El Consejo de la Unión Europea acordona la fortuna de 125 oligarcas con estrechos lazos a la Administración de Vladímir Putin. Más de un centenar de personas, entre los que se encuentran el propio presidente ruso y su ministro de exteriores, Sergey Lavrov, están acorralados por atentar contra Ucrania o ser piezas fundamentales de los ataques. Aunque no será fácil, la élite vinculada al Kremlin podrá esquivar la prohibición de realizar operaciones en Occidente y reclamar el uso de sus fondos congelados en cualquiera de las jurisdicciones europeas siempre que pueda probar que necesita el dinero para una urgencia.
La 'lista negra' europea podrá evitarse si se cuenta con una excusa que convenza a las autoridades contemplada en el Tratado de Funcionamiento de la Unión. Los oligarcas que quieran acceder a su dinero tendrán que pedir autorización a la institución competente del Estado miembro donde tengan su dinero. De no hacerlo en plazo, no podrán pedirlo a pesar de que la situación en Rusia empeore y sus fortunas se desinflen a medida que empiece a palparse el impacto de las sanciones externas.
La liberación de fondos o recursos económicos congelados se podría producir para saldar desembolsos inexcusables, como la ejecución de embargos acordados con anterioridad a la fecha en que las personas fueron incluidas en esta lista. También se permitirá para liquidar un contrato firmado antes de ser acorralado y que sea con un tercero no sancionado. La cobertura de necesidades básicas como el pago de alimentos, alquileres o hipotecas, tratamientos médicos, impuestos o primas de seguros son otras fórmulas para eludir la prohibición. Igualmente se incluye el pago de honorarios por asistencia letrada, así como para cumplir con los gastos ocasionados por la custodia o mantenimiento de la fortuna inmovilizada.
La última lista disponible, con fecha del 28 de febrero, incluye a 27 empresarios que se unen a los 98 oligarcas que en su mayoría son miembros del Consejo de Seguridad Nacional ruso o incluso altos mandos militares bielorrusos por ser cómplices por dar paso al inicio de la guerra armada desde su territorio. La 'blacklist' con los rusos más ricos añade a Sergei Roldugin, Petr Aven, Alisher Usmanov, Igor Sechin, Nikolay Tokarev o Alexey Avdeev, la mayoría relacionados con industrias tan importantes como la metalurgia o la energía. También se encuentra entre el círculo más cercano de Putin Mijaíl Fridman, muy conocido en España por ser el accionista mayoritario de los supermercados Dia.
Fuentes financieras consultadas por La Información aseguran que la exposición en España es muy limitada. La banca doméstica cuenta con una exposición de 812 millones de dólares (unos 720 millones de euros) al sector bancario ruso, según datos del Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés). La mayoría se trataría de préstamos inmobiliarios a ciudadanos rusos que han adquirido inmuebles en la costa española y no a grandes fortunas con conexiones al Kremlin.
En paralelo al registro de personas con vínculos estrechos a Putin, la Comisión Europea ha prohibido todas las transacciones del Banco Central de Rusia (BCR) y ha congelado sus activos para evitar que financie la guerra de Putin. El Banco de España no se verá afectado por esta medida porque no tiene apenas relación, mientras que a nivel del Eurosistema tampoco habrá problemas a excepción de países como Alemania o Austria pero para operaciones muy concretas relacionadas con el cambio de divisas, según explican fuentes conocedoras. En cualquier caso, dado que se ha cerrado el espacio aéreo hacia Moscú y sus inmediaciones, la necesidad de conseguir rublos, que está en caída libre e impregnado de una alta volatilidad, es prácticamente inexistente. El BCR ha subido los tipos del 9,5% al 20% para intentar contener este movimiento.
Los castigos contra Rusia y el intento por asfixiar su economía van en aumento. EEUU y la UE se sitúan al frente en la imposición de bloqueos al gigante invasor por atacar a Ucrania, si bien son más los países que han decidido imponer medidas para aislar al país del este de Europa, como Reino Unido, Japón, Canadá, Corea del Sur, Australia y hasta Suiza. El objetivo es evitar que Putin y su círculo más íntimo recauden fondos en el extranjero para financiar la guerra. Una de las mayores condenas se aplicará mediante el sistema de pagos internacional (SWIFT), tras acordarse sacar parte de los bancos rusos para garantizar su desconexión del sistema financiero internacional perjudicando su operativa a nivel mundial.
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