas una reducción salarial del 20%, modificación horaria y flexibilidad funcional.
La subrogación se produce después de que el juzgado haya autorizado la venta de las unidades productivas -entre las que figuran 80 de las 350 clínicas de Dentix- a AI Denmark, del fondo de capital riesgo Advent, propietario de Vitaldent, por 62 millones de euros.
A comienzos de octubre de 2020, el grupo Dentix hizo pública la solicitud del concurso debido a la incertidumbre sobre la consecución de un acuerdo de refinanciación o inversión a corto plazo y el deterioro constante del negocio. Con la presentación del concurso de acreedores -que se declaró en noviembre-, Dentix pretendía evitar que se perjudicaran "posibles inversiones que puedan adoptarse a corto plazo por terceros y que puedan dar viabilidad a la compañía".
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