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Emigrantes turcos en Madrid: "Nadie quiere volver a casa a sufrir con la lira"

Los ciudadanos otomanos afincados en España celebran la estabilidad monetaria del euro, no se plantean la vuelta a su país de origen y la mayoría están empleados en la hostelería, sin enviar dinero al extranjero.

Kebab
Emigrantes turcos en Madrid: "Nadie quiere volver a Turquía a sufrir con la lira".

"La lira solo vale si vas a volver como turista a Turquía". Esta es la opinión de varios trabajadores otomanos sobre las fluctuaciones de la divisa de su país, la cual ha perdido el 70% de su valor en 2021. Mehmet, ciudadano turco afincado en Madrid y propietario del bar Mundo Kebap, situado en el barrio madrileño de Arganzuela, comenta que "en caso de volver de visita, puedes estar 2 o 3 semanas de vacaciones por 1.000 euros". No obstante, ni él ni el resto de entrevistados contemplan la vuelta como opción, ni siquiera de forma vacacional, ya que los emigrantes turcos han tratado de poner tierra de por medio con su lugar de origen.

Los problemas con la moneda han provocado que el propio Banco Central de Turquía intervenga en el mercado de divisas por primera vez desde 2014, llevando a cabo ventas para influir en el valor de la lira respecto a otras monedas, con el objetivo de frenar "formaciones de precios poco saludables en el tipo de cambio", según ha aseverado la institución el 1 de diciembre. La inestabilidad del valor monetario y la subida acuciada de los precios ha llevado a que los ciudadanos busquen unas mejores condiciones de vida fuera de su país.

La capital cuenta con apenas 852 ciudadanos turcos empadronados según datos publicados en enero de este año por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en base a su encuesta de Población Activa (EPA), una comunidad no especialmente grande, y que además tampoco se agrupa en torno a ninguna zona particular, como indica la Embajada de Turquía en España. "La mayor parte de turcos aquí trabajamos en bares" y "vivimos cerca de nuestros locales" comenta Mehmet.

Los empleados otomanos residentes en España se acogen, igual que cualquier otro residente en nuestro país o en el resto de los estados incluidos en la eurozona, al uso del euro como moneda oficial para realizar todo tipo de transacciones. La adopción del euro en detrimento de la lira va más allá del mero uso diario en su vida cotidiana, pues algunas personas reconocen no haber utilizado la divisa turca tras dejar su país.

Los hosteleros no contemplan volver

Este es el caso de Jalo, dirigente del restaurante de nombre homónimo ubicado a escasos 400 metros de la estación de Atocha, quien lleva más de 20 años viviendo en España con su familia. "Desde que vine a España no he vuelto a usar la lira", comenta el hostelero, pues tiene a sus familiares cercanos en territorio español y "no ha necesitado enviar dinero al extranjero". El dirigente del establecimiento resalta que "quienes se han ido no quieren volver a Turquía, ni tampoco sufrir con la moneda", y en el hipotético caso de tener que realizar transferencias a su país, esto "lo haría utilizando el euro", debido a la diferencia de valor actual entre las monedas, con lo que al cambiar divisas la cantidad en liras obtenida será mucho mayor. 

Y es que la devaluación de la moneda hasta un 70% a lo largo del presente 2021, ha provocado que el tipo de cambio en comparación con otras divisas caiga igualmente, lo que se traduce en una pérdida de valor de la lira al convertirse en dólares o euros. Concretamente, el pasado martes día 23 de noviembre se produjo la mayor caída desde 2001, de un 18% en una jornada en los intercambios con la moneda europea, y a fecha de 1 de diciembre un euro equivale a 15,04 liras. Para Mehmet, en una situación similar a Jalo, quien tampoco viaja Turquía y con sus allegados en España, la lira también es cosa del pasado.

Al prescindir de viajar a su país de origen y no utilizar ni transferencias ni transacciones mediante liras, Mehmet resalta que "a nosotros no nos afecta, tenemos intención de quedarnos aquí, tenemos un trabajo con el que no cobramos mal y vida en España", añadiendo que un trabajador turco del sector con buen puesto en un bar puede tener un salario de entre 1.300 y 1.600 euros, cantidad muy superior a los salarios de su país natal, por lo que no se plantea en ningún caso la vuelta.

Nadie quiere reencontrarse con la lira

Jalo también destaca que, más allá de poseer un ligero interés en seguir la evolución económica de su país, a efectos prácticos "no nos influye en nada la subida o bajada de la moneda". En España, según comenta se puede tener una vida digna trabajando en hostelería, mientras que con los salarios turcos "no se puede aguantar y mucha gente se quiere ir". El empresario recalca que el salario mínimo del país es de 2.800 liras, lo que se traduce en poco más de 184 euros. Las fluctuaciones de la moneda, unidas a la hiperinflación que azota al país, donde se produjo un incremento de los precios de consumo del 20% en el pasado mes de octubre, provocan "una situación insostenible" por la que quienes han abandonado el país no desean volver. 

Esta falta de confianza en la lira también es compartida por Kutbettin, trabajador del restaurante Bosforos, ubicado en la calle Hortaleza, quien habla del "mal funcionamiento" de la divisa y pone el foco en la inestabilidad al resaltar que "no puede funcionar bien si te acuestas un día y al levantarte el siguiente algo que valía 40 vale 50". El empleado comenta que él tampoco efectúa ni siquiera transacciones -tres de tres en este aspecto-, y funciona en España sin intención de volver a Turquía más que de vacaciones en algún momento puntual.

Mientras la población residente en Turquía sufre las consecuencias de la hiperinflación y devaluación de su moneda, teniendo dificultades para llegar a fin de mes y viendo como todo a su alrededor se encarece, los emigrantes turcos que trabajan en España continúan su vida cotidiana sin mayores sobresaltos, siguiendo con su actividad dentro de la restauración, empleando rutinariamente el euro y con un vínculo con el país otomano tan limitado como la información que consumen en los medios de comunicación, o como la propia memoria del tiempo que pasaron allí, pero sin intención ninguna de volver.

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