Ultimatum del Gobierno: Corbacho da tres semanas para la reforma laboral

  • El ministro de Trabajo, que inicialmente puso abril como fecha para sellar un acuerdo, ha concedido una prórroga de tres semanas a patronal y sindicatos para reformar el mercado laboral. Además, ha advertido que este acuerdo no creará empleo de manera inminente.

El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, afirmó hoy en Gijón que el Gobierno se da de margen tres semanas para tomar decisiones sobre la reforma laboral, "en el caso de que la patronal y los sindicatos no lleguen a un acuerdo en dos semanas". Un plazo en el que dijo confiar en que se alcance un consenso sobre una reforma que considera necesaria, pero que, advirtió, no va a ser la que cree centenares de puestos de trabajo al día siguiente.

Así lo dijo durante la cuarta sesión del X Seminario Europeo sobre el Empleo 'Crisis y Lecciones' organizado en el Antiguo Instituto por la Asociación de Periodistas Europeos. "Si no es posible, quedan tres semanas para ver qué pasa", indicó sobre el acuerdo entre patronal y sindicatos.

Para él, 15 días, pese a no ser un tiempo marcado, es "razonable" para poder conseguir ese consenso. "No se puede demorar más allá", dijo. "Si no hay acuerdo, "cada uno deberá explicar por qué", apostilló al respecto.

Corbacho sostuvo que los puntos planteados en el documento son "razonables" para obtener ese acuerdo. Aún así, el ministro confió en la responsabilidad de los agentes sociales.

En este sentido, manifestó también su deseo de que el PP celebre el acuerdo. "Espero que la primera declaración que haga el Partido Popular no sea descalificarlo sino felicitarlo y decir que le dará soporte en el Parlamento", apuntó en caso de que se llegue a un acuerdo.

Asimismo, incidió en que la crisis no es "un paréntesis neutro" sino que traerá cambios, aunque matizó que no tienen por qué ser a peor. Por tanto, el mercado laboral deberá también cambiar y ajustarse y quien no lo crea así, a su juicio, "la realidad de los hechos le dirá que está equivocado".

Con todo, alertó que la reforma laboral no significa que al día siguiente las empresas empiecen a contratar más y matizó que esto no pasará hasta que la producción suba y así será cuando se incremente el consumo que lo hará cuando haya más fluidez de crédito para familias y pequeñas empresas. Hace falta, por ejemplo, que la temporada de turismo sea mejor y que los hoteles estén al 85 por ciento de ocupación y no al 70.

El ministro señaló que si faltan los créditos fallan los cimientos de la economía y se destruye empleo. Sin crédito, a su parecer, no se conseguirá animar la economía y generar puestos de trabajo.

No obstante, hizo hincapié en cómo en otros países la crisis hizo menos efecto que en España en la destrucción de empleo, porque tenían modelos económicos y laborales distintos. En este sentido, indicó que España tenía un sistema de alta empleabilidad basado en la Construcción, principalmente, a lo que sumó el incremento en 2008 de la población activa en 630.000 personas, situando la tasa por encima de la de Alemania, Francia e Italia juntas.

Una sobreocupación del mercado laboral que se junta con una baja cualificación, a su entender, y con una "excesiva" temporalidad. Corbacho indicó que del total de puestos de trabajo destruidos, el 68 por ciento eran de contratos temporales y el resto, en su mayoría, despidos individuales, con un pequeño peso en cambio de los ERE pese a ser más mediáticos.

Frente a esta situación, situó al modelo alemán, que permite aplicar una reducción de un tercio de la jornada laboral para mantener el empleo. Para el ministro, lo importante no es quién paga esa diferencia de salario sino que el trabajador siga empleado y que la empresa no desaparezca.

En ese caso concreto, la empresa paga la jornada laboral trabajada y del resto de horas el 67 por ciento lo abona el Servicio Público de Empleo. Según él, ese 1,5 millones de trabajadores afectados, sin ese sistema, serían 600.00 parados y animó a pensar en qué cuesta más si el abonar la diferencia de salario o el pagarles la prestación por desempleo y la Seguridad Social. No obstante, advirtió que los modelos no se pueden trasladar "miméticamente" y que el alemán funciona siempre que la crisis sea coyuntural. UN MES DE ABRIL "BUENO".

Respecto al 20 por ciento de parados según la EPA, Corbacho prefirió esperar a la publicación de los datos oficiales pero avanzó que, abril, a día de hoy, es "relativamente bueno desde el punto de vista del comportamiento económico y de la Seguridad Social". El ministro matizó que parte de esos buenos datos se deben a la coyuntura de la época y otros suponen ya una tendencia.

El ministró situó a los mayores de 45 años que son parados de larga duración y a los jóvenes como los colectivos más facetados por la crisis y abogó por incentivos a su contratación. Al mismo tiempo, apuntó que el Gobierno seguirá trabajando por mantener las prestaciones sociales en caso de desempleo, que tienen niveles altos, pero no podrá subirlas.

Sobre el cambio necesario en la Construcción, apostó por fomentar la vivienda de protección en régimen de alquiler pero con un precio asequible, la rehabilitación de las ciudades y un mercado libre que se ajuste a las necesidades. También por ser conscientes de que la prestación de desempleo no es un derecho sino una protección hasta insertarse de nuevo en el mercado laboral.

Por otro lado, afirmó que es preciso limitas a cada Administración las funciones que están establecidas y criticó que haya esferas donde hay duplicidad entre el Estado, las comunidades autónomas y los ayuntamientos. A este respecto, abogó no tanto por reducir un número concreto de funcionarios sino por que lo que haga el ayuntamiento no lo haga la comunidad autónoma y lo que haga ésta que no lo haga el Estado.

El ministro insistió en que estamos ante una crisis transversal que afectó a todos los sectores y destacó el hecho de que tres millones de personas desempleadas tengan alguna protección social, lo que supone el 80 por ciento de los parados.

En cuanto al caso especial de España, señaló que en la cuestión de la burbuja inmobiliaria "no se salva ni el apuntador" de su responsabilidad. Especialmente se centró en la facilidad de crédito que motivó la compra de vivienda con hipotecas de hasta 40 años.

"Hay mucha gente que ganó dinero pero en una economía con pies de barro", dijo. "Esa factura la vamos a pagar", aseguró. Además, abogó por rescatar valores como el esfuerzo y el trabajo y el que en esta vida las cosas no son gratis. "prefiero llegar a una sociedad menos rica y con más valores", apostilló.

Como recetas a la crisis, nombró la reforma laboral y que los políticos lleguen a un acuerdo para "remar en la misma dirección", así como que la Administración, en sus tres niveles, dé signos de contención económica y austeridad. "Ha llegado el momento de priorizar, no es posible hacer lo que hace cuatro años", apostilló. Además, dijo confiar en la capacidad de las empresas para innovar y les instó a que la desarrollen con espíritu de concienciación y concertación.

También justificó el rescate financiero que se hizo en su momento, al ser la base de la economía y crecer la preocupación sobre si los ahorros peligraban. Corbacho alabó las medidas que esta llevando a cabo el presidente de EEUU, Barak Obama, al que definió como "un gobernante valiente".

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