Una mayor disciplina fiscal, clave económica del nuevo Gobierno

  • Tokio.- El inesperado cambio de Gobierno en Japón supondrá continuidad en políticas como el ambicioso programa medioambiental vigente, pero también un compromiso para una mayor disciplina fiscal en el país con la mayor deuda pública del mundo.

Naoto Kan afronta un mandato muy cuesta arriba en Japón
Naoto Kan afronta un mandato muy cuesta arriba en Japón

Tokio.- El inesperado cambio de Gobierno en Japón supondrá continuidad en políticas como el ambicioso programa medioambiental vigente, pero también un compromiso para una mayor disciplina fiscal en el país con la mayor deuda pública del mundo.

El nuevo primer ministro, Naoto Kan, de 63 años, hasta ahora titular de Finanzas, se hará cargo de una economía que comenzó a crecer en el segundo trimestre del año 2009 tras su peor recesión de posguerra y que se enfrenta al problema endémico de la deflación y la difícil misión de contener la emisión de deuda pública.

Aunque los vaivenes de la política japonesa han demostrado que puede haber gran diferencia entre la voluntad y los hechos, Kan, número dos del saliente Yukio Hatoyama, ha abogado por un yen más débil, luchar contra la caída de los precios y contener el aumento de la deuda pública, que duplica al Producto Interior Bruto (PIB).

La fortaleza del yen está afectando al motor exportador del país, mientras que las medidas de estímulo impulsadas por Hatoyama para revitalizar la economía han aumentado la deuda pública y han ampliado el déficit presupuestario, que ronda el 9 por ciento.

Además, el nuevo Gobierno de Japón tendrá que hacer frente al gradual envejecimiento de la población, que añade cada vez más presión al sistema de pensiones del país.

El jefe de Gobierno electo de Japón ha prometido mantener la líneas maestras del programa electoral con el que Hatoyama se impuso en las elecciones generales de agosto de 2009 en una victoria histórica que puso fin al dominio conservador en el país.

Esas políticas incluyen programas de bienestar social para ayudar a los más desfavorecidos, recortar gastos en la función pública, llevar a cabo un ambicioso recorte de emisiones del 25 por ciento en 2020 respecto a los niveles de 1990 y promover la integración con las economías china y surcoreana, socios cada vez más importantes.

La Bolsa de Tokio recibió hoy la elección de Kan en la Dieta (Parlamento) con una leve caída del 0,13 por ciento del índice Nikkei, mientras los inversores esperan que promueva un yen más débil.

Los inversores confían en que el nuevo Gobierno colabore con el Banco de Japón para poner freno a la fortaleza de la moneda nipona frente al dólar y el euro y para luchar contra la deflación, que lastra la mejora gradual en el tejido empresarial japonés.

Asimismo, se espera que Japón se esfuerce ahora en mantener el tope de emisión de deuda pública en los 44,3 billones de yenes (392.508 millones de euros) en el próximo año fiscal, lo que ayudaría a contener el aumento de la deuda pública y el déficit fiscal.

Con este objetivo, Kan ha apostado por subir el impuesto al consumo por encima del actual 5 por ciento para aumentar los ingresos fiscales, una medida pospuesta sin fecha por el Ejecutivo de Hatoyama.

No obstante, a Naoto Kan se le ha criticado su poca experiencia en temas fiscales, uno de los grandes caballos de batalla de Japón, cuando se hizo cargo de la cartera de Finanzas en enero en sustitución del veterano Hirohisa Fujii.

Kan ha asegurado que "siempre que no se yerre en la manera de emitir dinero, la economía puede mejorar incluso con un aumento de los impuestos".

Los mercados continúan siendo cautelosos ante la llegada de Kan, ya que todavía está pendiente saber qué pasará en las elecciones al Senado de julio, que podrían suponer un vuelco en la victoria del PD en las generales del 30 de agosto de 2009 y obstaculizar el trámite legislativo en el Parlamento o Dieta.

Entre las leyes pendientes se encuentra la que dará marcha atrás a la privatización de Japan Post, el mayor conglomerado financiero del mundo, cuya aprobación podría dilatarse hasta después de las elecciones a la Cámara Alta.

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