Según el Gobierno, que ha señalado que entre los fallecidos se encontraban cinco agentes de la Policía y siete presuntos insurgentes rohingya, el objetivo de los milicianos era acceder a una base militar de la zona.
Los ataques marcan una drástica escalada en el conflicto que golpea el norte del estado de Rajine desde octubre, cuando se registraron en la zona una serie de ataques que se saldaron con nueve agentes fronterizos muertos.
Las operaciones militares llevadas a cabo en la zona después de los ataques de octubre han provocado el desplazamiento de más de 85.000 rohingya a Bangladesh, una situación que ha sido duramente criticada por la comunidad internacional.
Naciones Unidas ha acusado a las fuerzas de seguridad del país de violar los Derechos Humanos y cometer crímenes contra la humanidad.
La comunidad rohingya constituye una de las minorías más perseguidas del mundo. Desde 1978, los rohingya han ido llegando a Bangladesh en varias oleadas huyendo de la represión en su Birmania natal.
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