El concurso para designar una nueva cúpula directiva de Radio Televisión Española (RTVE), en la que primen los méritos y no las preferencias políticas de turno, va camino de convertirse en una historia interminable. No ha pasado ni un mes desde que el Comité de Expertos (elegido sólo con este fin) seleccionó los 20 candidatos de los que debe salir el futuro consejo de administración y van en aumento las dudas sobre si la elección final de diez puestos conseguirá materializarse. Una incertidumbre que dejaría vía libre a Rosa María Mateo para mantenerse durante meses como administradora única de RTVE. Un cargo que, en teoría, ejerce de forma provisional.
Sobre el papel, hay dos problemas que enturbian la última fase de selección. Por un lado, los recursos presentados por algunos de los candidatos que no han sido seleccionados para ese listado de 20 finalistas. Un examen en el que se ha tenido en cuenta no sólo su experiencia profesional, también la elaboración de un proyecto para el futuro de la corporación. Este miércoles ha concluido el plazo de presentación de recursos y, a partir de ahora, serán los letrados de las Cortes quienes analicen esas alegaciones, lo que podría ralentizar los siguientes pasos del proceso de elección.
Por otro, sólo cuatro de los 20 seleccionados para el examen final en el Congreso y el Senado son mujeres. Este sería un punto que podría hacer desencarrilar el proceso, según indican fuentes implicadas en el mismo. Si esas cuatro mujeres no están entre los diez miembros del consejo de administración se podría estar incumpliendo el espíritu de la legislación. La Ley aprobada en 2017 para "recuperar la independencia de la corporación RTVE y el pluralismo en la elección parlamentaria de sus órganos" buscaba el equilibrio entre hombres y mujeres.
En concreto, fijaba que "el consejo de administración de la corporación estará compuesto por diez miembros, todos ellos personas con suficiente cualificación y experiencia profesional, respetando el principio de presencia equilibrada de mujeres y hombres en su composición". Un punto que podría incumplirse en función de los consejeros que, a partir de ahora, designen Congreso y Senado.
"El proceso de elección de los 20 candidatos ha sido absolutamente transparente. Ha sido un concurso público supervisado por una letrada del Congreso, que ha vigilado todo el proceso. Todas las decisiones se han tomado de forma colegiada y de manera anónima, porque no sabíamos los nombres de los candidatos que examinábamos", explican fuentes del Comité de Expertos, al justificar cómo se ha desarrollado su trabajo durante los últimos meses.
¿Qué pasos quedan por delante?
Si las alegaciones de los candidatos que no han pasado al listado final no prosperan (al margen de lo que suceda en el futuro con el tema de la igualdad entre hombres y mujeres), los 20 seleccionados tendrán que comparecer ante la Comisión Consultiva de Nombramientos de ambas Cámaras. Una vez superado ese trámite, cada una de ellas tendrá que elegir sus nombres.
El Congreso de los Diputados tiene que seleccionar a seis consejeros y, el Senado; otros cuatro. Es el mismo trámite que fracasó el pasado verano, ante la imposibilidad de llegar a una lista conjunta que lograse el respaldo de todas las sensibilidades políticas, y que derivó en la elección de Rosa María Mateo como administradora provisional. Y el marco de mayorías en ambas cámaras sigue siendo exactamente el mismo.
La elección de los diez consejeros tiene que salir adelante con mayoría de dos tercios, tanto en los seis que designa la Cámara Baja como los cuatro del Senado, donde el Partido Popular tiene mayoría. Es decir, se vuelve al mismo escenario, donde se requieren pasos entre las diferentes formaciones. Algo complicado en un escenario con elecciones municipales, autonómicas y europeas a finales de mayo.
Sólo cuando esté configurado el consejo de administración, el Congreso tendrá que elegir, de entre los diez consejeros electos, a quien ocupe la presidencia de la corporación RTVE y del consejo. De nuevo, por mayoría de dos tercios. Y el consenso, con las urnas a la vista, no parece fácil.
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