Ponga un independiente en su cartel: Cs a la búsqueda de la victoria sin cantera

  • La falta de cuadros y el desprestigio de los políticos y los partidos animan a Rivera (y el efecto puede tener contagio) a la búsqueda de caras nuevas
fotografía de Luis Garicano y Albert Rivera
fotografía de Luis Garicano y Albert Rivera
EFE

Ponga un independiente en su cartel: a por la victoria sin cantera. Podría ser uno de los eslóganes para las elecciones que se avecinan. Con un bipartidismo que ha pasado a la historia, la quimera de formar gobiernos estables y el deterioro brutal de la imagen de los políticos y los partidos políticos, la caza de figuras independientes que simulen regeneración se ha convertido en una obsesión. Nada nuevo bajo el sol. Ya Felipe González, mago político como pocos, echó mano en su día de este tipo de figuras (Belloch, Garzón...) para salir del pozo de la corrupción. El tiro salió a medias y Garzón, el juez estrella, desempolvó los GAL. 

Ahora es Ciudadanos, el partido al que las encuestas sitúan en la senda de la victoria, el que tras el 'efecto Valls', cuaje o no, y las palabras de su líder Rivera de abrir la mano a gente de fuera del partido, parece comulgar con la idea de que la competencia y la meritocracia son el mejor carnet. 

Desconfianza en los partidos


Razones más pragmáticas se esconden tras los deseos de Rivera. La falta de cuadros en un partido nacido por y para Cataluña es evidente.  Y las elecciones autonómicas son toda una prueba de fuego. Así que, a la fuerza ahorcan, y más cuando Ciudadanos vende transversalidad. "Hay un rechazo visceral hoy a los políticos que hacen carrera en un partido y Ciudadanos hace de la necesidad virtud. Además, la ideología se ha banalizado, se buscan rostros mediáticos, que pongan su prestigio al servicio del partido", destaca Carlos Rico, politólogo de Comillas ICAI-ICADE. Además, Rivera "presume de tecnocracia".

La apuesta tiene, no obstante, riesgos ocultos. El primero, la dificultad de impedir que ante la llegada masiva se cuelen manzanas podridas. "La clave será cómo reclute y ahí debe tener cuidado porque va a ser sometido a un examen exhaustivo", advierte Carmen Ortega, politóloga de la Universidad de Granada. Coincide Rico, que cree que "los rivales políticos y mediáticos de Rivera le están esperando". Y el caso Cifuentes ha puesto el listón alto y sin piedad. 

No es un riesgo menor el efecto colateral de dar poder a independientes. "Cuidado porque los políticos de partido son leales, deben su puesto al que coloca en las listas, los independientes no. Y eso puede romper la unidad del partido. Y se da la paradoja de que los españoles desean gente nueva, preparada, con vigor,  pero también penalizan los partidos que no transmiten unidad", destaca Ortega. De la misma opinión es Pablo Simón, doctor en Ciencias Políticas por la Universitat Pompeu Fabra, que cree que "los independientes suelen convertirse en versos sueltos difíciles de controlar, no suelen atarse a una disciplina. Y no solo eso. A la hora de mandar lo tienen más difícil. Ahí tenemos el caso de Carmena, por ejemplo, con grandes problemas para controlar a los suyos porque carece de fuerza orgánica, vital en los partidos para ejercer el mando. Colau sí montó su partido".

Otro de los riesgos, que Ciudadanos ahora sufrirá levemente porque carece de una gran organización de años, pero que sí toca de lleno a PP y PSOE, es la tensión interna que provoca la llegada de independientes. "El que lleva años batiéndose el cobre crea problemas", destaca Rico, que considera que en el caso de Cs, lo que se está percibiendo ya es un trasvase de otros partidos. 

El efecto independientes no afecta solo a Ciudadanos, que es el que ha abrazado la fórmula más abiertamente. El PSOE vivió momentos de tensión al deshacerse en elogios con Carmena. Solo la insinuación de una oferta provocó la ira de los suyos. No hubiera sido extraño porque Gabilondo... es otro independiente. En el partido de Sánchez la causa no es tanto la falta de cantera (que también) sino la laminación de una parte del PSOE y el enfrentamiento interno "tras renegar de una generación", destaca Rico. "Se empezó con ZP y la deriva es ahora evidente, pero la promesa de primarias y tener cuadros consolidados no ayuda a atraer outisiders", apunta el experto.

Podemos, por su parte, también inició su andadura con fichajes dentro de la judicatura y hasta de Defensa "pero más dentro de la sociedad civil", señala Rico, "intentado ser menos elitista". ¿Y el PP? Rajoy ha buscado figuras independientes para formar sus gobiernos. Ahí está el ejemplo de Guindos. "Es algo más habitual a la hora de formar Gobierno. ZP también tuvo a Soria, Garmendia, César Antonio Molina...", pero a un partido clásico, coinciden los expertos, le interesa tirar de su gente, no en vano con las listas cerradas, manda el líder. Un arma de doble filo, porque en ocasiones los cadáveres en el armario ayudan a subir... porque "la persona es más controlable". Al final, eso sí, cuando todo se pudre, hay que buscar caras nuevas y limpias. Y en eso están, de una forma u otra todos los partidos, a la cabeza Ciudadanos.

La pregunta es ¿qué clase de dirigentes quieren los ciudadanos, los más libres que no deben lealtades y favores pero que generan más caos o partidos fuertes, unidos y todos a una?  Mientras lo piensan, la época de fichajes y jóvenes promesas parece haber llegado a la política. 

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