El consejo de administración de Indra ha rechazado por mayoría absoluta la petición de entrada en el máximo órgano de decisión de Sapa, el holding vasco del sector de la defensa. La decisión, que se ha hecho pública ahora ante la celebración de la junta general, la justifica en dos factores: la posición accionarial, que no llega al 7,7% necesario para ocupar un sillón y el instrumento financiero utilizado para la compra del 5% que hoy ostenta, que "dificulta apreciar la posibilidad de su permanencia". La empresa controlada por Jokin Aperribay -llamada a ser apoyo clave en este cambio de poderes en la compañía- ya hizo una petición similar en marzo que, igualmente, fue rechazada, según desvela ahora la compañía en el informe sobre el cambio 'in extremis' en el orden del día de la asamblea.
El pasado 25 de mayo Sapa pidió una modificación del orden del día de la próxima junta general de accionistas. Lo hizo en calidad de accionista con más del 5% y servía para formalizar la entrada de Aperribay en el consejo como dominical. Lo defendió, según queda reflejado en la documentación oficial consultada, argumentando que repercutiría "positivamente" en el interés social de Indra, debido a que atesora un "contrastado conocimiento industrial" en el sector de la defensa. Y remarcó la "clara vocación de permanencia", algo que pone en duda la Comisión de Nombramientos y el propio consejo. Para su nombramiento se necesitaba incrementar hasta 14 el número de sillones tras la incorporación del tercer representante dominical de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi).
El nombramiento fue rechazado por mayoría absoluta anteriormente, pues el proceso arrancó dos meses antes. Fue en marzo, justo un poco después de que el Consejo de Ministros autorizara a la Sepi a adquirir hasta el 28% de Indra y nombrar a un tercer consejero. Sin hacerlo público de manera formal, Sapa envió una carta al consejo en la que trasladaba su interés en contar con un consejero dominical. La Comisión de Nombramientos, presidida por Alberto Terol hasta la junta, emitió un informe desfavorable. Se reclamó información "relevante" a Aperribay, sin que finalmente se aportara. En base a los datos con los que contaba, el consejo votó en contra aquel mes de marzo, sin que trascendiera nada. Y ahora también lo hace en junio.
Una de las claves de este rechazo, que ahora se hace público, radica en la posición accionarial de Sapa. Tanto en estos momentos como en marzo, contaba con un 5% de títulos, comprado a Corporación Financiera Alba en diciembre a una valoración de casi 91 millones de euros. Pero esa cifra no es suficiente para poder contar con un puesto. Según las reglas de proporcionalidad, se necesitaría al menos un 7,7%. De hecho, la Sepi debía alcanzar al menos el 23% para poder contar con el tercer representante, indispensable en la hoja de ruta de la futura Indra y que ratificaría el cambio de posiciones dentro del consejo.
La otra clave hay que encontrarla en la figura financiera que se utilizó en su momento. La operación fue diseñada y ejecutada por Deutsche Bank. Ésta ejecutó un préstamo de valores, a través del cual el holding vasco mantenía los derechos de voto sobre ese paquete accionarial pero reducía su participación directa al 0,54% mientras que el banco alemán vendió el otro 4,45% a otros clientes de la entidad como parte de la transacción. Además se contrató un derivado financiero para protegerse de potenciales caídas. Esta fórmula no convenció al consejo. "Implica que el accionista asuma de manera altamente limitada el riesgo económico vinculado a sus acciones y dificulta apreciar la posibilidad de su permanencia", apunta en el informe.
El consejo entiende que las circunstancias en las que se producía la segunda petición de Sapa en mayo no cambiaban en nada a las de marzo, salvo por que ahora se conoce la identidad del candidato propuesto por el grupo vasco. Por eso decide ratificar la decisión y no entrar ni en el análisis del perfil planteado. Eso sí, como estaba previsto, se incluye el punto en el orden del día. Se votará por tanto en la junta general que tendrá lugar el próximo 23 de junio, pero con el rechazo expreso del máximo órgano de decisión y de sus principales accionistas, con la Sepi a la cabeza.
Entró en diciembre
Sapa estaba llamado a ser un aliado clave en la reconfiguración del consejo y la nueva etapa de la compañía. A mediados de diciembre, su entrada fue interpretada como el espaldarazo que se necesitaba de un socio industrial que, además, ya estaba en el consorcio español junto a Bain Capital para controlar el fabricante vasco de motores y turbinas para el sector de la defensa ITP Aero. También hay que tener en cuenta que el holding de los Aperribay ha sido contratista destacado en los grandes proyectos de Defensa. El último y más importante: el consorcio Tess Defence, formado junto a Indra, Escriban y Santa Barbara, para el suministro de casi 350 vehículos de combate 8x8 con una inversión de casi 1.750 millones de euros.
La cuenta atrás para la junta general de accionistas ya comenzó. El próximo 23 de junio no permitiría formalizar todos los cambios previstos. Como quedaba reflejado en el informe de la Comisión de Nombramientos sobre la ratificación y reelección de consejeros, la Sepi reiteró su compromiso "completo, estable y duradero" con la empresa y solicitó designar un tercer miembro. El consejo aseguró que analizaría dicha solicitud y el modo de atenderla, sin precisar nada más. Debido a que ya ha pasado el tiempo para solicitar un cambio en el orden del día, cabe la posibilidad de convocar una junta extraordinaria para ese nombramiento y la designación de Marc Murtra como presidente con poderes ejecutivos.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios