Bartolomé Lora, vicepresidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), sigue siendo, once meses después, el máximo representante del 'holding' público. En octubre de 2019 el hasta entonces presidente, Vicente Fernández, dimitió como consecuencia de su imputación en el caso de la mina de Aznalcóllar que se investiga en Audiencia de Sevilla y, desde entonces, no ha habido relevo. Fuentes conocedoras de los movimientos de la casa lo tienen claro, el organismo estaría esperando el archivo de la causa para reponer en su cargo a Fernández, uno de los hombres clave de María Jesús Montero, ministra de Hacienda.
El antiguo presidente de la SEPI pidió el archivo de la causa el pasado mes de marzo al considerar su defensa que las pruebas practicadas y el informe de la UCO descartaban los delitos de cohecho o tráfico de influencias por los que estaba siendo investigado. La magistrada que llevó a cabo la instrucción del caso -archivado en dos ocasiones y reabierto el pasado octubre- rechazó este verano la práctica de nuevas pruebas que pedían los denunciantes. La Fiscalía también pidió entonces el archivo.
Con las expectativas de que este movimiento se produzca más pronto que tarde, la SEPI ha sabido guardarle el puesto a Vicente Fernández. Desde su salida, Bartolomé Lora ha llevado las riendas del 'holding' de forma interina, adquiriendo funciones cruciales como la de capitanear el fondo de 10.000 millones de euros que el Gobierno aprobó para ayudar a empresas estratégicas en problemas como consecuencia de la Covid-19. Más allá de esto, como presidente de la SEPI, también será el encargado de representar la participación pública en las empresas en las que se tome parte del capital.
Las históricas compañías cuyo capital estatal se vertebra a través de este organismo reconocen el valor de Lora al frente del mismo, un hombre que, tras treinta años en el 'holding' ha sabido ganarse el favor de unos y otros. En cambio, entre estas empresas existe la sensación de que es necesario que la SEPI tenga una persona al frente con peso político dentro del Ministerio de Hacienda, algo que Lora no puede garantizar.
Desde la salida de Fernández, viven en una situación de 'parálisis' más propia del periodo electoral que de momentos actuales en los que se van a afrontar los mayores retos. Algunas de estas empresas estarían además analizando planes de ajuste en el corto y medio plazo que deben pasar por manos de Hacienda para ser aprobados. Fuentes conocedoras señalan que, en estos momentos, es muy difícil que Hacienda lo apruebe si no hay alguien de peso de la SEPI que pueda 'tirar del carro' en el ministerio.
El presidente del 'holding' tiene como fin principal de su cargo rentabilizar las participaciones del Estado en las diferentes empresas y orientar sus actuaciones en defensa del interés público, por lo que, de ser necesarios estos planes en las compañías de acuerdo con sus administradores, su papel frente al Ministerio de Hacienda sería determinante. Además, el recién creado fondo milmillonario para empresas estratégicas dará a la persona que ocupe el cargo un poder extra en compañías como Duro Felguera. Un puesto que, apuntan, debería estar en manos de afines.
Vicente Fernández y la mina de Aznalcóllar
Antes de llegar a la presidencia de la SEPI, Vicente Fernández había sido consejero de Innovación, Industria y Turismo de la Junta de Andalucía, donde se ganó la confianza de Montero. Por este cargo, fue citado como investigado en el caso de la mina de Aznalcóllar amte un posible delito de cohecho o tráfico de influencias. Ahora se estaría esperando el archivo de la causa para reponerle en el cargo.
La propia María Jesús Montero defendió a Fernández tras conocerse su decisión de dimitir por la imputación: "Hay que dejar que la justicia actúe, pero debo recordar que ha sido un caso que en dos ocasiones se ha archivado y que forma parte de las tareas desarrolladas por esta persona durante su etapa anterior. No tiene nada que ver con el desarrollo de su actividad actual", señaló en rueda de prensa. Será ella misma la que deba volver a nombrarle.
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