Galloway, el político rebelde que seduce a las masas e irrita a los poderosos

  • Con raíces en el Laborismo, el escocés George Galloway, de 57 años, es un político del Reino Unido conocido tanto por su carisma y éxitos electorales como por su capacidad para atraer polémica e irritar al poder establecido.

Judith Mora

Londres, 30 mar.- Con raíces en el Laborismo, el escocés George Galloway, de 57 años, es un político del Reino Unido conocido tanto por su carisma y éxitos electorales como por su capacidad para atraer polémica e irritar al poder establecido.

Su don para seducir a las masas se corroboró hoy con su histórica victoria electoral al frente de su partido Respect en la ciudad inglesa de Bradford, donde, contra pronóstico, ganó el escaño al candidato laborista.

Esta victoria significa el retorno de Galloway al Parlamento, del que ha estado ausente desde 2010, y un renovado interés de la prensa por este controvertido político que en 2003 fue expulsado del Partido Laborista.

Su expulsión de esa formación por haber "incitado a la desobediencia" de las tropas británicas en la guerra de Irak, a la que se opuso firmemente, le catapultaron a la fama dentro y fuera del Reino Unido.

Rechazado por el partido en el que creció políticamente desde su infancia en Escocia, Galloway fundó, con el apoyo de intelectuales como el cineasta Ken Loach, el partido Respect (Respeto), una coalición de izquierdas con participación de musulmanes y trotsquistas.

Con Respect se anotó en 2005 otro gran triunfo electoral que irritó sobremanera a la clase política, al arrebatar el escaño del barrio londinense de mayoría musulmana Bethnal Green a la candidata laborista Oona King, que había apoyado la guerra.

En 2006 estalló la polémica cuando Galloway, conocido por su florida oratoria e incendiarios discursos -que suele empezar con la frase "hermanos y hermanas..."-, participó en la cuarta edición del "reality show" Big Brother, según dijo para propagar sus ideas políticas.

La imagen del bigotudo político, al que se apoda "Gorgeous George" (El guapo George) por su fama de seductor, simulando ser un felino y lamiendo leche de las manos de otra concursante arengó a la prensa e hizo estremecerse a sus seguidores.

Con el "establishment" a sus espaldas, en esta época fue objeto de varias investigaciones parlamentarias por supuesta malversación de fondos a través de sus organizaciones de caridad, de las que fue exonerado.

Lo más sonado fue su magistral intervención en 2005 ante el Senado estadounidense, que le había acusado injustamente de haberse quedado con dinero del programa de la ONU para comprar petróleo a cambio de alimentos en Irak.

Las relaciones de Galloway, antisionista y pro-palestino, con el régimen iraquí de Sadam Husein también le han traído problemas.

Aunque se oponía al régimen, el inicio de la primera guerra del Golfo en 1991 le llevó a tratar con Husein en oposición a las sanciones internacionales impuestas contra el país.

En un viaje a Bagdad con una ONG que fundó para ayudar a niños iraquíes, The Mariam Appeal, el político fue captado por las cámaras cuando saludaba al dictador ya fallecido y alababa "su coraje, fortaleza y aguante", polémica frase que él asegura iba dirigida a todo el pueblo iraquí.

Prolífico columnista y locutor de radio -presenta un programa deportivo semanal-, Galloway también ha escandalizado últimamente con sus opiniones sobre el régimen de Irán y sus colaboraciones con la televisión de ese país Press TV.

Nacido en Dundee en 1954, hijo de un sindicalista y una irlandesa republicana, la polémica persigue a Galloway desde que se metió en política en su ciudad natal, donde con 26 años se convirtió en el presidente más joven del Partido Laborista escocés.

El salto a la política nacional lo dio en 1987 cuando fue elegido diputado en la Cámara de los Comunes por una zona de Glasgow, escaño que mantuvo durante varias legislaturas, hasta su expulsión del Laborismo.

Casado tres veces y padre de dos hijos, George Galloway es abstemio y seguidor del club de fútbol escocés Celtic.

Provocador, pero nunca aburrido, ahora que vuelve a la escena política británica, el espectáculo está asegurado.

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