Maithripala Sirisena, el "ángel desconocido" que gobernará tras Rajapaksa

  • El virtual presidente electo de Sri Lanka, Maithripala Sirisena, un hombre de expresión tranquila y colaborador hasta hace menos de dos meses del mandatario Mahinda Rajapaksa, del que fue varias veces ministro, es el "ángel desconocido" que guiará al país durante los próximos seis años.

José Luis Paniagua

Colombo, 9 ene.- El virtual presidente electo de Sri Lanka, Maithripala Sirisena, un hombre de expresión tranquila y colaborador hasta hace menos de dos meses del mandatario Mahinda Rajapaksa, del que fue varias veces ministro, es el "ángel desconocido" que guiará al país durante los próximos seis años.

Hace unos días, en plena campaña electoral en el norte del país y ante un público tradicionalmente contrario a su figura, Rajapaksa planteó la elección que tuvo lugar ayer con una curiosa analogía. "Diablo conocido es mejor que el ángel desconocido", dijo el presidente asumiendo el papel de belcebú.

Hoy Rajapaksa admitió que ese "ángel desconocido" se ha convertido en el ganador de las elecciones presidenciales, convirtiéndose en una sorpresa que el político derrotado no podía ni tan siquiera avizorar, cuando hace menos de dos meses anunció el anticipo de las elecciones dos años para aspirar a un inédito tercer mandato de seis.

Al día siguiente, el 21 de noviembre, Sirisena, hasta entonces secretario general del gubernamental Partido de la Libertad de Sri Lanka (SLFP) de Rajapaksa, de manera sorpresiva se presentó como el candidato que la oposición no era capaz de consensuar.

"El país va hacia una dictadura", dijo Sirisena al anunciar su postulación como candidato a la cabeza del Nuevo Frente Democrático (NDF), que suma alrededor de 40 partidos opositores, incluido el Partido Nacional Unido(UNP).

Nacido en el seno de una familia de agricultores de clase media, a sus 63 años Pallewatte Gamaralalage Maithripala Yapa Sirisena ha logrado presentar una alternativa de cambio con el mismo menú de éxito de crecimiento económico y pacificación del país que venía ofreciendo a su electorado Rajapaksa.

Con el apoyo de los grandes líderes de la oposición, empezando por la exprimera ministra Chandrika Kamanatunga, aglutinó a los adversarios al gobernante y presentó una propuesta con ascendencia entre el electorado que fielmente apoyó a Rajapaksa y a él mismo durante estos años.

Sirisena atacó a Rajapaksa por los derroteros que estaba tomando un Gobierno de estilo personalista y autoritario, y prometió la eliminación de la figura de la Presidencia Ejecutiva, un cargo que dio al gobernante poderes más allá de lo previsto constitucionalmente.

El virtual presidente electo explotó la pérdida de crédito por parte del presidente por las acusaciones de nepotismo y corrupción y señaló que "toda la economía y cada aspecto de la sociedad están controlados por una familia".

Su página web lo presenta como parte de una "rara especie de político caballeroso" con una hoja de vida intachable, sin mancha de corrupción ni violencia, que "ha hecho una marca del centrismo, la moderación y el juego limpio en la política".

En su programa político: "Gobierno compasivo, un país estable", promete restablecer las comisiones independientes para la supervisión de la Policía, la Justicia y los funcionarios electorales, cuyo control quedó en manos del presidente.

Además, ha prometido reinstalar a la expresidenta del Tribunal Supremo, Shirani Bandaranayake, sacada del cargo por el partido de Rajapaksa en una controvertida decisión que fue tildada por la Relatoría de la ONU para la independencia de jueces y abogados como un aparente "punto culminante en la serie de ataques contra la judicatura por reafirmar su independencia".

Sin embargo, Sirisena no se ha mostrado tan contundente a la hora de abordar algunos de los asuntos más controvertidos del Gobierno de Rajapaksa como las violaciones de los derechos humanos y los crímenes cometidos para finalizar la guerra contra la independentista guerrilla de los Tigres Tamiles (LTTE) en 2009.

La ONU estima que unos 40.000 civiles murieron en el país insular en el tramo final del conflicto y ha pedido una investigación por supuestos crímenes de guerra, a la que Sri Lanka se ha negado.

"No permitiré que el presidente Rajapaksa, su familia o miembro alguno de las Fuerzas Armadas sea llevado ante un tribunal internacional de crímenes de guerra", indicó durante la campaña.

Él mismo, que sufrió dos atentados del LTTE y que entre 2005 y 2009 fue hasta en cinco ocasiones ministro de Defensa en funciones, estuvo al frente de ese cargo en los días previos al fin de la guerra.

También ha afirmado que no contempla dar espacio a las reivindicaciones autonomistas y descentralizadoras de los tamiles en el norte.

A pesar de ello las minorías religiosas del país junto al tradicional bloque budista le han apoyado para dar un cambio al rumbo de Sri Lanka tras el Gobierno del diablo conocido.

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