Tras el ajuste en España, las bolsas ponen su foco en Europa y Asia

  • Madrid, 5 mar. El nuevo objetivo de déficit marcado por el Gobierno español ha planeado hoy como una sombra por los mercados, aunque con poco impacto en las bolsas y la deuda, que se vieron más afectadas por la ralentización en China y las dudas sobre el rescate griego.

Madrid, 5 mar. El nuevo objetivo de déficit marcado por el Gobierno español ha planeado hoy como una sombra por los mercados, aunque con poco impacto en las bolsas y la deuda, que se vieron más afectadas por la ralentización en China y las dudas sobre el rescate griego.

El reconocimiento de que España no podrá reducir el déficit este año hasta el 4,4 por ciento del PIB, como se había pactado con Bruselas, tuvo un claro impacto el viernes en el riesgo de España, que se colocó por encima del de Italia por primera vez desde agosto.

Hoy se ha mantenido esa tendencia, y la prima de riesgo -medida como la diferencia entre la prima de riesgo de España y la Alemania- se ha colocado al cierre en los 314 puntos básicos, por encima de los 310 puntos de Italia.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha reconocido su descontento por la evolución de la prima de riesgo española, si bien confía en el efecto positivo que tendrá el programa de reformas del Gobierno.

"Uno no puede estar contento. Pero en cualquier caso ha estado peor. Y esto puede cambiar", ha afirmado Rajoy en una comparecencia ante la prensa.

El presidente considera que la clave "para poder financiarnos a precios razonables es coger el toro por los cuernos, gobernar en serio, reafirmar los compromisos fiscales y cumplir con las reformas".

Las bolsas también han vivido una jornada negativa, aunque él motor de la caída no ha sido el cuadro macroeconómico que acaba de aprobar el Gobierno, y que servirá como base para la elaboración de los próximos presupuestos.

Los analistas consideran que los mercados ya habían descontado la imposibilidad de España de reducir el déficit al 4,4 por ciento, por lo que el anuncio de un nuevo objetivo más suave, el 5,8 por ciento, fue aceptado con una cierta indiferencia por las bolsas.

Hoy los factores de influencia han sido más internacionales, en un momento en que se da por terminada la temporada de presentación de resultados y a los inversores les toca mirar a fuera para buscar la inspiración bursátil.

Uno de ellos ha tenido su foco en China, donde el Gobierno del gigante asiático ha reducido hoy al 7,5 % el objetivo de crecimiento de su Producto Interior Bruto (PIB) para 2012, frente al 9,2 alcanzado el pasado año.

Detrás de esta revisión a la baja se encuentra la decisión del Gobierno de reorientar el modelo de desarrollo económico para fomentar un mayor consumo interno, explicó hoy el primer ministro, Wen Jiabao.

Esta decisión ha provocado una caída generalizada de las bolsas asiáticas, que pronto se trasladó a Europa. Tokio ha perdido un 0,80 por ciento, Seúl un 0,91 por ciento, Shangai 0,64 por ciento, Hong Kong un 1,38 por ciento, Singapur un 0,06 por ciento, y Tailandia un 0,62 por ciento.

En Europa, Fráncfort se ha dejado hoy un 0,79 por ciento, París un 0,39 por ciento, Londres un 0,61 por ciento, y Milán un 0,68 por ciento.

Otro factor de influencia ha sido la desconfianza que todavía existe sobre los acontecimientos que deberían desencadenar en la aprobación por parte del Eurogrupo de los 71.000 millones de euros pendientes del segundo rescate a Grecia.

Los acreedores privados de Grecia tienen hasta el jueves 8 de marzo para aceptar la quita de la deuda, una decisión que será revisada al día siguiente por los Ministros de Finanzas de la zona del euro.

Hasta el momento, una docena de miembros del Instituto Internacional de Finanzas (IIF), que representa al sector privado en las negociaciones con Atenas sobre la quita de la deuda, ha anunciado su participación en la operación.

Entre las entidades que han accedido a participar en el programa, que supondrá una quita de hasta el 70 % en el valor de los bonos de la deuda griega, figuran el francés BNP Paribas, el banco alemán Deutsche Bank y el holandés ING Bank, entre otros.

Esta operación supone la condonación de más de 100.000 millones de euros, lejos aun de los 360.000 millones a los que asciende la deuda griega.

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