El rechazo interno 'obliga' a Garamendi a replantearse el papel de Báñez en CEOE​

  • El presidente de la patronal se debate entre meter a la exministra en nómina o tenerla como asesora externa tras el revuelo por su fichaje.
Fotografía de Fátima Báñez y Antonio Garamendi / EFE
Fotografía de Fátima Báñez y Antonio Garamendi / EFE

El que iba a ser el fichaje estrella de Antonio Garamendi para la nueva CEOE que ya ha empezado a perfilar, la exministra de Empleo (hoy Trabajo) del Gobierno de Mariano Rajoy, Fátima Báñez, se ha convertido en uno de los mayores quebraderos de cabeza que ha tenido que afrontar desde que en noviembre de 2018 fuera elegido por aclamación presidente de la principal organización empresarial del país. Desde que el pasado mes de abril La Información avanzara los contactos entre la nueva dirección de CEOE y la política onubense para incorporarla al renovado cuadro directivo, la contestación interna a este movimiento ha ido 'in crescendo', hasta el punto de que el entorno del presidente ya ha comenzado a barajar otros posibles escenarios de relación para hacer más 'digerible' el aterrizaje de Báñez, según han asegurado a este diario fuentes de la patronal.

Fuentes de la cúpula de CEOE conocedoras del proceso señalan que la intención inicial de Garamendi era incorporar a Báñez de forma directa a la estructura directiva de CEOE con despacho en la planta octava de Diego de León, al lado del presidente, 'mando en plaza' y una asignación salarial en la escala más alta de los 'funcionarios' de la organización, que dos de las fuentes consultadas sitúan en el entorno de los 200.000 euros anuales. El mero rumor de que la exministra podría entrar con esas condiciones en la organización ha desencadenado una ola de críticas tanto entre el personal de estructura de la sede central como entre las organizaciones empresariales, algunas de las cuales ya habían aireado su descontento -sin llegar a manifestarlo por los cauces oficiales en los órganos directivos de la confederación, como confirman tanto fuentes oficiales de CEOE como responsables de organizaciones sectoriales- por la evolución de la cuenta de gastos de personal en el proyecto de Presupuestos de la patronal para el año 2019.

La indignación preventiva a cuenta de las posibles condiciones salariales que se le pudieran garantizar a la exministra se ha unido a la incomprensión que el potencial fichaje causó desde un primer momento en un amplio sector de la organización, incluso entre los más 'cercanos' a Garamendi. Por hacer un resumen de las opiniones recabadas por este medio, no se entendía ni el valor añadido que Fátima Báñez podía aportar a la CEOE, ni la oportunidad táctica de fichar a la impulsora de la polémica reforma laboral de 2012, cuando lo que le va a tocar a la patronal es muy posiblemente controlar su voladura con un próximo Gobierno de Pedro Sánchez; ni el acierto estratégico de aglutinar semejante número de ex altos cargos de los gobiernos del PP - ahí están el nuevo presidente del Instituto de Estudios Económicos y enlace de Garamendi con la gran empresa, Íñigo Fernández de Mesa, o el nuevo analista de cabecera de la organización, Gregorio Izquierdo- en un contexto de gobiernos socialistas y cambio de guardia en la dirección 'popular'.

"No sé cómo vamos a poder sostener el discurso de la independencia de CEOE respecto al poder político con esta política de personal", asegura un veterano dirigente de la organización. "Creo que ya hay bastantes expolíticos del PP en la organización", desliza otro directivo empresarial. El malestar ante el posible desembarco de Báñez es, por tanto, evidente.

Otras fuentes, con mando en plaza en la CEOE, tienen serias dudas sobre la idoneidad del fichaje de la creadora de la actual reforma laboral. "¿Qué se le va a pagar, su agenda? ¿Qué agenda tiene Báñez a día de hoy que nos pueda interesar? Con un Gobierno que quiere desmontar la reforma laboral de 2012, ¿por qué colocar a su creadora?". Efectivamente, la exministra ha dejado de 'contar' en el nuevo PP de Pablo Casado y ahora mismo ejerce como una militante más. 

Miembros de la Junta Directiva de CEOE contactados por La Información recuerdan también que durante el mandato de Báñez en el Gobierno de Rajoy se abrieron los gravosos expedientes sancionadores a cuenta de la gestión de la formación en determinadas organizaciones empresariales que han llevado al límite las finanzas de la organización y que la han forzado a realizar piruetas contables para no entrar en quiebra técnica.

Y un último problema, que citan en la CEOE: la necesidad de tener que pedir permiso a la Oficina de Incompatibilidades del Ministerio de Política Territorial y Función Pública. Como ex alto cargo, y en los dos años siguientes a dejar el puesto, debe solicitar esta autorización. En la patronal no quieren más revuelos y recuerdan, por ejemplo, la polémica que suscitó el fichaje de Sáenz de Santamaría por Cuatrecasas o de Rafael Catalá por Herbert Smith.

A la búsqueda de alternativas

El clima raro creado en torno al 'fichaje estrella' de Garamendi ha hecho que desde la presidencia de CEOE se empiece a barajar la opción de un plan B. Según las fuentes consultadas, éste pasaría por que Báñez no se incorporara a la estructura directiva de la organización como personal en nómina sino con una vinculación mercantil, en calidad de asesora externa. Lógicamente, esto acarrearía una retribución menos generosa y tal vez generaría menor rechazo entre los cuadros de la organización.

Por lo pronto, todo apunta a que la organización empresarial pospondrá el debate del asunto en la Junta Directiva, que antes del verano muchos esperaban para la reunión de este mes de septiembre. Fuentes internas aseguran que, en este momento, en el orden del día no se encuentra incluido abordar la incorporación de Báñez. Los canales oficiales de la organización, por su parte, continúan guardando silencio respecto a un movimiento que se da por hecho tanto dentro como fuera de CEOE, igual en círculos empresariales que en el ámbito político.

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