Un paseo para descansar y comer bien en Hondarribia, la antigua Fuenterrabía

  • Es una antigua villa cuya ubicación sirvió como refugio para los pescadores contra los embates del Cantábrico, cuenta con un casco histórico singular.
Vista desde las murallas de Hondarribia./Asociación Empresarios Hostelería Hondarribia
Vista desde las murallas de Hondarribia./Asociación Empresarios Hostelería Hondarribia
Vista desde las murallas de Hondarribia./Asociación Empresarios Hostelería Hondarribia
Vista desde las murallas de Hondarribia./Asociación Empresarios Hostelería Hondarribia

Hondarribia, la antigua Fuenterrabía es una antigua villa cuya ubicación sirvió como refugio para los pescadores contra los embates del Cantábrico. Cuenta con uno de los casos históricos más singulares de toda España. Un fascinante e intrincado laberinto de callejuelas a las que se asoman los tradicionales balcones de madera adornados por las flores de los geranios que engalanan y dan encanto a la ciudad. La ciudad asciende hasta la cúspide donde el castillo fortaleza de Carlos V, hoy convertido en Parador Nacional, preside la ciudad, sobre el río Bidasoa y la perspectiva de Francia al otro lado.

Desde la Puerta Medieval se asciende por la calle Mayor que nos adentra entre las casas y calles empedradas. Palacetes como el de Zuloaga y la iglesia de Sta. María de la Asunción. El barrio de la Marina que durante siglos ha dado cobijo a los pescadores, es hoy una zona plagada de bares y restaurantes entre casas de estilo vasco-francés. La gran playa de casi un kilómetro, de arena blanca y aguas tranquilas es ideal para darse un baño. El Camino de la Bahía es un sendero perfectamente delimitado que llega hasta Hendaya, al otro lado de la frontera y que puede recorrer en bicicleta de alquiler al borde del mar.

El Gran Sol es el bar para tapear. Bixente Muñoz es el gran chef, ideólogo y esencia del que está considerado el mejor bar de pintxos a este lado del río Bidasoa. Si el Gran Sol era el gran caladero de pesca tradicional de los pesqueros vascos, el bar es un gran y profundo mar de pintxos. Bixente transmite la memoria del recetario y los sabores tradicionales de su tierra. El crea cada pintxo, Micaela, su jefa de cocina, los ejecuta. Una cocina muy pensada, en la que integran gran cantidad de productos secundarios que contribuyen a multiplicar sus efectos. Grandes bocados como el de pimiento y foie, el ‘champi’ relleno o el de bacalao ahumado.

Alameda, la gran experiencia gastronómica en Hondarribia. Es la resultante de un perfecto equilibrio entre tradición y vanguardia; una cocina reconocible en la que Gorka y Kepa Txaparegui saben mantener un equilibrio magistral entre la tradición de platos reconocibles con un toque preciso para hacer actuales esas recetas de siempre. En Alameda se trata con devoción el mejor producto de su huerta y de la huerta. Una cocina que muestra oficio combinada con ciertas dosis de imaginación controlada que da sentido a una cocina muy actual. Recetas reconocibles, montajes notables y resultados soberbios.

Para dormir la mejor opción es un hotel y spa muy cuidado y personal. El hotel Villa Magalean, es un establecimiento que nace de una rehabilitación integral de una gran casona vasca construida en en los años 50. Una profunda transformación que mantiene y respeta la fuerte personalidad de su arquitectura histórica: Vigas talladas, balcones en hierro forjado, revestimientos de piedra en las ventanas, azulejos andaluces, molduras, frisos, parqué y suelos antiguos; combinada con una decoración limpia, moderna y actual; le hacen un lugar idóneo para descansar.

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