La UNESCO entrega en París el polémico premio Guinea Ecuatorial

  • El controvertido Premio UNESCO-Guinea Ecuatorial, financiado por ese país y rodeado de polémica por su denominación original, fue entregado hoy en París a la mexicana Rossana Arroyo, al sudafricano Felix Dapare y al egipcio Maged Al-Sherbiny por sus investigaciones científicas.

Javier Albisu

París, 17 jul.- El controvertido Premio UNESCO-Guinea Ecuatorial, financiado por ese país y rodeado de polémica por su denominación original, fue entregado hoy en París a la mexicana Rossana Arroyo, al sudafricano Felix Dapare y al egipcio Maged Al-Sherbiny por sus investigaciones científicas.

Cuatro años después de que se crease el polémico galardón, que llevaba el nombre del presidente ecuatoguineano, Teodoro Obiang Nguema, quien llegó al poder en 1979 a través de un golpe de Estado y cuyo fallo se pospuso por la citada controversia, la ceremonia se celebró hoy en París en ausencia del mandatario.

Su lugar en el estrado de la sala noble de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) lo ocupó su vicepresidente, Ignacio Milam Tang, quien destacó que el premio simboliza la "vocación de humanismo y solidaridad" de su país.

En su discurso, el vicepresidente de esa antigua colonia española destacó que la distinción está "exenta de toda ostentación y personalismos", en referencia a las sonadas críticas por el hecho de que una agencia de la ONU vinculara su prestigio al de un presidente acusado de antidemocrático.

Tampoco hubo referencia alguna a la investigación judicial sobre las supuestas irregularidades del patrimonio de los Obiang en Francia, que han llevado a la Justicia gala a emitir hace menos de una semana una orden de arresto contra el hijo del presidente, Teodoro Nguema Obiang Mangue, más conocido como "Teodorín".

Además, se le ha confiscado una colección de vehículos de lujo de la que disfrutaba en Francia y unos 40 millones de euros en objetos y muebles de lujo que se hallaron en el interior del que era su exclusivo inmueble de 3.600 metros cuadrados en un adinerado barrio parisino.

La ceremonia, que no tuvo un marcado carácter político, fue inaugurada por el subdirector de la UNESCO, Getachew Engida, quien sustituyó a la máxima responsable de la organización, Irina Bokova.

Engida evitó cualquier pronunciamiento sobre la polémica del premio y se limitó a destacar que "la ciencia no tiene país porque el conocimiento pertenece a la humanidad", antes de que los distinguidos recogieran el galardón, dotado con 100.000 dólares (unos 82.000 euros) para cada uno.

Fuentes de la UNESCO lamentaron en declaraciones a Efe que se haya criticado con dureza este premio y no las aportaciones económicas que hacen a esta y otras agencias de la ONU países que tampoco disfrutan de sistemas democráticos, como China o Catar.

La científica mexicana Rossana Arroyo, distinguida por sus investigaciones sobre el control de la amebiasis y la tricomoniasis, dos enfermedades parasitarias, señaló que el galardón es el reconocimiento a un trabajo en favor de las mujeres, principales afectadas por males de transmisión sexual.

La investigadora mexicana, profesora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional de México, explicó que el método de diagnóstico que ha desarrollado permite identificar a aquellas personas "que están enfermas y no lo saben para que tengan su tratamiento y se curen".

"Puede ayudar a reducir el número de casos de VIH", añadió la investigadora, que se expresó en español.

El sudafricano Felix Dapare, consagrado "al desarrollo de capacidades agrícolas orientadas a combatir la escasez de alimentos" en África, destacó en su discurso la "relación innegable" entre la calidad de los alimentos y la salud humana.

"Para que África pueda nutrir con alimentos adecuados a su población" habría que formar en cinco años a 1.000 científicos e invertir 5.000.000.000 de dólares, señaló.

Por su parte, el egipcio Maged Al-Sherbiny, premiado por su estudio de las técnicas de diagnóstico y de las vacunas contra la hepatitis C y la esquistosomiasis, resaltó el carácter africano del premio, que distinguió a dos investigadores de ese continente.

La gala, en la que destacaba la presencia diplomática africana y la escasa afluencia de delegaciones de países occidentales (algunos como Francia avisaron de que no asistirían como gesto de protesta), terminó con varios espectáculos musicales con sello guineano y alabanzas de algunos de los artistas invitados a Obiang. EFE

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