El vaivén de las urnas rompe el álbum de sonrisas irónicas del president Mas

    • La primera instantánea es de hace un año. Ese día un envalentonado Artur Mas se sentaba para poner su firma en el decreto con el que comenzó todo.
    • Para tener una mayoría absoluta, Junts Pel Sí parece que necesitará los escaños de la CUP, formación de la que lo único que se tiene claro es que no apoyarán al hoy president.
Mas celebra la victoria de Junts Pel Sí el pasado domingo.
Mas celebra la victoria de Junts Pel Sí el pasado domingo.

Cualquiera lo diría, pero es que nadie puede fiarse de las democracias. Al menos no lo deben hacer todos aquellos que pretenden escribir siempre su nombre en mayúsculas en los membretes de la historia. Mucho menos los esforzados que pretenden retar constantemente a la suerte en las lides políticas.

Por su capacidad para caer siempre de pie desde cualquier altura, y su aversión a mojarse, el presidente en funciones de la Generalitat, Artur Mas, iba camino de ser galardonado con la consideración de gato mayor de la escena patria -sea patria lo que quiera el lector que sea-, pero algo no ha salido bien.

Miren ustedes el siguiente álbum de fotos, todas recientes no se preocupen, de distintas fechas y fiestas. En ese papel gastado de pasarlo en las reuniones familiares, notarán la diferencia de la que se hacen eco en estas horas los analistas avezados.

La primera instantánea es de hace un año justo, el 27 de septiembre de 2014. Ese día un envalentonado Artur Mas se sentaba para poner su firma en el decreto de convocatoria del referéndum del 9 de noviembre, con el que encendía la mecha de la dinamita sobre la que ha terminado sentándose.

A su salidadel Palau de la Generalitat, en el que había sido maestro de ceremonia de lo que esperaban se viera como "un acto de país", aquel 27 de septiembre Mas se lanzó a saludar a las personas que se habían desplazado hasta la plaza Sant Jaume. Con los brazos abiertos, el President dejó escapar una sonrisa mordida, la del que sabe bien el polvorín que acababa de cebar bajo sus pies.

Hay una segunda instantánea con fecha del30 de mayo de 2015.Está tomada en el palco del Camp Nou, momentos antes de que se disputara la final de la Copa del Rey. Suena el himno de España y de improviso se desata el coro del jolgorio, con una pitada histórica que Felipe VI soporta de manera estoica.

A la derecha del monarca se encuentra Artur Mas, al que se le escapa una sonrisa maliciosa, casi impercetible para mentes limpias, pero ya se sabe que el espectador español no es de los que pasan por alto el gesto, sea amable o de agravio.

En tercer lugar tenemos que mirar en detalle una foto de acción, casi de evento deportivo. Tuvo lugar el pasado 25 de septiembre de 2015, en pleno balcón del Ayuntamiento de Barcelona, mientras la corporación municipal presenciaba los gigantes de la plaza Sant Jaume por la fiesta de La Mercè.

Cuando el líder de ERC en el consistorio, Alfred Bosch, y otros concejales republicanos colgaron una 'estelada' en el balcón, el popular Alberto Fernández, descolgó una bandera española. Y todo ello entre empujones, que convirtieron la escena en un espectáculo patético, acorde con el nivel político que padece el respetable.

Pues bien, en el extremo izquierdo del espectador, ocupando la esquina de la foto estaba él, el President. Por supuesto volvía a mostrar su enigmática sonrisa, mientras se acodaba en la balconada como si aquello no fuera con él, como el pirómano que esconde la lata de gasolina en el camión de los bomberos.

La foto final aún no se ha llevado a revelar, ya que el panorama que ha quedado tras la cita electoral del 27S es aún más confuso de lo esperado. Pero Mas se ha encontrado jugando al baile de sillas con la CUP, necesitado de sus escaños, una vez dado por perdido su amor.

Tiene una difícil tesitura en el horizonte, ya que podrá hacer realidad su gobierno de independentistas, que le permita crear sus propias instituciones, desafiar a diestro y siniestro, visitar la ONU y hasta Eurovisión.

El problema es que para lograrlo, para tener una mayoría absoluta, Junts Pel Sí parece que necesitará los escaños de la CUP, formación de la que lo único que se tiene claro es que no apoyarán al hoy president.

Tal vez sean cosas de la fotografía, pero parece que Mas tendrá que dar un paso atrás,salir del marco del poder en el que se hallaba colgado desde que comenzó su imitación de Ibarretxe, pensando que por él nunca doblarían las campanas.

Al final han sido las urnas los verdugos, por esa incertidumbre de la democracia. Quién hubiera dicho que esa misma sonrisa, de la que tanto ha presumido el President, le ha terminado por costar los dientes.

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