Startups de éxito

Los jóvenes emprendedores españoles que han puesto la pica en Silicon Valley

Chartboost y Returnly, creadas por jóvenes emprendedores, se han vendido en los dos últimos meses por 550 millones de dólares. Flywire, nacida entre Valencia y Boston, se estrenará ahora en el Nasdaq.

Equipo fundador de Returnly, con su CEO en el centro.
Equipo fundador de Returnly, con su CEO en el centro.
L.I.

Eran jóvenes emigrados a Estados Unidos en plena crisis financiera de 2008. Unos acudieron a explorar posibilidades tras varias iniciativas emprendedoras. Otro estudiaba en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Más de una década después, todos ellos han culminado un viaje. En lo que va de 2021, las compañías Returnly y Chartboost, startups creadas por estos españoles, han sido vendidas por un valor conjunto de más de 550 millones de dólares. Flywire acaba de presentar el folleto para estrenarse en el Nasdaq estadounidense con una valoración de unos 3.000 millones. Los emprendedores locales dan un golpe encima de la mesa en una de las ‘mecas’ del emprendimiento global.

Los últimos en dar ese puñetazo sobre la mesa han sido Pepe Agell y María Alegre. En el año 2008, siendo ya pareja y recién salidos de la universidad, se lanzaron a Silicon Valley. Sin trabajo, sin visado y sólo para tratar de aprender. Ambos trabajaron en varias compañías hasta que en 2011 Alegre y Sean Fannan, que trabajaba con ella en el desarrollador de videojuegos Tapoulus -posteriormente adquirida por Disney y creadora de uno de los primeros juegos de la AppStore de Apple-, deciden poner los primeros pilares de Chartboost. La tesis: había que mejorar la gestión y la experiencia de usuario de la publicidad en las aplicaciones móviles de videojuegos. Unos meses después se sumó Agell.

Con una primera ronda, ni dos años después de arrancar lograron captar la atención de uno de los ‘popes’ de la inversión de startups a nivel global y artífice de los mayores gigantes tecnológicos: Sequoia Capital. La propuesta de la startup era convertirse en una plataforma de publicidad similar a Google pero especializada en videojuegos móviles, tratando de que los anuncios fueran menos intrusivos y hubiera una mayor transparencia sobre los números y el rendimiento de las campañas. Montaron equipos allí, en Ámsterdam y en Barcelona. Esta última oficina estaba destinada principalmente a desarrollo tecnológico.

Sin haber hecho una ronda desde 2013, Agell y Alegre -ambos ya sin estar en el día a día de la gestión tras la incorporación de un CEO externo varios meses atrás- acaban de estampar su firma en el acuerdo de compraventa de su compañía. Chartboost ha sido adquirida por Zynga, uno de los actores históricos de los videojuegos móviles y valorado en más de 11.000 millones de dólares en bolsa. ¿Por qué vender una década después de arrancar? Agell explica a La Información que había factores internos y externos. Entre los primeros estaba el crecimiento del negocio en los últimos tres años después de una mejora importante de la tecnología detrás de su plataforma, que ha permitido optimizar todos los procesos de compra de espacios publicitarios programáticos. Entre los segundos, la necesidad de consolidación del sector frente al dominio del duopolio publicitario de Google y Facebook.

En el proceso de venta, Zynga no ha sido el único potencial comprador que ha presentado sus credenciales para sacar la chequera. La compañía estadounidense, autora de grandes éxitos de juegos sociales como FarmVille, ha pagado 250 millones de dólares en efectivo. El reparto accionarial exacto de la startup se desconoce, pero los emprendedores cuentan con una participación mayoritaria después de haber levantado apenas 20 millones de dólares durante esta década de vida. Ahora, el equipo se integrará en la estructura de su nuevo dueño, aunque éste tiene una “vocación de dejarnos bastante en paz”.

Primer estreno en el Nasdaq

Tres años antes de que Chartboost viera la luz, Iker Marcaide, joven ingeniero valenciano, iniciaba su andadura en el prestigioso MIT en Estados Unidos. Era 2008, en pleno estallido de la crisis financiera. La transferencia para el pago de la matrícula fue un quebradero de cabeza. Ese fue el ‘clic’ para iniciar Peertransfer, una plataforma para ejecutar los pagos de los estudiantes en las universidades. Nació a caballo entre Boston (EEUU) y Valencia, donde contaba con toda la oficina de desarrollo. Trece años después, bajo el nombre Flywire y siendo un unicornio tecnológico, acaba de enseñar esta misma semana sus números en un folleto con el que busca convertirse en la primera startup con ‘ADN español’ que logra salir al Nasdaq estadounidense.

Aún no hay datos de valoración, pues no se ha fijado ni la oferta de acciones nuevas, ni los precios. Se esperaba alcanzar los 3.000 millones de dólares. En estos trece años -los últimos han sido sin Marcaide como consejero delegado, tras su salida- su crecimiento ha sido significativo. Según ese folleto, en el año 2020 cerraron con 132 millones de dólares de ingresos (un 40% más) y unas pérdidas de 11 millones (casi la mitad que un año antes). Ha contado con respaldo inversor estadounidense, pero también español. Algunos fondos, como JME Ventures, salieron de la compañía recientemente. Otros, como Kibo Ventures y ‘business angels’, se mantienen aunque con porcentajes inferiores al 5%. Será uno de los grandes ‘exits’ de compañías con sangre española.

Returnly y la 'Paypal mafia'

Eduardo Vilar había creado varias compañías antes de hacer las maletas. Licenciado en Administración de Empresas y nacido en Madrid participó en la creación del portal de noticias de tecnología TicBeat, adquirido por Axel Springer años después. En 2011, con su pareja embarazada y sin apenas contactos, aterrizó en Silicon Valley. Después de una primera experiencia, optó por tratar de resolver un problema endémico del comercio electrónico: las devoluciones. Era la semilla de Returnly, una herramienta que permitía a un comprador adquirir un nuevo producto (o el mismo) utilizando el crédito de la compra anterior en el mismo momento de la transacción, lo que reduce la cifra final de devoluciones.

Casi cinco años después logró el respaldo de varios inversores clave. Entre ellos estaba el gigante de la inversión Index Ventures; Javier Oliván, español y persona de confianza de Mark Zuckerberg en la cúpula directiva de Facebook; Laura González-Estefani, primera empleada de la red social en España e inversora de capital riesgo, y Mundiventures, fondo de Javier Santiso, exdirectivo de Telefónica. Levantó 5 millones de dólares para impulsar su plataforma. Pese a que la sede de la compañía estaba radicada en California, Vilar abrió oficina en Madrid, con un equipo de varias decenas de empleados, entre ellos ingenieros para pulir la tecnología detrás de su servicio. Después llegaron dos inversiones más, con las que aterrizó una persona clave: Max Levchin, cofundador del gigante de los pagos PayPal.

Una década después de aquel arriesgado viaje a Silicon Valley, Vilar y su equipo firmaron hace varias semanas el acuerdo para 'entregar' su compañía a la fintech cotizada estadounidense Affirm, precisamente fundada por Levchin -conocido como ‘El Padrino’ en la llamada ‘PayPal Mafia’-. El precio: 280 millones de euros. Se pagará con dinero en efectivo y acciones. “Comenzamos para arreglar algo que estaba roto en el mundo de las ventas online; es el mejor momento para unir fuerzas”, apuntó Vilar. Hoy la compañía tiene a 1.800 vendedores utilizando su plataforma.

Tanto la venta de Returnly como el resto de transacciones se da en un año histórico para la inversión en startups españolas, con la explosión de múltiples ‘megarrondas’ de más de 100 millones (Jobandtalent, Glovo, Wallapop…), pero en el que aún se aguarda para contemplar aún grandes ventas. Pepe Agell, de Chartboost, lidera una iniciativa para ayudar a los emprendedores españoles que buscan emprender y acceder a fondos en Silicon Valley. Iker Marcaide está centrado desde hace años en crear proyectos de impacto social con Zubi Labs. Lo afrontan siendo aquellos españoles que acabaron ‘conquistando’ la meca del emprendimiento.

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