Trabajar en pandemia 

Españoles ante la última oportunidad: "Soy rider y espero jubilarme así"

La pandemia ha forzado a muchos a reinventarse al perder sus puestos de trabajo o truncar proyectos futuros. Aunque era lo último que esperaban, ser 'rider' se ha convertido en la única salida. 

Marga
Españoles ante la última oportunidad: "Soy rider y espero jubilarme así".
Marga Álvarez

Justo en el momento en el que quería hacer de su hobby su profesión, Federico se vio sin nada. Había apalabrado una colaboración de fotoperiodista en un diario de Asturias cuando estalló el estado de alarma. "Llevaba dos años sacándome todas las titulaciones, estaba dando el salto y toda mi carrera se echó a perder". Ahora lleva desde mayo siendo repartidor en Glovo y Uber, y está encantado. Asegura que triplica los ingresos que tenía antes cuando era asesor fiscal. No se lo esperaba: lo que empezó siendo un trabajo para "ganar 300 duros" se ha acabado convirtiendo en el mejor trabajo que  ha tenido, por la flexibilidad y los ingresos que le otorga.

Aunque, eso sí, es crítico, y a sus 45 años ve claramente que hace falta una reforma en materia de autónomos. Primero por la dependencia que sigue generando el trabajo con plataformas como Glovo, pero a la vez es consciente de que esa flexibilidad implica trabajar por cuenta propia: "Estamos en tierra de nadie. Hay que legislar un modelo híbrido porque las nuevas tecnologías han establecido esta nueva forma de trabajo. Hay una gran escala de grises". 

Muchas son ya las resoluciones jurídicas de los Juzgados de lo Social respecto a la regulación laboral de los repartidos de Deliveroo, Glovo o Uber Eats. Todas ellas diversas. La última, la que ha dado un golpe sobre la mesa, fue la que resolvió el pasado septiembre el Tribunal Supremo, declarando que los 'riders' eran falsos autónomos. Establece así que los repartidores de las plataformas digitales deben darse de alta en el Régimen General, algo que lleva años reclamando el sindicato 'Riders por Derechos'. 

Tal y como declara Daniel Gutiérrez, exrider de 28 años y  portavoz del grupo: "Ser autónomo en este sector es imposible porque el algoritmo lo decide todo por los repartidores". El sindicato reclama unos derechos como la retribución fija o la baja laboral, que no existen al considerar al repartidor trabajador por cuenta propia, algo recogido en el Artículo 1 del Estatuto del Trabajador Autónomo. 

También es el caso de Marga, asturiana, 'rider' desde hace un año y miembro de la Asociación Autónoma de Riders (AAR). A sus 50 años, ha dedicado gran parte de su vida al sector de la hostelería. Y, de todos esos años, "solo en dos sitios se cumplió lo recogido en el contrato". Asegura que llegó a trabajar de repartidora por no creerse los ingresos de un amigo suyo. "Pensaba que se dedicaba a repartir droga por lo que ganaba", explica riéndose. Saca el máximo partido de las plataformas digitales trabajando para Glovo y Deliveroo, aunque al principio le costaba repartir porque tenía que conseguir horas. 

Asegura que, si tuviera que elegir, se quedaba con Deliveroo: "Los partners son más exclusivos, nos dan ropa, y el trato me gusta más. Es otro estilo". Se toma muy en serio su trabajo. De hecho, se compró una furgoneta para repartir con más comodidad y eficacia. Entiende que haya compañeros que hayan denunciado pero "ahora está muy bien, porque a medida que avanzas vas subiendo el ingreso". Aunque lo que más valora, y coincide con Federico, es la flexibilidad: "No pude ir a la boda de mi primo por estar sujeta a un horario; ahora podría. Espero poder seguir siendo autónoma".

Otros, como Javier Andrades, creen que la flexibilidad es un punto a destacar pero, por encima de todo, lo importante es poder pagar los gastos. Es padre de familia, tiene 36 años y se quedó sin trabajo en septiembre. Se quedó sin clientes al ser autónomo y dedicarse a las reformas inmobiliarias y como declara: "Solo vi esta salida". Trabaja con Glovo y Stuart para pagarse el techo y la comida:

Federico junto a su moto en Asturias.
Federico junto a su moto en Asturias.
F.M.M

Está por ver cómo se va a regularizar el sector 'delivery'. Por ahora, sigue al alza generando más de 700 millones de euros en 2019, de los cuales 250 millones vienen de comercios y restaurantes, mientras que otros 180 provienen de rentas generadas. Por último se suma un impacto indirecto de 265 millones. El sector espera cerrar con un ingreso más elevado a raíz del consumo que ha habido durante la pandemia. Desde el fallo del Tribunal Supremo, el Ministerio de Trabajo, con Yolanda Díaz al frente, trabaja a contrarreloj para establecer una ley que regule la actividad a través de plataformas digitales. 

En ella se prevé un registro obligatorio de algoritmos para que el Ministerio controle el surgimiento de falsos autónomos. El gran reto del anteproyecto tiene grandes desafíos por delante. Entre ellos, acabar con la subcontrata de cuentas de reparto (en las que otro repartidor se hace pasar por el titular para llevarse una comisión) y la posibilidad de dejar en el paro a miles de 'riders' si la única opción es darse de alta en el Régimen General. 

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