Las cuatro reglas de oro para hacer un buen discurso (en menos de 10 minutos)

  • Estas son las técnicas que utilizó Oprah Winfrey en la gala de los Globos de Oro para dar su aplaudido discursos. Y todo el mundo puede aprenderlas.
Oprah Winfrey durante su discurso en los Globos de Oro / YouTube
Oprah Winfrey durante su discurso en los Globos de Oro / YouTube
Oprah Winfrey durante su discurso en los Globos de Oro / YouTube
Oprah Winfrey durante su discurso en los Globos de Oro / YouTube

Hablar en público por vez primera es una tarea terrorífica, y muchas personas no se acostumbran nunca. Pero nadie nace sabiendo. En realidad, la oratoria se puede entrenar y, aunque no tengamos experiencia, no es difícil dar un buen discurso si se siguen una serie de normas (a las que por desgracia parecen no estar acostumbrados ninguno de nuestros políticos).

Como explica la experta en oratoria Brenda Barbosa en Inc., para hacer un buen discurso debemos comprender qué es un buen discurso. Y un buen ejemplo reciente es la sonada intervención de Oprah Winfrey en la gala de los Globos de Oro, tras la que los estadounidenses se volvieron locos pidiendo que se presentara a presidenta.

“Con solo unas pocas palabras, Oprah expuso a la audiencia un recordatorio para todos los aspirantes (y oradoras experimentados) sobre lo que se necesita para dar un discurso poderoso”, asegura Barbosa.

Su alocución fue inferior a 10 minutos, pero tuvo un impacto monumental. Y no es casual. Winfrey es una gran comunicadora y sabe lo que demanda la audiencia. Su intervención siguió a rajatabla algunos de los consejos clásicos de cualquier buen discurso. Son estos:

1. Elige bien que idea quieres transmitir

Un buen discurso es aquel que transmite una idea concreta, concisa y efectiva. “Trabajo con oradores de todo el mundo ayudándolos a desarrollar contenido e, invariablemente, veo que muchos de ellos caen en la misma trampa: intentan meter demasiados asuntos en un discurso, pues temen dejar algo fuera”, explica Barbosa.

Los discursos no son ensayos escritos: deben de ajustarse a un tema concreto, pues la gente pierde enseguida la concentración si se tocan demasiados asuntos. Oprah se centró en el tema de la igualdad de género y racial. ¿Por qué hablar de otras cosas?

2. Cuenta una historia

Un discurso tiene su propio desarrollo narrativo, y aunque solo dure 10 minutos debe tener, como cualquier estructura argumental, introducción, nudo y desenlace. Una técnica clásica es empezar con una anécdota personal que ponga el foco en la idea que queremos transmitir. Esto es lo que hizo Winfrey, al recordar con todo lujo de detalles su recuerdo de niña el día en que dieron por primera vez el Oscar a un actor negro: Sidney Poitier. El perfecto arranque para un discurso sobre la Igualdad.

No todo el mundo tiene el mismo estilo. Como explicaba en Time Adam Frankel, que ha sido uno de los redactores de discursos favoritos de Obama, lo importante es contar una historia con la que te sientas cómodo. Hoy en día los políticos tienden a llenar sus alocuciones de cifras y estadísticas, algo que nunca será tan poderoso como una buena historia.

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Barack Obama era un gran orador. 

3. Elige bien el vocabulario

Los buenos discursos son como la buena literatura: prestan atención a los detalles. Las descripciones son especialmente efectivas, en la medida en que pueden transmitir una idea de forma emocional y, por tanto, más contundente.

Winfrey, por seguir con el mismo ejemplo, comenzó hablando del día en que, siendo niña, vio la gala de los Óscar en que salió premiado Sidney Poitier. Pero, como explica Barbosa, cada palabra está cuidadosamente escogida. “Los detalles son exquisitos en su precisión: piso de linóleo; casa en Milwaukee; Anne Bancroft; Oscar al mejor actor; 36 ° Premios de la Academia; cinco palabras; corbata blanca; asientos baratos; cansada de limpiar las casas de otras personas”. En solo 124 palabras Winfrey deja claro cómo fue su humilde infancia, sin hablar de ella directamente.

4. Escribe pensando en el lenguaje oral

“No existe una ley suprema de la redacción de discursos, pero si hubiera una, sería probablemente esta: un discurso está hecho para ser hablado, no leído”, asegura Frankel.

Parece una obviedad, pero es uno de los errores más comunes de los principiantes. El lenguaje escrito es muy distinto al lenguaje hablado y, como los discursos se escriben antes de leerse en alto, es muy común utilizar expresiones y frases que no funcionan.

Una regla de oro consiste en usar siempre frases tirando a cortas, pues es la mejor forma de no resultar farragoso y no trabarse. Pero, en cualquier caso, la única forma de saber que realmente el discurso es adecuado para pronunciarse es leerlo en alto mientras lo escribimos.

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