Consejos para las familias

El tipo de elogios que los padres deberían dejar de decir a sus hijos

La educación de las familias ha cambiado en los últimos años y acciones y contestaciones que hace una década podrían estar socialmente aceptas, ahora son criticadas por todos los psicólogos. 

Familia con hijos
Familia con hijos
©[Vlada Karpovich] a través de Canva.com

La educación de los hijos es una materia que cada familia cursa con su propio temario. No hay ni buenos ni malos consejos, pues la realidad de cada entorno es diferente y los condicionantes sociales pueden variar la efectividad de las recomendaciones. Sin embargo, con el paso de los años, sí que se han modificado actitudes o acciones que en un pasado estuvieron bien consideradas y aceptadas por todas las familias. 

En este sentido, existe la falsa creencia de que es positivo animar a los hijos con cualquier tipo de elogio. Sin embargo, varios estudios han demostrado que los cumplidos que los padres hacen sobre los hijos de edades comprendidas entre el año y los tres años, pueden modificar el carácter de los niños cinco años después. En ese sentido, varios psicólogos han elaborado para CNBC una lista con una serie de elogios que pueden causar daños en la independencia, educación, confianza y resiliencia de los más pequeños.

Elogios que se deben evitar

Según la psicóloga Carol Dweck, elogiar el progreso en vez del resultado será fundamental para que los niños desarrollen una mentalidad de crecimiento. Un de los aspectos más importantes es alabar la forma en la que se ha realizado una actuación.  De esta manera, los padres deberán utilizar expresiones como "la calma con la que has pintado esta flor es genial" o "me gusta como te has parado a pensar como ibas a ordenar todo" en vez de otras como "me encanta tu dibujo" o "¡qué bien has ordenado tu habitación!". 

Esto se debe, asegura Dweck, a que existen dos tipos de mentalidad a la hora de afrontar los desafíos o retos. La primera de ellas es la 'mentalidad fija', que entiende que las habilidades que poseemos están determinadas desde el nacimiento. La segunda es la 'mentalidad de crecimiento' y hace referencia a que la creencia de que las habilidades y cualidades de las personas pueden trabajarse y desarrollarse con los años, a través del esfuerzo y la perseveranza. 

El fracaso como enseñanza

La psicóloga Francyne Zeltser también ha puesto en valor la necesidad de reeducar a los niños sobre el fracaso. Para lograr un mejor desarrollo de la mentalidad de crecimiento, será conveniente dirigir a las jóvenes hacía la corrección de los errores y no poner el foco en alcanzar un objetivo brillante.

Zeltser explica que los padres deben animar a los hijos a "reconocer, aceptar y superar sus debilidades". Preguntas del estilo de "qué podemos hacer para arreglar esto" o "cómo podemos mejorar para la próxima vez" son más positivas que recriminar a los niños lo incorrecta o mala que ha sido su acción. De esta forma, asegura, valorarán el aprendizaje y el esfuerzo para conseguir sus metas. 

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