El vermut es de modernos: nueve cuestiones para discutir con los abuelos

  • Ponemos a prueba tus conocimientos vermuteros para dibujar el decálogo definitivo, a prueba de listillos.
Vermut
Vermut

Con o sin aceituna, del tiempo o con hielo, en copa de cóctel o en vaso de caña. Todo es cuestión de gustos aunque las modas influyen, y mucho. El vermut, ese vino aromatizado y con especias como la artemisa, el anís o el ajenjo y edulcorado con azúcares, caramelo y mostos de uva, vive una segunda revolución en manos jóvenes que pretenden devolverle el protagonismo que merece en nuestras barras. Aprendemos todo lo que necesitamos saber para poder discutir sus encantos con los mayores de la familia.

El secreto está en la fórmula

El secreto mejor guardado por los fabricantes de los mejores vermuts es la receta, en la combinación de especias y flores que intervienen en su elaboración: ajenjo, anís estrellado, hinojo, clavo, cardamomo, corteza de naranja, vainilla, canela, salvia, nuez moscada, jengibre, melisa... Los gustos y olores que pasan al vino son en muchos casos demasiado amargos y a la habilidad del enólogo debe unirse la del licorista, pues en el equilibrio de ambos está la clave para crear un vermut perfecto.

Un vaso para cada ocasión

Vaso corto de cerveza o vino, ancho y bajo de cristal fino), un poco más ancho y alto de cristal grueso o copa de cóctel. El vermut se puede preparar en distintos formatos.

Depende del momento, del tipo, de la intensidad y, sobre todo, de lo que nos apetezca.

Siempre frío

Eso sí, siempre hay que servirlo frío. Entre 6 y 8 grados, dicen los más puristas. Y si le añadimos hielo, que sea de grueso y compacto, de calidad, para que no contagie sabores extraños al vermut.

¿Con limón o con naranja?

La piel naranja y la aceituna son para el vermut rojo. El blanco sabe mejor con media rodaja de limón y, si queremos, también una aceituna. Hay una razón para esto, y es que está demostrado que la naranja acentúa el amargor mientras que el limón hace lo propio con la acidez.

A vueltas con la angostura

No es imprescindible, pero si nos gustan las bebidas amargas, podemos añadir al vermut rojo unas gotas de angostura, que no es otra cosa que zumo de lima concentrado, un ingrediente muy apreciado en la elaboración de cócteles.

En copa de cóctel

Tu abuelo preferirá tomarlo solo, pero los cócteles con vermut están de moda y hay que darles una oportunidad. Combinado descubriremos otras particularidades del vino aromatizado. Y no hace falta saber de mixología. Un cóctel muy sencillo que podemos

preparar en casa se consigue empapando la copa con ginebra antes de servir el vino para que este se vuelva más seco. Si nos atrevemos a echarle un chorrito ginebra y tiramos de angostura estaremos preparando una Media Combinación, el trago corto que instauró en su día Miquel Boadas, uno de los grandes pioneros de la coctelería en España.

¿Por qué de aperitivo?

La respuesta es sencilla. Solemos tomar el vermut antes de comer porque ayuda a abrir el apetito. No obstante, hay quien para después de comer, como digestivo. Tampoco le falta razón pues su moderada graduación aumenta la secreción gástrica, lo que favorece que nos empiece a entrar hambre, pero también ayuda a digerir los alimentos. Para el postre, mejor un reserva. Si aún así nos parece que tiene mucho grado alcohólico, podemos rebajarlo mezclándolo con tónica o gaseosa y que nos acompañe a lo largo de la comida.

El maridaje perfecto

Como tradicionalmente se ha tomado en España con el fin de abrir el estómago, el vermut armoniza bien con el aperitivo: olivas, mejillones, berberechos, encurtidos, boquerones en vinagre, anchoas en salazón… pero también es perfecto para acompañar platos principales. El blanco es ideal para tomar con pescados y mariscos, y también puede ir bien con quesos, jamón y embutidos ibéricos.

Y también como ingrediente

El vermut se puede usar para acompañar los platos pero también para cocinarlos. Como ingrediente principal o reduciéndolo para salsas, incluso en gelatina, los más cocinillas le sacan partido al vermut a la hora de darle sabor a sus recetas.

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