Escenarios diferentes

2008 vs 2023: por qué Wall Street está ahora en un momento muy diferente

La rápida actuación de los bancos centrales y reguladores para contener los brotes de crisis bancaria en sus inicios contrastan con la tardanza en adoptar medidas, que es lo que ocurrió en los mercados hace 15 años.

Wall Street
2008 vs 2023: por qué Wall Street está ahora en un momento muy diferente. 
EFE

El sistema financiero estadounidense es algo así como en el corazón palpitante de la economía mundial: bombea a diario crédito y capital (oxígeno) a todos los rincones del mundo de forma continua y sin fisuras. Los bancos y las instituciones financieras son los principales vasos de este complejo sistema circulatorio y se encargan de hacer llegar el capital a todas las partes del globo (cuerpo). Este sistema es vasto, entrelazado e intrincado y, como todos saben, extraordinariamente frágil. ¿Cómo de sano está todo el sistema?

El equipo de análisis de Bank of America ha desarrollado un informe detallado en el que chequea cómo se encuentra la maquinaria interna de la economía estadounidense. En este sentido, un latido descoordinado, un pulso irregular del corazón puede poner nerviosos, aumentar la ansiedad y, en casos extremos, ser fatal, en este caso para la economía.

A su modo de ver, la crisis financiera actual es más un caso de fibrilación auricular -un problema cardíaco grave pero no mortal- en comparación con la Gran Crisis Financiera de 2008/2009, que fue similar a un infarto financiero global. “En aquel entonces, el corazón financiero mundial dejó de latir y se bloqueó el bombeo de capital al resto del mundo”, señalan los analistas.

Mientras Wall Street se paralizaba, las líneas de crédito mundiales se congelaban. “El sistema circulatorio financiero mundial se volvió loco, provocando el colapso de los bancos, el aumento de los impagos y el incremento de las quiebras”, ejemplifican. El infarto de Wall Street provocó la Gran Recesión de 2008/2009 y la destrucción masiva de la riqueza mundial que  tardó años en recuperarse del todo.

Desde el punto de vista médico o financiero, un infarto nunca se olvida. Por eso, cuando todas las pantallas de Wall Street mostraron de repente electrocardiogramas anormales estas últimas semanas, tras el colapso de Silvergate y el pánico bancario contra SVB, los indicadores de estrés financiero, como los swaps de índices a un día, los diferenciales de incumplimiento crediticio y el VIX del Chicago Board Options Exchange (CBOE), se dispararon. Y se mantuvieron elevados después de que los inversores empezaran a descontar fuertemente no sólo los beneficios bancarios en Estados Unidos, sino también los de las instituciones financieras de todo el mundo.

Para colmo de males, y agravando la preocupación por el contagio financiero, uno de los mayores bancos suizos tuvo que ser respaldado por las autoridades monetarias suizas con 54.000 millones de dólares. Otros sectores y activos de la economía mundial (materias primas, industriales, inmobiliarios) también cayeron. “No es de extrañar: cuando el corazón financiero de la economía mundial funciona mal, no hay parte que no se vea afectada”, aseguran desde la entidad estadounidense.

Cambios en el sector financiero

Asimismo, antes de la Gran Crisis Financiera, la participación del sector financiero en la renta variable mundial se disparó hasta casi el 26% del total mundial, muy por encima de su media a largo plazo del 20%. Así pues, cuando se produjo la crisis financiera en el otoño de 2008, el dolor en muchos de los principales índices fue más agudo y profundo; sin embargo, hoy en día, el sector financiero representa el 15% de la capitalización bursátil total del índice MSCI All Country World, lo que atenúa, en cierta medida, los riesgos a la baja de la renta variable mundial a corto plazo.

“Mientras tanto, las autoridades monetarias estadounidenses han aprendido las lecciones de la Gran Crisis Financiera y esta vez han actuado con rapidez y envergadura, frente a la lentitud y pequeñez del otoño de 2008, lo cual ha ayudado a reconstruir y restaurar cierta estabilidad en el sistema financiero mundial, pero aún queda mucho trabajo por hacer. Los riesgos principales siguen siendo primordiales”, indican los expertos de Bank of America.

A su modo de ver el pronóstico no es tan grave hoy en día, dada la fortaleza subyacente de los bancos más grandes de Estados Unidos, las políticas de apoyo de la Reserva Federal, el Departamento del Tesoro y la FDIC, y los amplios instrumentos políticos que aún tiene a su disposición el Gobierno estadounidense.

Por lo que respecta a los grandes bancos, el equipo de analistas de la entidad opina que este momento es diferente al de 2008, ya que las mayores instituciones financieras de Estados Unidos poseen activos de alta calidad, una base de depósitos diversificada, una baja exposición a empresas emergentes de alto crecimiento y unos niveles de capital significativamente más elevados.

Mientras tanto, haciendo suyas las lecciones de la Gran Crisis Financiera, las autoridades monetarias estadounidenses han actuado esta vez con rapidez y envergadura, frente a la lentitud y pequeñez del otoño de 2008. “Esto ha ayudado a reconstruir y restaurar cierta estabilidad en el sistema financiero mundial, pero aún queda mucho trabajo por hacer", advierten. 

Los riesgos principales siguen siendo primordiales. En definitiva, desde BoFA creen que el corazón financiero de la economía mundial, aunque sometido a tensiones, sigue siendo fuerte y vibrante. “Es frágil, sin duda, pero ante la volatilidad de los próximos días, los inversores deben respirar hondo y pensar en una fibrilación auricular, no en un infarto”, terminan.

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