Hutíes y Gobierno yemení firman acuerdo de paz para evitar agravar la crisis

  • Las autoridades yemeníes y el movimiento chií de los hutíes firmaron hoy un acuerdo de paz en Saná, bajo el auspicio de la ONU, para poner fin al conflicto armado que asolaba la capital del país desde el pasado jueves.

Jaled Abdalá

Saná, 21 sep.- Las autoridades yemeníes y el movimiento chií de los hutíes firmaron hoy un acuerdo de paz en Saná, bajo el auspicio de la ONU, para poner fin al conflicto armado que asolaba la capital del país desde el pasado jueves.

El presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi, prometió restaurar los subsidios al combustible, la causa aparente por la que las protestas llegaron a la capital en agosto, antes de derivar el pasado jueves en violentos enfrentamientos entre el ejército y los hutíes, que hasta entonces se centraban en el noroeste del país.

Tras alzarse en armas en 2004, los insurgentes chiíes controlan desde 2010 la provincia septentrional de Saada y tratan desde hace meses de ampliar las zonas bajo su dominio.

Los hutíes, que insistieron en su intención de no quedarse en Saná, rechazaron firmar "la cláusula de seguridad" que supone la retirada obligatoria de las milicias chiíes de la capital, así como de los edificios públicos y gubernamentales que han tomado durante los últimos días tras choques con el ejército yemení.

La cláusula también pedía la entrega al Ejército de todo tipo de armas pesadas con las que cuentan las milicias hutíes.

"Pedimos a todos que cumplan lo firmado en este acuerdo", instó el presidente yemení en un discurso ante los representantes chiíes.

El acuerdo de paz, alcanzado tras varios intentos, también exige la asignación de un nuevo primer ministro durante los próximos tres días y la formación de un Gobierno en un plazo de un mes.

El hasta ahora primer ministro yemení, Mohamed Salem Basandawa, presentó hoy su dimisión como paso previo a la firma del acuerdo y dando pie a la formación de un nuevo Gobierno, informó a Efe una fuente gubernamental.

En un comunicado, Basandawa acusó a Hadi de "monopolizar el poder" y de no respetar el principio de cooperación entre el jefe de Estado y el jefe de Gobierno, según lo estipulado en el acuerdo por el que se formó este Ejecutivo en 2012, después de la renuncia del presidente Ali Abdalá Saleh tras meses de protestas.

El acuerdo fue alcanzado bajo mediación del enviado especial de la ONU, Yalal Benomar, quién celebró el trato y pidió a todas las partes cumplir lo recogido en él y dialogar para calmar las diferencias que aún continúan entre los hutíes y el Gobierno.

Benomar, quien leyó públicamente el acuerdo, también instó a seguir paso a paso las cláusulas para permitir que, en un "contexto de paz", se nombren nuevas autoridades para que lideren la etapa futura, que deberá contar con representantes del movimiento hutí.

El Ministerio yemení del Interior ya ordenó a la fuerzas gubernamentales no enfrentarse a los milicianos hutíes, a los que consideró "amigos de la policía", y pidió cooperar con ellos para "dejar de lado cualquier tipo de diferencia" que impida alcanzar la seguridad y estabilidad del Yemen.

Mientras representantes de la Presidencia yemení, de diferentes partidos y del movimiento de los hutíes se reunían en el palacio presidencial de Saná para firmar este acuerdo, en las calles de la capital continuaba la tensión entre las milicias rebeldes y las fuerzas gubernamentales.

Los rebeldes del movimiento hutí "Ansar Alá" (Seguidores de Dios) tomaron la sede del Gobierno yemení y el edificio de la emisora de radio oficial, después de que los militares que protegían el lugar se hubiesen retirado de forma unilateral y sin provocar enfrentamientos.

Los soldados decidieron abandonar las labores de vigilancia de los edificios, "molestos" por no recibir disculpas por la muerte de al manos diez personas ayer durante el incendio registrado en la sede de la televisión oficial en Saná, también en manos rebeldes.

Los hutíes extendieron hoy su control sobre el norte y el centro de la capital yemení, ya que controlan también los accesos al Estado Mayor del Ejército, la sede del Gobierno, el Banco Central de Yemen y los medios de comunicación públicos, de donde se espera que se retiren tras la firma de este acuerdo de paz.

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