Las oficinas de AMSilk se encuentran en Munich, más exactamente en Planegg. Están allí desde la fundación de la empresa de biotecnología en 2008. La compañía fue pionera en convertir la investigación académica sobre el cultivo de proteínas de seda de araña en la bacteria 'E. coli' para usos comerciales. Desde ahí, el uso de la seda se va extendiendo a proyectos futuros que albergan diferentes sectores como la moda o la aeronáutica.
Si bien la venta principal de sus productos de origen biológico está generalmente vinculada a la cosmética, el dinero que genera se invierte para la comercialización de esta seda bío para consumo diario. Al menos ese es el plan de acción previsto por sus fundadores. O eso dice Lin Römer, cofundador de la empresa, a Amy Feldman en un artículo para 'Forbes': “La visión a largo plazo es hacer muchos productos para el uso diario”.
De ahí sus experimentos, entre los que se pueden contar desde aerosoles a esmalte de uñas entre otros muchos artículos que almacenan en sus instalaciones. Sin embargo, ahora mismo, AMSilk amasa su fortuna vendiendo sus productos como reemplazo de los aditivos tradicionales de seda en cosméticos y como recubrimiento para implantes mamarios. “Venden sus geles y polvos de seda cultivados en el laboratorio a las compañías de cosméticos, que usan estos aditivos de seda para dar brillo a los productos para la piel y al champú”, indica Feldman.
Todos los beneficios que sacan del sector de la cosmética, junto con sus fondos y la financiación estatal, sirven de motor para las investigaciones y la aplicación de sus productos basados en la seda de laboratorio en los diferentes campos del día a día.
Seda ecológica
Uno de los principios de AMSilk es el cuidado del medioambiente. El ser humano ha perseguido desde siempre el potencial de la seda de araña con el deseo inherente de obtener las ventajas de su fuerza y suavidad. Y aunque la seda se pude conseguir a través del gusano de seda y sus capullos, la realidad es mucho más pecaminosa que una simple crianza.
El hecho de que conseguir la seda suponga la muerte de miles de capullos de gusano de seda, hizo que esta empresa dejara atrás la idea. Además, tener arañas para cultivar y recoger su tela nunca formó parte de su ideario, entre otras cosas por estar en contra de su cautividad y porque son territoriales y caníbales.
Uno de sus grandes fines, debido a que su seda cultivada en laboratorio es biodegradable, es que llegue a ser un sustituible de polímeros derivados del petróleo.
Su futuro en el textil
En el sector del textil, la seda de araña ha sido un constante en la búsqueda de la forma de implementarla en las telas por sus múltiples propiedades: ligereza, fuerza y suavidad. Además de la transpiración que supone este material y que ya es alabada en los productos de cosmética.
AMSilk ya tiene en el mercado una correa para relojes basada en su producto biotecnológico que comercializa Omega y para Adidas consiguieron el prototipo de unas zapatillas de correr biodegradables allá por el 2016. El futuro en el mundo de la moda está casi afianzado.
Su futuro en la aeronáutica
En septiembre del pasado año se firmaba el primer contrato de la compañía con Airbus. La idea, para 2019, es tener el primer prototipo de material compuesto son seda de araña de laboratorio para conseguir aeroplanos más ligeros, una ventaja que se lleva persiguiendo en el sector desde su inicios.
Futuros aportes a la medicina
La cosa vas más allá y AMSilk apuesta por la investigaciones del uso de su polímero bio en pos de la medicina. De hecho, según Biomaterials, el uso de este polímero biodegradable podría ser definitivo en las vacunas. Y AMSilk no ha dudado en formar parte de este proyecto.
Los investigadores lo tiene claro, como cuenta este artículo: “El equipo de investigadores, asociado con AMSilk, espera que su técnica permita vacunas más específicas y estables contra objetivos difíciles como el cáncer y enfermedades infecciosas como la tuberculosis”.
La nueva técnica aborda el problema de la pronta eliminación de partes esenciales de las vacunas por la propia defensa del organismo, protegiendo la vacuna en una pequeña burbuja de células de seda de araña prediseñadas para esta función. Los investigadores se centraron en este material porque es altamente resistente a la descomposición de la luz y el calor, no es tóxico y es biocompatible.
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