El bonus de FG le quita presión para cerrar compras en su recta final en BBVA

  • El objetivo estratégico de ganar dinero sin operaciones corporativas y la satisfacción del cliente elevan su peso en la parte variable frente a 2017.
Fotografía de Francisco González, presidente del BBVA
Fotografía de Francisco González, presidente del BBVA

Si el bonus determinase la estrategia de BBVA en el último ejercicio completo de Francisco González al timón, éste alejaría las expectativas de fusiones y se volcaría en ganarse la lealtad del cliente. La consecución de buenos resultados contrato a contrato y sin mediar operaciones corporativas decidirá en un 30% el ‘sueldo variable’ del presidente, por encima del 25% que supuso en 2017 o el 20% del ejercicio previo. A la inversa, el incentivo a buscar un crecimiento cheque de por medio era muy superior en los últimos años.

Se trata del ‘ingrediente’ con mayor capacidad de condicionar su bonus y baja la presión a fusiones después de que el mismo banquero enfriase la expectativa con un contundente “las compras físicas está por ver que creen valor”.  Todo después de que desvelara haber mirado hasta tres veces el Popular en el último año (en diciembre de 2016 y en marzo y junio de 2017). Se lo quedó el Santander por un euro y con expectativas de un retorno de rentabilidad del 13% que González consideró insuficiente para BBVA, pese a que algunos medios han destapado que el grupo que dirige valoró al Popular en 6.000 millones, sin despejar sus condiciones.

Del banquero, que no renovará presidencia porque en 2019 cumple los 75 años fijados por estatus para la jubilación, se esperaba un golpe sorpresa para volver a igualar al Santander en tamaño como en 1999, alentado además por su antiguo discurso de comprador interesado que cristalizó en 'piezas menores'. En 2012 se quedó con Unnim y en 2014 con CatalunyaBanc con sendas inesperadas ofertas y ahora se especulaba con el encaje de Bankia, alejado por González.

Empujar el beneficio a fuerza de crecer en negocio rentable y al margen de sumar piezas al grupo gana igualmente peso e idéntica proporción en el bonus del consejero delegado, Carlos Torres, y pasa a condicionar un 15% la variable del consejero ejecutivo responsable de Economía, Regulación y Relaciones Institucionales, José Manuel González-Páramo frente al 12% previo. Este tipo de retribuciones solo las tiene el grupo con los tres ejecutivos.

El segundo ‘ingrediente’ con influencia creciente en su cobro es la satisfacción al cliente, cuya ponderación sube del 10% al 15% en el pago de la 'cúpula'. Se diluye, en contrapartida y también en cinco puntos, la búsqueda de mayores rentabilidades sobre capital regulatorio (Rorc) que seguirá condicionando un 15% de la compensación de González y el 10% de Torres y González-Páramo. Y pierde igualmente protagonismo la búsqueda de bajar los costes tras haber cerrado la integración y ajustes de CatalunyaBanc, si bien condiciona aún en un 25% el pago al presidente y el 15% al consejero delegado.

Los ejemplos del Santander y Popular

Un ejemplo de que estos indicadores ofrecen ‘pistas’ sobre la hoja de ruta estratégica es que desalojar el tóxico inmobiliario, fijar políticas de buen gobierno y restaurar la reputación condicionaban la mitad del bonus de la cúpula del Popular cuando Emilio Saracho cogió las riendas en detrimento de los factores típicos: ganar dinero o bajar los costes, porque influyen directamente en la rentabilidad y en el dividendo. Eran prioridades porque cualquier futuro pasaba por sanear el balance para recuperar el favor del inversor, aunque los acontecimientos acabaron acercando el banco al precipicio por la sangría de depósitos de clientes.

El Santander fue pionero en España en 'colar' la satisfacción del cliente en la variable de la cúpula bajo la presidencia de Ana Botín. El pasado año incorporó la motivación laboral del personal en plantilla en la dirigida a toda la dirección para alinear su esfuerzo con el empeño en ser un banco “sencillo, personal y justo”.

El derecho de cobro de variable para los ejecutivos de BBVA se genera año a año, pero su devengo tiene lugar con un primer desembolso del 40% al ejercicio siguiente y el restante 60% distribuido en un quinquenio, donde además deben darse ciertas condiciones para su entrega sujetas a objetivos de capital regulatorio, rentabilidad, liquidez y retorno para el accionista. Si no se cubren bajará el cobro y si la entidad atravesase dificultades por la gestión podría, incluso, reclamarse su devolución (clawback). González recibió 5,78 millones en 2017 o un 17,6% más entre sueldo (2,47 millones) y bonus. Torres ingresó 4,89 millones y el banco aportó otros 1,85 millones a la hucha que construye para su pensión.

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