Podemos intenta coser sus fracturas para dar imagen de unidad en las autonómicas

    • El partido de Iglesias trata de evitar las discrepancias entre sus candidatos, algunos críticos con la dirección.
    • La consigna es unificar los mensajes y mantener el giro de moderación con el que quieren conquistar al votante de centro.

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias.
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias.

Debate, sí, pero discrepancias, no. Esa parece ser la consigna que rige el diseño de la estrategia electoral de Podemos para las próximas autonómicas. El asunto es máxima prioridad para el núcleo de Iglesias, que trata de aunar sensibilidades, o, al menos, relajar a sus candidatos más 'radicales' para coser a una formación que, en más de una ocasión, ha dado muestras de ser un mosaico.

Las diferencias se hicieron sobre todo evidentes en el proceso de primarias que eligió a los secretarios generales de los diferentes municipios, y donde se plasmó la polarización entre dos bloques: el afín a las doctrinas de la dirección, frente al encabezado por Pablo Echenique, ahora candidato a las autonómicas en Aragón. Ambos arrastran diferencias de raíz desde la Asamblea Ciudadana que validó el liderazgo de Iglesias como secretario general: un partido vertical, sin poder de círculos y con una dirección bien definida y de confianza del líder, en el caso del primero, frente a una portavocía coral y más decisión de las bases, en el segundo.

La Ejecutiva logró 'maquillar' las segundas primarias, las autonómicas, para trasladar una imagen de unidad por medio de listas conjuntas, como en el caso de Andalucía o de Madrid. Iglesias logró tras ellas colocar a personas afines en la mayoría de candidaturas, pero se encontrará aún con la discrepancia en varias regiones, como Aragón, La Rioja o Navarra, donde los 'cabeza de lista' no han seguido la línea de la dirección.

Tampoco ha podido evitar las diferencias con su recién elegida secretaria general en Andalucía, Teresa Rodríguez- firme defensora de Echenique- en el pulso por el apoyo a Susana Díaz para la investidura. Rodríguez, considerada demasiado 'incendiaria', fue desautorizada cuando el "núcleo duro" trató de relajar las "líneas rojas" impuestas por la andaluza en la negociación, reduciéndolas a meras propuestas. Rodríguez no cedió en el importante cambio de matiz y el partido acabó por admitir como irrenunciables estas condiciones, que incluyen la dimisión de los expresidentes Chaves y Griñán. No obstante, e reservó un golpe de mano final: apartar a Rodríguez de las negociaciones y nombrar como responsables a dos personas que no figuran entre los 15 diputados electos del partido. Sergio Pascual, responsable de Organización del partido y persona de máxima confianza de Iglesias, y Manuel Garí, hombre próximo a Rodríguez, pero sin cargo orgánico alguno.

Este tira y afloja reflejó una vez más las discrepancias de carácter entre Madrid y Sevilla, ya expresadas cuando Iglesias convenció a Rodríguez para que incluyese en su candidatura a Pascual o cuando supervisó con lupa a los integrantes de su lista, Andalucía sembrando futuro, en la que se pretendía integrar a varios polémicos dirigentes como Juan Manuel Sánchez Gordillo, de la CUT, o Diego Cañamero, del Sindicato Andaluz de Trabajadores. Rodríguez fue militante de Izquierda Anticapitalista hasta la disolución provocada por las exigencias de integración en Podemos.

En la dirección tampoco gusta que la candidata navarra deje abierta la posibilidad de un pacto de Gobierno con Bildu, como así expresó esta semana en la presentación de su lista, donde Pérez apeló a las normas internas para recordar la autonomía para los territorios a la hora de decidir los posibles pactos postelectorales. "El reglamento dice claramente que son las asambleas territoriales las que deciden" sobre los acuerdos con otras formaciones, destacó. Aplazar los pactos

El debate sobre los pactos es algo que preocupa en la cúpula. Ante el incierto escenario electoral que dibujan todos los sondeos, las alianzas que se forjen tras los comicios locales y autonómicos podrían determinar también lo que suceda después de las generales.

Iglesias y su equipo tratan de aplazar el debate hasta que las urnas se pronuncien e insiste en su mensaje en que todos son enemigos. Con prioridad, el PP, su máximo rival, aunque últimamente también Ciudadanos, partido que advierten con fuertes posibilidades para disputarles el voto. En esa ofensiva entró estos días el mismo secretario general, con un discurso en el que trata de ligar al partido de Rivera con los mismos vicios de los de siempre. Mientras Podemos representa el cambio político, Ciudadanos no es más que el "recambio", dijo el lunes.

Días después, volvió a atacar al partido con el que hasta ahora había mantenido un perfil discreto, asegurando que "no es buena noticia" que Aguirre, Rosell y los empresarios del IBEX 35, "que muchas veces están en las Sicav o no pagan impuestos" estén "tan contentos" con las propuestas económicas de la formación de Rivera.

Así, por tanto, Podemos prepara su campaña autonómica con las menores 'salidas de tono' posibles. En ello trabaja ya el Comité Electoral estatal, que el jueves reunió a los 13 candidatos autonómicos y que busca vertebrar un discurso y un objetivo común. El encargado de coordinar todos los esfuerzos será Íñigo Errejón, que esta misma semana se trasladará a Valencia como director del Comando Electoral estatal para reunirse con el comité electoral regional. Valencia es plaza estratégica para el partido, como también lo es Madrid, donde ya ha mantenido varios encuentros.

Podemos presentará también esta semana su programa marco autonómico. Un conjunto de principios comunes que será completados con propuestas específicas para cada una de las regiones. Los distintos documentos autonómicos de que hasta ahora se dispone, un esbozo de las intenciones de cada candidato, han dejado también de manifiesto los distintos pareceres.

Aunque las líneas generales no se discuten-como la recuperación del sector público, la persecución de la corrupción y los impuestos progresivos que carguen sobre todo en las rentas altas- existen desacuerdos que no son menores.

Entre ellos, por ejemplo, la cuestión soberanista. Mientras el propio secretario general se ha mostrado partidario del "derecho a decidir" aunque sin ocultar su deseo de una Cataluña integrada en el resto del Estado, la candidata catalana, Gemma Ubasart, se ha mostrado más radical en su propuesta. Ubasart formó en el pasado parte de movimientos independentistas, y defiende en su borrador un "proyecto nacional en clave de reforma", en el que avanza un nuevo modelo de financiación para Cataluña o incluso algún "retoque constitucional". "Llegados aquí, ahora, queremos aspirar a todo", advierte.

La cuestión de la renta básica es otro motivo de fricción. Cataluña la defiende como "universal e incondicional", aunque reconoce también que, por ahora, habrá de ser condicionada. El mensaje de la dirección es ahora una renta determinada por el nivel de ingresos. Diferencias se advierten también en lo relativo a las nacionalizaciones. Enfriada la propuesta por parte del "núcleo duro"- el propio Iglesias reconoció que sería "excepcional" y para determinadas empresas, siempre y cuando no respondan a los intereses generales- algunas candidaturas la defienden con vehemencia. Es el caso de la andaluza, donde se promete un "tejido energético andaluz público" ante "la avaricia insaciable de unas multinacionales energéticas sin más patria que los paraísos fiscales".

La política de vivienda genera también incertidumbres. Paralización de los desahucios, dación en pago con carácter retroactivo, fomento del alquiler social... eran las principales medidas incluidas en el programa europeo de Podemos. Pero las candidaturas lo enfocan con diferencias. Mientras en Andalucía se defiende una comunidad "libre de desahucios", en Aragón se habla de una "moratoria" cuya duración no se concreta.

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