La hemos conocido desde pequeña como la hija más espontánea, divertida y alocada de Isabel Preysler, pero con el paso del tiempo ha madurado y, aunque nunca va a perder la frescura que le caracteriza, ha emprendido su propio camino como empresaria y diseñadora. Hablamos de Tamara Falcó -de plena actualidad por su incipiente noviazgo-, que hace algo más de un año lanzó su propia marca de ropa para mujeres, TFP by Tamara Falcó, la cual, a pesar de ser totalmente nueva, se mantiene alejada de las pérdidas.
El concepto de firma de moda de Tamara es totalmente opuesta al fenómeno 'low cost' actual. Sus precios, sin llegar a las cuatro cifras de la mayoría de firmas de lujo, se sitúan en una media de 350 euros por prenda, ya que están realizados con materiales de calidad de forma artesanal y el stock es reducido. Son colecciones pequeñas que no se reponen constantemente y se hace solo una por temporada, ya que la firma está dando sus primeros pasos y está testando el comportamiento del mercado. Aún así, no va por mal camino teniendo en cuenta que es una compañía de nuevo cuño.
La encargada de ponerla en marcha íntegramente ha sido Tamara, que ha invertido su propio dinero para ello, aunque ha aclarado que también ha tenido alguna ayuda de su hermano Enrique. La hija del Marqués de Griñón gestiona su marca de moda bajo la sociedad Gypset Living, de la que es administradora única. Fue constituida con un capital social de 3.006 euros y está domiciliada, precisamente, en casa de su madre, en la famosa 'Villa Meona' -por la cantidad de baños que tiene- que compartían Isabel Preysler y Miguel Boyer y donde ahora vive con Mario Vargas Llosa, que está ubicada en la urbanización Puerta de Hierro.
La compañía todavía no ha depositado las cuentas de 2018 ante el Registro Mercantil, pero sí las de 2017, año en que la marca TFP comenzó su andadura. Y aunque los números son bastante discretos, la buena noticia para Tamara es que ha logrado salvar ese primer ejercicio sin pérdidas. Gypset consiguió arañar un beneficio de 2.508 euros en 2017, con unas ventas de 34.000 euros.
Pero la mejor noticia para la empresa es su activo, que hasta hace un año era de 144.000 euros. Una cantidad nada despreciable teniendo en cuenta la filosofía de esta marca, que aboga por pocas colecciones y muy pocas prendas, lo que reduce mucho la posibilidad de facturación. En 2018 fue la presentación oficial de TFP, con Isabel Preysler luciendo sus vestidos en sus vacaciones veraniegas, por lo que es más que probable que los números del pasado año sean mejores.
Tamara controla todo el negocio
Tamara está totalmente volcada en su faceta como empresaria y ella sola asume las riendas del negocio. La 'socialité' se encarga de todos los detalles, desde el diseño de las prendas hasta la elección de las telas, que compra en los mejores mercados, como París. La única tarea que delega es la de la propia confección, para lo que trabaja con un taller en Madrid.
La hija del Marqués de Griñón busca que sus prendas perduren en el tiempo por su calidad, su comodidad y su funcionalidad. Por ejemplo, la colección del pasado verano estaba formada por vestidos que forman parte del fondo de armario para la temporada estival. Blancos o en estampado de flores, ligeros y con caída, son perfectos tanto para tomar algo en el 'beach club' como para un evento por la noche con unas sandalias de tacón.
Para este invierno, Tamara se ha propuesto vestir a las mujeres para ir al trabajo, de modo que la colección está compuesta de prendas básicas perfectas para ir a la oficina. De hecho, la colección se llama 'Back to basics' -'Vuelta a los básicos'-. Jerseys de cuello vuelto, blazers, la perfecta camisa blanca -que ahora mismo está agotada-, pantalones de pinzas y hasta una brigo de espiga de corte masculino.
Los precios se sitúan en una media de 300/400 euros, siendo la prenda más cara el abrigo de alpaca de 875 euros y la más barata la camiseta con la frase del título del libro de Vargas Llosa 'Travesuras de la niña mala', que cuesta 44 euros. Unos precios que se sustentan en la calidad de las prendas, ya que, por ejemplo, la alpaca es uno de los materiales dominantes de la colección. Se trata de un tejido procedente de la lana del animal del mismo nombre que reside en los Andes que se caracteriza por su suavidad y por abrigar mucho. Igualmente, tiene un vestido de seda 100% natural.
Así, la joven va poco a poco forjando su empresa con una marca que entre la jet set ya causa sensación. Además, tiene en su fundadora la mejor embajadora posible. Por ejemplo, en la pasada gala de los Goya, Tamara aprovechó su primera aparición en la alfombra roja para lucir un vestido confeccionado expresamente para esa noche en sus talleres. Un diseño que le convirtió en una de las más elegantes de la velada y que sirvió de anticipo de lo que podría llegar a TFP: vestidos de fiesta.
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