Tres consejos para no pifiarla al hacer una presentación en inglés

  • Incluso cuando hacemos presentaciones en castellano nos trabamos en mitad de un discurso, un problema que se multiplica si no usamos nuestra lengua.
Realizar una presentación en un idioma que no es el tuyo tiene dificultades añadidas / Pixabay
Realizar una presentación en un idioma que no es el tuyo tiene dificultades añadidas / Pixabay

Hacer una presentación no es tan fácil como parece. Para empezar, sintetizar una idea o un proyecto en unas cuantas diapositivas que transmitan exactamente el mensaje que se quiere mandar suele ser complicado. Además, la oratoria del conductor de la reunión es clave para poder detallar aquellos aspectos que suscitan dudas o para responder a las preguntas que surjan entre los asistentes. Pero si a todo ello le sumamos el inconveniente de hacer la presentación en inglés, cuando no es tu lengua materna, podemos llegar a rozar el desastre. ¿Por qué? Deborah Grayson Riegel, profesora de comunicación directiva en la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pennsylvania, ofrece algunas razones en este artículo escrito para Harvard Business Review.

En el libro que ha escrito junto a Ellen Dowling, Grayson entrevista incluso a futuros líderes con experiencia, brillantes y capaces que sucumben al estrés ante este tipo de situaciones. Por ejemplo, a una mujer “cuyas lenguas maternas son el hebreo y el castellano, pero que realiza presentaciones principalmente en inglés, que admitía 'ser consciente' de su 'extraño y gracioso acento'” especialmente cuando más nerviosa se ponía. “También decía que se sentía menos capaz de ser espontánea -y menos inteligente- cuando presentaba en inglés”, explica Grayson, que considera que todas estas sensaciones pueden llegar a controlarse con tres simples estrategias antes y durante una presentación.

"I hate Power Point" / Pixabay
"I hate Power Point" / Pixabay

Practicar más antes de la presentación

Incluso cuando hacemos presentaciones en castellano, a veces nos trabamos en mitad de un discurso o nos vemos incapaces de responder a una pregunta que no hemos preparado previamente. Por eso, si vamos a hacer la presentación en inglés, Grayson recomienda “pasar mucho más tiempo practicando el discurso que las diapositivas”. La mayoría de los entrevistados, incluso los nativos, en su libro reconocía pasar más tiempo con el Power Point que declamando.

Por eso, considera que “para los oradores en inglés no nativos, ensayar y repetir son pasos especialmente cruciales para preparar una presentación con éxito. El objetivo aquí es 'sobreaprenderte' tu presentación a base de practicar incluso cuando parece que ya has hecho suficiente. Así, conseguirás que tu presentación se fije en tu memoria a largo plazo y, por lo tanto, seas menos susceptible a los efectos del estrés”.

Olvídate de tu acento y habla con pausa

Otro de los principales problemas que afectan a los no nativos es el acento. Sin embargo, deshacerte de él es imposible; en su lugar, Grayson propone “olvidarte de él y ralentizar la velocidad al hablar. Todo el mundo tiene un acento, incluso quienes hablan inglés nativo”. En este sentido, reconoce que los no nativos pueden tener que hacer un esfuerzo extra: “Tu acento puede ser un problema para quienes te escuchan, de algún modo, si tienen dificultades para entenderte”.

“Un acento poco familiar es particularmente problemático en los dos primeros minutos de tu presentación, cuando tu audiencia debe esforzarse para entenderte”, explica la autora, quien recuerda que los últimos estudios comparan la experiencia de escuchar a una persona con mucho acento con padecer pérdida de audición o estar en un ambiente ruidoso. Por eso, “bajando el ritmo al hablar, ayudarás a la audiencia a superar esta barrera para que puedan escucharte y entenderte realmente”.

Haz pausas frecuentemente

Muy relacionado con esto último está el problema de la asimilación: cuando es difícil comprender a una persona, a menudo el cerebro necesita de uno o dos segundos para procesar el mensaje. Por eso, “hacer pausas durante una presentación tiene dos beneficios: primero, ayuda a tu audiencia a comprender el mensaje; y, en segundo lugar, te da un respiro”.

“Cuando haces una pausa, le das a los oyentes la oportunidad […] de absorber lo que estás diciendo. Pero esa pausa es también una oportunidad para ti: te da tiempo para recordar o considerar que dirás a continuación, revisar tus notas, advertir las señales que te mandan los asistentes o incluso para tomar un trago de agua”, resume Grayson.

Mostrar comentarios