Las grandes operadoras de telecomunicaciones se han convertido en un servicio esencial por sus redes. Y a los gigantes tecnológicos les ha sucedido lo mismo, por sus servicios en mitad de un confinamiento. La nube y las herramientas para el teletrabajo, los contenidos, el comercio electrónico... Sus productos se han convertido en claves en esta dura crisis por el coronavirus. En este contexto, todas han exhibido sus números del primer trimestre de este año y la conclusión es clara: siguen salvándose de la quema, aunque con ciertas dudas sobre cómo será el futuro a corto plazo.
Si hay un caso paradigmático es el de Amazon. La multinacional del comercio electrónico ha ganado enteros en este confinamiento, mientras cientos de miles de pequeñas tiendas físicas en todo el mundo tenían que cerrar sus puertas. La demanda de sus productos -por clientes ya existentes y por otros muchos nuevos- no ha dejado de crecer, lo que le ha obligado a contratar casi 200.000 trabajadores temporales en todo el mundo para reforzar sus mermadas plantillas tras el pico navideño. En España ese crecimiento ha puesto en alerta a sus trabajadores, pues podría implicar una menor seguridad en los almacenes. Ahora, sus primeros números de este año 2020 confirman lo esperado.
El resumen: muchas más ventas (un 26% más en ingresos), con todas las divisiones en alza, y menos beneficios por los mayores gastos relacionados con la gestión del coronavirus, como la compra de tests para empleados o la infraestructura para controlar la salud de los empleados (tras la fuerte presión recibida por su gestión en este ámbito). Y ese guión se va a repetir. Regresa así el perfil que mantuvo Jeff Bezos durante años: más inversión, sacrificando beneficios, para ganar mucha más cuota de mercado. "“Amazon construyó su posición dominante al gastar todo su efectivo para crecer antes de convertirse en la máquina de beneficios que es hoy. Está haciendo lo mismo durante este período de cierre y probablemente saldrá ganador nuevamente ”, explicaba a Reuters el analista de mercados de Investing, Kim Khan.
Si había una compañía entre los cinco grandes en la que estaban los focos por los efectos negativos de la pandemia era Apple. Y lo estaban porque sus ventas de teléfonos móviles, tabletas y ordenadores se han visto afectados por las restricciones y por los problemas de suministros de los últimos meses. Por muy poco mantiene una subida en ventas (1%), aunque los beneficios cayeron ligeramente (2,6%). Todas las cifras superaron las expectativas, pero el negocio del iPhone cayó casi un 7%. Los servicios (y los dispositivos complementarios como el Apple Watch o los Airpods) han ejercido más que nunca de colchón.
Microsoft ha llegado a esta crisis en una nueva 'edad de oro'. Tras el giro hacia una empresa de negocio en la nube y de servicios, el fabricante del sistema operativo Windows elevó un 15% los ingresos. Todas sus divisiones mantuvieron 'números verdes', con la nube como el gran beneficiado de esta crisis. La demostración de fuerza fue evidente. Y, como ha hecho Amazon, trata de invertir de cara al futuro. La compañía ha ofrecido pruebas gratuitas de su servicio de videoconferencias Teams durante este confinamiento. Y no dio plazos para empezar a cobrar. "Estamos construyendo las relaciones, agregando nuevos clientes y también más uso en clientes ya existentes", apuntó el consejero delegado, Satya Nadella. Quieren ganar cuota para cuando la tormenta pase haber creado una base sólida de usuarios de su 'software' en una etapa que conllevará más teletrabajo.
Google y Facebook pelean, salvando las distancias, por un mismo pastel: el publicitario. Y durante el primer trimestre ha habido impacto en el mercado, no sólo en la cantidad de anuncios sino también en el precio que se cobraba por ellos. Pero ambas han mantenido crecimientos de doble dígito, aunque, como el resto, han anunciado más gastos operativos e inversiones para prepararse ante unos trimestres en los que sus servicios seguirán siendo importantes.
Dudas del futuro
Los inversores han respaldado precisamente esta visión optimista de que las grandes tecnológicas serán las más beneficiadas y de que están más preparadas que otras para sobrevivir sin grandes daños. Después del crash bursátil del pasado mes de marzo, el índice estadounidense Nasdaq, en el que están enmarcadas una buena parte de las compañías de este sector, ha recuperado terreno de manera importante. Desde el suelo que se tocó el 23 de marzo, ha llegado a subir hasta un 50%. Se encuentra muy cerca del techo que tocó justo antes de que esta crisis estallara, en el mes de febrero, pese a las caídas de este viernes.
Pero en medio de ese optimismo generalizado, las compañías han querido poner algunos interrogantes sobre el futuro a corto plazo. Los números presentados sólo reflejan un impacto muy reducido del coronavirus. Serán el segundo y tercer trimestre del año donde la reválida sea mayor. Y todos los primeros ejecutivos de las empresas han querido resaltar esa incertidumbre. Apple ha retirado voluntariamente, por primera vez en diez años, su previsión de ingresos para el periodo entre abril y junio. Amazon ha alertado de posibles pérdidas por el incremento de los gastos, mientras que Microsoft advierte de los efectos en sus ventas de 'software' y productos de la nube, además de su red social LinkedIn, causados por la caída de los pequeños negocios.
"En última instancia, Microsoft no es inmune a lo que está sucediendo en todo el mundo en términos de crecimiento del PIB", aseguró Nadella ante los analistas. Tampoco lo es Google. "A partir de ahora, anticipamos que el segundo trimestre será difícil para nuestro negocio de publicidad", apuntó esta semana Ruth Porat, directora financiera de la compañía, quien insistía en que había más búsqueda de usuarios en el buscador, pero menos temas comerciales y con un recorte de la inversión de los anunciantes.
Con un consumo en caída a nivel global, pero una mayor dependencia de los servicios de internet, la realidad es que las compañías saldrán más fortalecidas, aunque no se traduzca a corto plazo en ingresos y números que convenzan a los inversores. Su poder será aún más grande. En un análisis en el medio Politico, se dejaba caer una idea: "Google, Facebook o Amazon son las 'utilities' públicas del siglo XXI y tiene sentido que sean reguladas en la misma manera que las firmas de electricidad o agua". Al igual que las telecos, estos gigantes se han consolidado como compañías imprescindibles tras esta crisis.
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