Consecuencias de la moción de censura fracasada

Casado rompe relaciones con Arrimadas después del tsunami en Murcia y Madrid

El PP corta todas las vías de comunicación con Ciudadanos tras la "ofensiva" de la dirección naranja. "¿Quién les ha engañado?", se preguntan en Génova. El apoyo a Ayuso tras el 4-M queda en el aire con Bal.

Casado Arrimadas
Casado rompe relaciones con Arrimadas después del tsunami en Murcia y Madrid
EFE

Pablo Casado ha roto las relaciones con Inés Arrimadas. Tras el tsunami político con epicentro en la moción de censura fracasada en Murcia, la dirección nacional del PP ha dinamitado los puentes que existían con la cúpula de Ciudadanos y que llevaban funcionando a lo largo de los últimos años. La "ofensiva naranja", palabra empleada por las altas instancias de Génova, a nivel nacional ha provocado este divorcio que, según indican, "no tiene solución". Se aleja, por tanto, la posibilidad de establecer nuevas alianzas entre dos formaciones que iniciaron un acercamiento a principios de año y se complica, también, la posibilidad de un apoyo, siempre y cuando lograra representación el 4-M, de Edmundo Bal, nuevo candidato del partido liberal en la Comunidad de Madrid, a Isabel Díaz Ayuso si necesitara sumar a sus exsocios para gobernar.

El tablero en el centro-derecha ha dado un vuelco radical tras la entente que Cs tejió con el PSOE en Murcia para intentar derribar varios gobiernos del PP. A Teodoro García Egea, muñidor de la contraofensiva, le falta amarrar la moción de censura en el ayuntamiento de la ciudad del Segura. Además, Casado ha dado la orden de romper todas las vías de comunicación que engrasaban una relación de dos partidos que parecían condenados a entenderse y que lo han hecho en varias comunidades autónomas. El último gran acuerdo, por ejemplo, fue concurrir juntos en las elecciones del País Vasco y se estaba explorando la posibilidad de establecer nuevas relaciones a nivel nacional.

Los puentes que han saltado por los aires son el de el propio Casado y Arrimadas. Ambos líderes, según fuentes de uno y otro partido, mantenían una relación "correcta" y "engrasada". Hablaban a menudo y no dudaron hacer campaña juntos. Esa relación PP-Cs se sustanciaba también en la conexión que mantenían García Egea con el secretario general del grupo de Ciudadanos, José María Espejo y Carlos Cuadrado, los dos exvicesecretarios de Arrimadas que dimitieron esta semana. Cuca Gamarra y Edmundo Bal, los portavoces parlamentarios, también negociaban en el Congreso. Ahora todo esto es pasado y tres de los cuatro dirigentes naranjas ya no continúan en sus puestos. 

Casado ha dado la orden de romper con todas las vías de comunicación con un partido con el que hasta hace unos días parecía condenado a entenderse

En el PP no ha gustado la maniobra "oscura" de Cs en Murcia, algo que iba a tener sus réplicas en Castilla y León y Madrid, según sospechaban en Génova y confirmaron a lo largo de estos días. "Hemos perdido la confianza en ellos", indican la fuentes consultadas. "Que llamen a la puerta de Sánchez ahora", lamenta otro dirigente. "Arrimadas llamó a Casado tres horas después de conocerse a la prensa la moción en Murcia", critican. Como se contó en estas páginas, Génova lo sabía de la noche de antes gracias a que dos diputados díscolos de Cs se lo filtraron. La tensión era evidente a lo largo de esta semana en el propio Congreso entre parlamentarios que hasta hace apenas dos semanas pensaban en su fuero interno que estaban condenados a entenderse de cara a las próximas elecciones generales.

Casado y García Egea va a continuar adelante con la OPA a Cs. Lo proclamó el propio secretario general, abriendo las puertas a cargos díscolos del ya hoy partido rival. Una operación, aseguran, que "continuará" a lo largo de los próximos días y que, según vaticinan, podría ser más clara tras el 4-M.

Las elecciones en Madrid marcarán, en efecto, un punto de inflexión para todos los partidos pero especialmente para PP y Cs. La campaña del 4-M se jugará en clave nacional y el resultado será decisivo para la configuración de las alianzas para lo que queda de legislatura. La primera incógnita a despejar, y aún es pronto para ello, será conocer si Bal logra representación en la cámara autonómica. Tiene que superar el 5% de los votos. De conseguirlo esos escaños naranjas podrían ser decisivos para configurar el futuro gobierno, ya sea de Ayuso o si la izquierda da "el golpe" en seis semanas.

Una de las claves a seguir en las elecciones del 4-M será el papel que jueguen las direcciones nacionales tanto de PP como de Cs. Está por ver si Casado y García Egea se implican o Ayuso -y su 'spin doctor' Miguel Ángel Rodríguez- deciden plantear una campaña al 'estilo Feijóo'. Es decir, impulsando la figura del candidato y dejando a un lado, al menos parcialmente, el papel de la cúpula de Génova. Lo mismo ocurrirá con Arrimadas y Bal. 

El PP ha amarrado el Gobierno de Murcia y ahora tendrá que pasar el segundo examen en Castilla y León. Será este lunes. En la tierra de García Egea, los populares han consolidado su mayoría gracias a cuatro exdiputados de Cs y tres  ex de Vox que, en principio, garantizan a Fernando López Miras completar la legislatura. En este momento, el presidente autonómico está "buscando fórmulas" para implicar en su gobierno a estos diputados que hicieron fracasar el movimiento de PSOE y Cs.

En las Cortes castellanoleonesas la estabilidad del Gobierno dependen de la conexión que mantienen el presidente Alfonso Fernández Mañueco, cuya relación con la cúpula nacional del PP es distante, con Francisco Igea, que es uno de los barones críticos con Arrimadas. El PSOE necesita que cuatro diputados voten a favor de derribar el gobierno pero en el PP aseguran tener amarrado que la moción no triunfará. Sería el segundo hito, tras Murcia, en el objetivo del casadismo de reunificar el centro-derecha.

Mostrar comentarios