No hay nada comparable a unos Juegos Olímpicos. Ni siquiera un Mundial de fútbol. Porque durante casi tres semanas el planeta se paraliza para ver a los mejores atletas en todas las disciplinas imaginables: desde los 100 metros lisos o el salto de altura, hasta la natación, el balonmano, el piragüismo o el tiro con arco. Pero, además, cada cuatro años se añaden nuevos deportes al catálogo. En Tokio 2020 vimos a Alberto Ginés alzarse con el primer oro de la historia olímpica de la escalada deportiva. De igual modo, en París 2024 veremos el estreno del 'breaking dance' o el 'skateboard'.
Los Juegos Olímpicos son el escaparate perfecto para el turismo deportivo. Un mercado que, según la World Tourism Organization, ya mueve más de 800.000 millones de dólares (alrededor de 755.000 millones de euros) al año a nivel global. Una cifra que crece con cada cita olímpica, al incorporar nuevas disciplinas deportivas. Y, por supuesto, España no es ajena a este fenómeno. Según el Ministerio de Cultura y Deporte, en 2022 nuestro país recibió 5,1 millones de turistas deportivos (el 4,6% del total), "con un gasto total asociado de 2.451 millones de euros".
Juegos Olímpicos: escaparate mundial de deportes
Cada cita olímpica ha sido tradicionalmente un escaparate para deportes tradicionales o 'mainstream': desde los clásicos griegos como el Maratón (con la distancia original de 42.195 metros), hasta el propio fútbol o el baloncesto. Sin embargo, hace tiempo que el Comité Olímpico Internacional (COI) decidió abrir el abanico. Si París 2024 acogerá el breakdance o el skateboarding, Los Ángeles 2028 anunciaba hace unos días que dará la bienvenida a deportes como el béisbol, el criquet y el ‘tocho’ (variante del fútbol americano). Pero, ¿por qué se incorporan estas disciplinas?
La elección no es aleatoria. Se basa en un minucioso análisis de diversos factores, entre ellos, el número de deportistas federados a nivel mundial y nacional. Por ejemplo, el skateboarding cuenta con más de 11 millones de practicantes en todo el mundo. En España, hasta hace pocos años era una extraño ver a 'skaters' profesionales (y tampoco existía una gran infraestructura de 'skateparks'). En 2021, esta disciplina contaba con más de 60.000 federados en nuestro país.
El efecto de los Juegos Olímpicos en el turismo
En este sentido, la inclusión de nuevos deportes supone un efecto dominó que en última instancia llega hasta la industria del turismo deportivo. Cuando una disciplina entra en el panorama olímpico, la demanda de instalaciones deportivas, torneos y experiencias relacionadas se dispara. Esto se traduce en un incremento de visitantes y, por ende, de ingresos para las ciudades sede.
Pero el impacto va más allá de la localidad que acoge los Juegos Olímpicos. Países con tradición en ciertos deportes ven una oportunidad para promocionarse. Es el caso de España en deportes como el baloncesto o el fútbol, que ya contaban con una sólida base de aficionados y ahora observan un repunte gracias a los grandes resultados deportivos de los últimos 20 años. O, por ejemplo, lo que sucedería si el pádel fuese deporte olímpico. ¿Se imaginan cuántas pistas nuevas y federados tendríamos en España si Paula Josemaría y Ariana Sánchez se jugasen las medallas en unos Juegos Olímpicos?
Sea como fuere, a pesar de las candidaturas olímpicas fallidas en la última década, España también se configura como un importante destino de turismo deportivo. No en vano, en nuestro país el deporte genera más de 220.000 empleos directos e indirectos, según el Consejo Superior de Deportes. Unas cifras que podrían experimentar un alza considerable con la inclusión de nuevos deportes olímpicos. Un buen ejemplo es la escalada, que en 2021 (el año del oro olímpico de Ginés) disparó su número de federados un 9,9%.
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