El otro cara a cara de Rajoy: de los papeles de Moragas al "barriojerismo" de Sánchez

    • El presidente se estudió toda la documentación que le había preparado el jefe de campaña, pero no le sirvió practicamente de nada.
    • En el PP acusan a Pedro Sánchez de juego sucio y aseguran que algunos datos que dio son falsos.
Mariano Rajoy antes de comenzar el cara a cara con Pedro Sánchez (Foto: José González)
Mariano Rajoy antes de comenzar el cara a cara con Pedro Sánchez (Foto: José González)

Mariano Rajoy llegaba al cara a cara con una cómoda ventaja en las encuestas. El presidente pasó una tarde tranquila, ya que se había estudiado al dedillo todos los papeles que le pasaron Moragas y los diferentes ministros. No quería sobresaltos y repasó todos los temas. Pero Sánchez utilizó una estrategia que enfadó en el PP.

En las horas previas al debate sólo un asunto trastocó la tranquilidad del presidente: el caso Arístegui-De la Serna. Mientras el embajador en India anunciaba su dimisión, el diputado del PP se negaba a abandonar el cargo. Eso podía poner en un aprieto a Rajoy en el cara a cara, pensaron en su equipo, pero ni siquiera se citó.

Rajoy pasó un lunes tranquilo. No se movió de La Moncloa. Por la mañana estudió papeles y más papeles que le habían pasado Jorge Moragas y desde algunos ministerios clave (Economía, Hacienda y Empleo, principalmente). El presidente ya se conocía la mayoría de los datos, pero durante la mañana repasó, releyó e insistió en las cifras que más tarde se preparaba para sacar a la luz en el cara a cara. Por la tarde Rajoy estuvo con su familia en la residencia presidencial e incluso hizo un poco de deporte, una de las vías de escape del presidente.Un camerino preparado para la ocasión

Rajoy llegó al cara a cara acompañado de Jorge Moragas, el todopoderoso jefe de campaña, de Carmen Martínez Castro, secretaria de Estado de Comunicación, y de Sergio Ramos, un asesor de Moncloa que destaca por su elevada altura.

Los organizadores facilitaron a Rajoy un camerino amplio, con dos sofás, una gran mesa de reuniones, luz tenue, moqueta… Desde allí siguieron el cara a cara Moragas, Castro y Ramos. No hubo ninguna petición al catering. La sala estuvo protegida a cal y canto por personal de seguridad de Moncloa.Los papeles de Moragas

Los papeles que había preparado Moragas estaban diseñados para dar a Rajoy una ventaja sobre su oponente. El presidente reprochó una vez tras otra a Sánchez la herencia que recibió. Todo estaba en los folios que repasó a lo largo del cara a cara. Un trabajo ingente del equipo del jefe de campaña del PP, que no quería dejar nada al azar. El candidato del PSOE llegó a reprocharle: "Veo que usted utiliza muchos datos". La mesa, incluso, se le quedó pequeña a Rajoy cuando desplegó todos los folios.

Rajoy demostró que se lo llevaba todo preparado. Si Sánchez le reprochaba que no había bajado impuestos, él sacaba la rebaja del IRPF. Si Sánchez le echaba en cara que había recortado la dependencia, a Rajoy no le importaba leer sus notas, que rebatían las acusaciones. Papeles y más papeles. Todo estaba escrito. Indultos, violencia de género… Y, sobre todo, empleo. Con su propuesta estrella de crear dos millones de puestos de trabajo.El debate se volvió bronco

Los asesores de Rajoy le habían insistido en que no entrara en el cuerpo a cuerpo, que no se enfrentará directamente a Sánchez, que no discutiera con él, en definitiva. Le habían dicho que lanzara propuestas, datos, que hablara de cómo ha cambiado España en los últimos cuatro años y en cómo puede cambiar en los próximos cuatro.

Pero el debate se volvió bronco, prácticamente desde el minuto uno. A algunos en el PP les llamó la atención que Sánchez comenzara el cara a cara hablando de corrupción o de "las chuches". Una actitud, dijeron los populares, "barriobajera". Incluso, algún miembro del equipo de Rajoy llegó a decir que Sanchez había pronunciado datos falsos.Cambio de actitud tras la pausa

Tras la pausa publicitaria, Rajoy dio un giro y no quiso entrar en el 'tú y yo'. Moragas, que fue el único que estuvo con el presidente en el descanso, le transmitió que no se rebajara a su oponente. "Ruin, mezquino y miserable", llegó a decirle en varias ocasiones a Sánchez ante las repetidas acusaciones del líder del PSOE.

En el bloque sobre corrupción llegó el momento de mayor tensión. Rajoy sacó entonces su genio. Moragas le había advertido en la pausa de que se mostrara contundente si Sánchez le arrinconaba. O, incluso, si le insistía con Bárcenas o Rato, sacara el tema de los ERE de Andalucía, con 200 imputados.

Rajoy quería hablar de presente y pasado, pero Sánchez le obligó a hablar de pasado, de Bárcenas, el innombrable, que ya es historia en el PP, o de Rato. Y Rajoy tiró de argumentario con la herencia de Zapatero.

Un cara a cara, en definitiva, que Rajoy preparó durante días con multitud de datos y papeles, pero que prácticamente no pudo utilizar ni vender.

Una vez concluído el cara a cara, Rajoy y su equipo de dirigieron a Génova para saludar y acompañar a "los chavales", un grupo de dirigentes que siguieron el evento desde la sede del partido capitaneados por Pablo Casado y Fernando Martínez Maíllo.

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