Marlaska, el ministro que quiso un tribunal más próximo al PP en Gürtel

  • El nuevo titular de Interior defendió que la Sala que ha tumbado a Rajoy fuera presidida por Concepción Espejel, magistrada muy cercana a Cospedal  
Fernando Grande Marlaska es el nuevo ministro del Interior
Fernando Grande Marlaska es el nuevo ministro del Interior
EFE

Si se hubieran cumplido sus planes, puede que el magistrado y exvocal del Poder Judicial Fernando Grande-Marlaska (Bilbao, 1962) jamás hubiera llegado a ser ministro del Interior del Gobierno de Pedro Sánchez. Quizás ni siquiera Pedro Sánchez hubiera llegado a convertirse en presidente del Gobierno. Como presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Marlaska se quedó en minoría ante sus compañeros al oponerse a la recusación de Concepción Espejel en noviembre de 2015. Espejel, muy próxima  a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, estaba llamada a presidir el juicio del caso Gürtel cuya sentencia justificó la moción de censura que ha devuelto al PSOE al poder. El PP ha sido condenado en el caso como partícipe a título lucrativo, algo que con Espejel en la Sala, muy probablemente no se hubiera producido.

La actual presidenta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional (puesto en el que sustituye al propio Marlaska), era en esa época presidenta de la sección segunda de ese tribunal, al que había llegado desde el Consejo General del Poder Judicial en el que fue vocal a propuesta del PP (puesto en el que votó también a favor del nuevo ministro). Tras su salida del órgano de gobierno de los jueces, fue la entonces presidenta de la Junta de Castilla-La Mancha, Cospedal, la que le impuso el 28 de febrero de 2014 la más alta condecoración en el ámbito judicial, la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort. En su discurso en ese acto, la secretaria general del PP no dejó de referirse en términos elogiosos a Espejel, a la que en todo momento se refirió como "Concha".

Las recusaciones contra Espejel y otro magistrado designado para formar parte del tribunal, Enrique López -también exvocal y exmagistrado del Constitucional a propuesta del PP, columnista de 'La Razón' y asiduo a actos de FAES-, salieron adelante. La de la entonces presidenta de la sección segunda, en concreto, con los votos 10 de los 18 magistrados de la Sala Penal presentes en la votación. Marlaska se quedó entre los ocho que firmaron un voto particular a favor de Espejel. El escrito discrepante aseguraba que la magistrada recusada debía haber permanecido en su puesto y había sido víctima de "un juicio paralelo" y de "campañas mediáticas llevadas a cabo por determinados medios de comunicación social".

Bárcenas votó su designación como vocal

El resto de los magistrados consideraron "objetivamente legítimas las dudas" que pudieran tener los ciudadanos sobre la imparcialidad de la magistrada. "Lo que está en juego es la confianza que los tribunales deben inspirar a los ciudadanos en una sociedad democrática", mantuvo la resolución sacada adelante por la mayoría de la Sala y que dejó a Espejel fuera de Gürtel. Los que votaron sí a su salida recordaron que uno de los principales acusados, el extesorero del PP Luis Bárcenas -ahora condenado a 33 años- había apoyado en el Senado su designación como vocal en el Consejo en 2008. Entre ellos se encontraban muchos jueces considerados conservadores, como Ángela Murillo, Teresa Palacios, Paloma González, Julio de Diego, Antonio Díaz Delgado, Nicolás Poveda...

Fuentes de la Sala de lo Penal aseguran que si los planteamientos de Marlaska y los otros siete magistrados que votaron con él hubieran salido adelante, el tribunal del caso Gürtel habría estado dominado por los conservadores por dos a uno. Además de Espejel como presidenta, en él estarían sentados el también conservador Ángel Hurtado. Completaría la terna el progresista José Ricardo de Prada. Esas mismas fuentes dudan de que, con esa composición, el PP hubiera sido condenado como partícipe a título lucrativo y creen que la sentencia habría sido mucho más benévola con el partido de Rajoy. Hurtado, que sí formó parte del tribunal, redactó un voto particular contrario a la condena a esa formación.

Aupado al CGPJ por el PP

Más allá de este concreto episodio, lo cierto es que, hasta ahora, el nuevo ministro del Interior ha ido ascendiendo peldaños en su carrera siempre aupado -directa o indirectamente- por el PP. Fue ese partido el que lo propuso como vocal del Consejo del Poder Judicial en 2013, el cargo que ocupaba hasta hoy mismo. Y su destino como presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional lo logró el año anterior gracias a los nueve vocales conservadores con que contaba el órgano de gobierno de los jueces en 2012. A ellos se sumaron dos consejeros progresistas: la nueva ministra de Defensa, Margarita Robles, y Félix Azón. 

Robles, por tanto, fue también determinante en esa elección. El gran rival de Marlaska para el puesto era el presidente saliente, Javier Gómez Bermúdez, el juez del 11-M, que defendió un nuevo sistema de formación de tribunales que quería imponer si salía elegido. Pero, tal y como recuerdan las crónicas del momento, la entonces vocal a propuesta del PSOE y ahora  ministra preguntó a todos candidatos por su opinión sobre él. Uno por uno lo rechazaron ante el resto de vocales, los encargados de elegir al nuevo titular de la plaza. 

Su trayectoria como juez siempre se ha considerado escorada a la derecha. Desde su llegada a la Audiencia en 2005 en sustitución del exjuez Baltasar Garzón (durante un permiso para trabajar como profesor en la Universidad de Nueva York), Marlaska siempre se ha mostrado como un duro frente a ETA (llegó a estar en su lista negra), lo que, durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, impulsor del último proceso de paz con la banda, le procuró grandes simpatías en las filas de la oposición. Fue él quien inició durante esos años la investigación del chivatazo a ETA en el bar Faisán de Irún (Guipúzcoa) que acabó años más tarde con el procesamiento del exdirector general de la Policía del PSOE, Víctor García Hidalgo, después exonerado. 

Archivó el caso Yak-42 

Tras esa primera experiencia y después de un breve paso por la Sala, se hizo cargo del Juzgado Central 3. Desde ese puesto archivó el caso Yak-42, el accidente aéreo en Trabzon (Turquía) en el que murieron 62 militares españoles que retornaban de Afganistán en 2003, mientras era ministro de Defensa Federico Trillo (PP). La Sala de lo Penal le ordenó reabrirlo y la causa terminó en 2010 con una condena en firme a tres años contra un general de división y año y medio a dos comandantes. Estos últimos fueron indultados por el Gobierno de Mariano Rajoy en 2012. El primero ya había fallecido cuando llegó el perdón.

Casado con su pareja, Gorka, siempre ha sido un firme defensor de la lucha por los derechos LGTB. Durante la campaña de promoción de su libro 'Ni pena ni miedo', publicado en 2016, explicó en múltiples entrevistas el rechazo familiar que le había provocado su salida del armario. En una de ellas, publicada por 'El País', aseguraba que se entregaba "a todas las causas perdidas". "Me siento orgulloso de cómo he actuado en distintos momentos de mi vida con la lucha gay, con la igualdad de género, con la violencia terrorista". 

El periodista también le preguntó si algún día le gustaría dedicarse a la política a lo que respondió que sí. "Haría falta que alguien pensara que yo podría hacer algo distinto a lo que hago ahora y que yo tuviera el convencimiento de que soy capaz de lograr lo que se me propusiera", prosiguió el magistrado. "Pero me gustaría asumir nuevos retos, y creo que los que amamos la cosa pública estamos para eso". Ese "alguien" ha llegado, se llama Pedro Sánchez. Y es el secretario general del PSOE. El partido que ha derrocado al Gobierno sostenido por la fuerza política que justo hasta ayer le había permitido crecer: el PP.

 

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