La reforma electoral, el último arma de Cs y Podemos para acosar al bipartidismo

  • El PSOE da por ahora un portazo a la reforma. El PP acusa a Cs de oportunista y lanzará la bandera de la España interior y la lista más votada.
Fotografía del Congreso de los Diputados casi vacío
Fotografía del Congreso de los Diputados casi vacío
EFE

Es la única vez que Cs y Podemos logran ponerse de acuerdo en algo. La reforma electoral en busca de mayor proporcionalidad ha unido los destinos (de forma temporal) de Pablo Iglesias y Albert Rivera, hasta ahora, y salvo el rato que pasaron con Évole, enemigos irreconciliables. Su apuesta es cambiar la fórmula D´Hondt por la Sainte-Laguë que provoca cocientes más bajos en el reparto de escaños y posibilita que partidos más pequeños tengan más opciones. 

Mejorar la paridad con listas cremallera, eliminar los obstáculos que introdujo la reforma del voto rogado, un "mailing" conjunto y obligar por ley a celebrar al menos dos debates electorales son otras de las propuestas. Ninguna supondría una reforma de la Constitución, ya que implican únicamente una modificación de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg), que, eso sí, necesitaría mayoría absoluta para ser aprobada. 

La respuesta del bipartidismo a la propuesta de los jóvenes partidos ha sido... un portazo. El PSOE critica que Ciudadanos plantea la idea "calculadora en mano" y con el único objetivo de conseguir más escaños, pero sin pensar en el conjunto de los españoles. Y el PP, hace un guiño a su voto más férreo y señala que la reforma se olvida de la España interior (esa que Rajoy visitará para atar su voto más fiel) y se reafirma en que su apuesta de cualquier cambio debe ir dirigido a que gobierne la lista más votada.

Los expertos consultados por lainformacion.com coinciden de forma genérica en que estamos más ante una propuesta política que pretende marcar diferencias entre 'ellos', los partidos viejos que no quieren renovar nada y 'nosotros', los nuevos que quieren cambiar las cosas, aunque también los hay que consideran que es el momento de que el debate se genere, porque más pronto que tarde se debería llevar a cabo una reforma. No coinciden en cuál. Los hay partidarios de apostar por la gobernabilidad dando un plus al partido más votado, mientras que otros apuestan por un ciudadano un voto, aunque esto provoque más problemas a la hora de formar Gobierno.

Sí parece clara la intencionalidad política de una reforma que no es profunda pero que sí sirve para dejar al PSOE con el paso cambiado, otra vez junto al PP. La mayoría es realista y no cree que sea el mejor momento para hacer una reforma que necesita consenso.

Eduardo Moyano Estrada, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el área de Ciencias Sociales considera que "las leyes electorales deben ser operativas, asegurar la gobernabilidad. Si en este caso no tienen el apoyo del PP esta idea es flor de un día. Hoy no se percibe el consenso necesario para lograrlo, mi opinión es que estamos ante una idea oportunista con intereses de parte". En contra de lo algunos argumentan "no es una reforma regenerativa, porque esa no es la función de estas leyes y si quisiéramos una reforma de calado iríamos a un diputado por circunscripción siempre que el tamaño de ésta sea inferior al de la provincia.  Cada circunscripción agruparía a varios municipios o a varias barriadas o distritos en el caso de las capitales de provincia.  Al haber solo uno, su obtención se dirimiría por el sistema mayoritario a dos vueltas si ninguno obtuviera la mitad de los votos en la primera vuelta. Sería más barato y los candidatos se deberían pagar sus campañas como en Reino Unido". Moyano considera que otro gran cambio de calado vista la deriva soberanista sería aumentar el porcentaje de voto para entrar en el Congreso. Pero esas ideas no están sobre la mesa. Ni se habla tampoco ya con fuerza de las listas abiertas.

Mario Bilbao, catedrático de la universidad de Sevilla de Matemática Aplicada en la Escuela Superior de Ingeniería, adelanta que las leyes electorales no se miden por baremos de justicia sino de gobernabilidad. En el caso anglosajón se apuesta más por esta que por la proporcionalidad. En España encontramos en la Constitución que el modelo se ajusta en base a la circunscripción provincial y exige un reparto de escaños según “criterios de representación proporcional”. Y eso parece que no se toca. "Eso sería un gran cambio porque si ahora está en dos escaños mínimos por provincia pasarlo a uno significaría que 15 o 20 provincias perderían algún diputado". Pero políticamente provocaría meterse en un "jardín de malas hierbas".

lo que dice la ley

Qué dice la Constitución

José Joaquín Fernández Alles, experto en Derecho Constitucional de la Universidad de Cádiz explica las consideraciones legales que están detrás de toda reforma electoral. Así, toda reforma que afecte a los contenidos del "régimen electoral general" reservados a la ley orgánica (art. 81 CE) deben ser aprobados por mayoría absoluta del Congreso de los Diputados (176 diputados). En términos constitucionales, además de la reserva de ley orgánica, solo se imponen los siguientes límites: que el Congreso se componga de un mínimo de 300 y un máximo de 400 Diputados, que sean elegidos por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto, que la circunscripción electoral sea la provincia, que Ceuta y Melilla estén representadas cada una de ellas por un diputado, que se asigne una representación mínima inicial a cada circunscripción y que se distribuya los demás en proporción a la población. Sobre los criterios de representación proporcional, se trata de un principio interpretado de forma muy amplia teniendo en cuenta que en las provincias de baja población la fórmula proporcional funciona como fórmula mayoritaria. Por tanto, la proporcionalidad, además de proporcionalidad corregida, puede llegar a ser mayoritaria en
determinadas circunscripciones en un marco general de proporcionalidad a nivel estatal. Posdata: La justicia de una ley electoral queda vinculada al consenso amplio alcanzado en su procedimiento de aprobación.

Sainte-Laguë es más proporcional

"La fórmula Sainte-Laguë es más proporcional que la fórmula D´Hondt, aunque teniendo en cuenta que ahora los porcentajes de voto se encuentran entre el 20 y el 25% en cuatro partidos, tampoco va a haber enormes diferencias optando por cualquier fórmula (muchas previsiones se hacen con los resultados de las elecciones pasadas con Cs de gran favorecido y PP de perdedor, pero la realidad hoy, según las encuestas, parece otra"). Aquí la clave es que cuando eres pequeño es verdad que obteniendo un 10% de votos recibes la mitad de escaños, pero claro, para los partidos grandes tres o cuatro escaños pueden decidir una mayoría para formar gobierno, por lo que creo que esto quedará en agua de borrajas" señala Bilbao. De hecho, "ahora tenemos un Parlamento colgado incapaz de diseñar mayorías para sacar nada adelante".

Agustín Ruiz Robledo, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Granada cree que "cualquier ley electoral tiene que tener tres funciones: legitimidad, representatividad y Gobierno. Los sistemas más proporcionales dificultan la formación de Gobierno. La clave es que una reforma electoral siempre es de suma cero, lo que gana un partido lo pierde oro, por eso no se ha tocado el decreto ley desde 1977", destaca.

A título personal, puestos en reformas, él es partidario de fomentar gobiernos mayoritarios más que de coaliciones poselectorales. "Posibilitan echar al Gobierno si tras sus mandato no estás conforme, y en Cataluña habría obligado a los independentistas a ir juntos antes de las elecciones y no estar como estamos ahora, que ganó Arrimadas para nada". No cree tampoco, como dice el PP, que el cambio propuesto por Cs y Podemos fuera a dar una representación excesiva de los independentistas. "Su peso no se lo da la ley electoral sino las circunstancias políticas. Coalición Canaria con un diputado también resulta clave en ocasiones". Al experto también le parecería adecuada una reforma que premiara al partido mayoritario, sea cual sea. Y pone como ejemplo a Italia y su sistema de prima de mayoría absoluta al partido o coalición que obtenga la mayoría relativa, fórmula que no es inédita en España ya que en la ley electoral de 1907 se estableció una prima de mayoría, que se mantuvo en la II República.  También propone la posibilidad de que se contabilizara la abstención de tal forma que se dejara de adjudicar un porcentaje de escaños proporcional al de abstencionistas. Así se fomentaría la participación. 

¿Descarta, pues, que se produzca una reforma finalmente? "Bueno todo depende del PSOE, IU lleva pidiendo el cambio años, ahora está más cerca pero es complejo. De hecho, Rajoy si quiere puede convocar elecciones en el momento en el que viera que esta ley pudiera tener luz verde, ya lo hizo en el 96 González con la ley de huelga". O sea, negro.

No al cambio de edad para votar con 16

Los expertos consultados sí son profundamente reacios a la propuesta de Podemos de adelantar el voto a los 16 años. La explicación suele ser común. Todos ellos tienen alumnos y no creen que su madurez sea la adecuada para votar antes, aunque consideran que son los sociólogos y psicólogos los verdaderos expertos. Lo normal es que todo digan 'sotto voce' que esta generación no es más madura que la anterior y que sus conocimientos políticos son limitados y consideran que los 18 es una edad coherente, aunque decir 16 suene más progresista.

Jorge Urdánoz, profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad Pública de Navarra, sí es más proclive a la reforma planteada por Podemos y Cs porque considera que la ley actual no es justa, e incluso cree que se queda corta. "No se puede frenar una reforma ni por la complejidad ni porque los políticos no sean capaces de ponerse de acuerdo. Al PP y al PSOE el conservadurismo electoral les beneficia. Lo más democrático es que cada voto tenga el mismo peso, ya que si la ley nos obliga a todos por igual de la misma forma lo mismo debería valer el voto, lo contrario es poco democrático. No se puede pisotear esta igualdad por interés". Urdánoz cree que el método Sainte-Laguë es más proporcional. Sí considera el trasfondo político de la ley, el hecho de querer dejar al PSOE más lejos de la regeneración.

Coincide con su opinión José Antonio Montilla, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Granada, que apuesta por un sistema más proporcional por encima de uno que fomente la gobernabilidad. "Cada ciudadano debe ver su voto reflejado de la mejor manera posible", señala al respecto. Considera que la reforma presentado por Cs y Podemos es liviana, "porque aunque habla de la fórmula Sainte-Laguë, más proporcional que la D´Hondt  ese no es el problema, sino la circunscripción. Y eso no lo tocan. El cambio debería centrarse ahí y convertirla en autonómica y no provincial. Es cierto que provocaría una reforma de la Constitución, pero tendría calado". También es partidario de desbloquear las listas cerradas (algo que pronostica podría hacerse en Andalucía). 

Aunque ve carices políticos en la propuesta considera que mantendrá un debate abierto que es necesario. "Cierto que hay colegas que prefieren una apuesta por una reforma que apueste por las mayorías claras, pero la pregunta que me hago es ¿qué representamos territorios o ciudadanos? Un hombre, un voto es el principio más democrático. Si el hecho de que los ciudadanos estén mejor representados políticamente complica la formación de Gobierno, pues habrá que pactar. Lo hacen en Noruega, Finlandia... y yo creo firmemente en que los sistemas parlamentarios proporcionales mejoran la democracia y limitan la corrupción más que la alternancia de dos bloques".  Sí cree, no obstante, que los cambios bruscos no son recomendables.

Como se ve, parece que esta propuesta volverá a ser un arma de cuatro partidos en pie de guerra y en permanente campaña. Y que habrá mucho ruido... y pocas nueces.

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