De 'Tiempos de Guerra' a pisos de lujo: así invierte Amaia Salamanca su éxito

  • De joven, disfrutaba de las motos o de cambiar un enchufe. Años más tarde, el teatro le hizo sentir aquel vértigo que ya no la abandonaría
Amaia Salamanca posando en un evento para una firma automovilística (EFE)
Amaia Salamanca posando en un evento para una firma automovilística (EFE)
Amaia Salamanca posando en un evento para una firma automovilística (EFE)
Amaia Salamanca posando en un evento para una firma automovilística (EFE)

No pretendía convertirse en actriz, pero la vida le abrió la puerta a la gran y pequeña pantalla. Madre de tres hijos, pareja del empresario Rosauro Varo, encadena un papel tras otro mientras las marcas se la rifan. Segura y muy real, así forja su independencia económica al margen de su millonaria pareja.

Cuando tenía 19 años se apuntó a una agencia de modelos para ganar un dinerillo mientras estudiaba Derecho. No pensaba dedicarse a ello y, mucho menos, tenía pretensiones de llegar a ser una de las actrices más reconocidas de la gran y pequeña pantalla. Su primera intrusión en una serie fue en Globomedia para SMS. La descubrieron en un casting Daniel Écija y Luis San Narciso y no se lo confesó a nadie por timidez. De pequeña prefería los vaqueros a los vestidos y competía en atletismo.

De joven, disfrutaba de las motos o de cambiar un enchufe, incluso de meterse en la cocina. Años más tarde, en 2009, el teatro le hizo sentir aquel vértigo que ya no la abandonaría. Fue su primer gran papel en los escenarios y su primer gran reto. No terminó la carrera de Derecho, pero a sus casi 32 años, protagoniza las campañas de moda más mediáticas (Woman Secret), es la protagonista de series como ‘Tiempos de guerra’ y acaba de confirmar su participación en la nueva temporada de ‘Velvet Colección’, otra de las historias que más ha enganchado a los televidentes. Pisa con autenticidad la alfombra del éxito profesional.

La actriz en 'Tiempos de Guerra'
La actriz en 'Tiempos de Guerra'

Sin tetas...

Amaia Salamanca entró en la vida de millones de hogares como Cata, la novia del Duque, un sexy narcotraficante (encarnado por el no menos atractivo Miguel Ángel Silvestre) en la serie televisiva ‘Sin tetas no hay paraíso’. No era su primer papel, pero sí fue su destape ante el gran público. La chica de Coslada que recorría en su Ducati las calles de Madrid dejó de ser anónima. Los televidentes conocieron a una adolescente frágil y algo mojigata que se dejó embaucar por el narco más seductor de la televisión y acabó siendo su redención. El personaje creció al mismo tiempo que lo hizo la actriz.

A pesar de no haber estudiado interpretación, sus personajes curtidos en platós y escenarios han aumentado en fuerza y dramatismo con los años. Con su enigmática belleza de ojos azules se puso en la piel de la reina Letizia, derrochó malas artes como la mujer de un empresario en ‘Velvet’ en la que se volvió a encontrar con Silvestre y astucia como la mujer de un cónsul en ‘La Embajada’. Y en todos los papeles su imagen destila autenticidad y sofisticada belleza.

Ella siempre ha dicho que la belleza no importa por sí sola, si no se aporta algo más. También lo han dicho otros de ella, como su eterno compañero Miguel Ángel Silvestre: "El aforismo 'Don't be nice, be real' la define perfectamente". No hay duda que en los últimos años uno de sus mejores papeles lo volvió a representar en un escenario.

Hace casi un año, Amaia asumió el papel más difícil de su vida metiéndose en la piel de Electra en ‘La Orestíada’ en el Teatro clásico de Mérida. "Me ha removido muchísimo, ha sido muy intenso", dijo en su Instagram. No solo es una de las actrices mejor valoradas, sino una de las más influyentes. Brilla con la misma fuerza en sus papeles que en la alfombra roja de los Goya o en vaqueros en las fiestas de las Black Girls Partys. Amaia es real y ése es su principal secreto y valor. Es su marca. Por eso, las marcas la buscan y convierten en protagonista de campañas como Sanitas, Pronovias, Hawaiian Tropic o Revlon.

Irreconocible en La Orestíada, en el Festival de Teatro Clásico de Mérida
Irreconocible en La Orestíada, en el Festival de Teatro Clásico de Mérida

¿En qué invierte su éxito?

En una entrevista confesó que si se mirara en el espejo de otra mujer influyente lo haría en el de Michelle Obama, por ser una mujer que ha logrado su espacio en un mundo de hombres. Ella tiene el suyo propio al margen de los logros profesionales de su pareja, Rosauro Varo, cuyos negocios se miden en millones de euros.

Amaia gestiona sus ingresos a través de su empresa No Insistas S.L. de la que es administradora única. Creada en 2008, presenta cuentas puntualmente. Las últimas, las de 2016, tiene un activo de 457.157 euros y unas ventas de 63.023,60. En 2015 en sus cuentas tenía un saldo de 349.964 euros e inversiones inmobiliarias por un poco más de 251.766 euros. Esta es, precisamente, una de las inversiones de la actriz.

Su empresa es titular, desde su creación, de una vivienda situada en Ibiza, la isla que la enamoró hace ya muchos veranos y en la que conoció a Varo. Su refugio balear es un piso de 145 metros cuadrados, incluidos 45 de terraza, situado en el edificio Azteca en el céntrico Paseo Marítimo de la ciudad.

La empresa tiene su sede en el municipio madrileño de Paracuellos del Jarama, en el norte de Madrid y muy cerca de La Moraleja, donde la actriz comparte un palacete junto a su pareja y sus hijos Olivia, Nacho y Mateo. Un poco más lejos está el piso que la actriz posee en la capital.

En 2010 decidió invertir sus ganancias en un piso en el triángulo de Serrano y la calle Príncipe de Vergara. Es una vivienda de poco más de ciento cincuenta metros que compró cuando estaba inmersa en el rodaje de 'Felipe y Letizia' y el mismo año que conoció a su actual pareja. Según ha podido saber este medio la vivienda se tasó por una cantidad aproximada de 700.000 euros y está sujeta a una hipoteca que aún durará muchos años.

Ha cerrado 2017 con cuatro proyectos exitosos, pero no sufran. Su carrera sigue. Pronto podrán verla de nuevo como Bárbara en la nueva ‘Velvet’, un personaje con el que disfruta mucho o en la película ‘Perdida’, basada en la novela Cornelia de Florencia Etcheves, que ha rodado en Buenos Aires. También ha protagonizado la primera cinta de la ex de Rafael del Pino, Astrid Gil-Casares, y Santiago Segura. En ella, Amaia se convierte en Daniela, una chica que hereda junto a su hermano la naviera de su padre. No será lo único que compartan: ambos se enamoran de Isabel, encarnada por Leticia Dolera. Otro gran reto.

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