Vital para la transición energética

Alcoa se sitúa en la 'pole position' de la bolsa para ganar la guerra del aluminio

La multinacional está desarrollando procesos de producción de bajas emisiones que le permitirán mantener su cuota frente al auge de China en un contexto de transición energética.

Alcoa
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Las perspectivas para el aluminio están mejorando, mientras se abre una contienda entre las empresas del sector en la que la estadounidense Alcoa parece salir muy bien posicionada. Las materias primas siguen en el ojo del huracán y, a pesar de que se ha reducido la tensión del mercado, las oportunidades en el plano de la inversión parece que lucen intactas para los expertos sobre la base actual.

Los precios del aluminio promediaron menos de 2.000 por tonelada métrica en la última década, y ahora no son más altos que en 1989. ¿Por qué entonces cabe pensar que la dinámica alcista va a seguir? “El argumento alcista es que China se está volviendo más consciente del medio ambiente y promete limitar su capacidad de fundición a 45 millones de toneladas métricas anualmente, frente a unos 40 millones ahora”, señalan en un informe los expertos del banco de inversión Morgan Stanley.

La capacidad de producción global es de 69 millones. Es una cifra de referencia con la que tienen que jugar las empresas del sector. El aluminio es usado a gran escala. Está en automóviles, aviones, cableado y componentes de energía eólica y solar. Su reemplazamiento por metales y plásticos más pesados mejora el kilometraje de los vehículos y es reciclable. Puede ofrecer la fuerza del acero con un tercio del peso.

“El aluminio es vital para la transición energética en curso para construir los vehículos eléctricos y la infraestructura de energía renovable que el mundo necesitará para hacer la transición a un futuro con bajas emisiones de carbono”, aseguraba en una nota de prensa Roy Harvey, consejero delegado de Alcoa, tras presentar sus últimos resultados trimestrales en julio. En este sentido, Alcoa, que produce alrededor de dos millones de toneladas al año, se erige como una de las empresas que, pensando en el largo plazo, puede beneficiarse de esta nueva guerra del aluminio.

Las acciones de Alcoa parece que cotizan a un nivel que no refleja los costes operativos favorables de su emisor, un mejor balance, mayores retornos para los accionistas y una de las huellas de carbono más bajas de la industria, según algunos expertos. “Los inversores están ignorando una tecnología potencialmente innovadora que la compañía está desarrollando y que podría eliminar las emisiones de carbono del proceso de fundición de aluminio”, dice Chris LaFemina, analista de Jefferies.

Proyecto Elysis

El experto ha llamado al proyecto de fundición Elysis de Alcoa, una asociación entre la anglo-australiana Rio Tinto (RIO), como el “mayor cambio de juego” que posicionaría a Alcoa como un “productor de aluminio verdaderamente verde” dentro de esta nueva contienda que se abre. La firma norteamericana está utilizando el proceso a pequeña escala y pretende probarlo a nivel comercial en los próximos años.

Las acciones de Alcoa, que cotizan por encima de los 50 dólares, han bajado un 43% desde los 98 dólares alcanzados en marzo antes de que los precios del aluminio cayeran casi un 40% a unos 2.400 dólares la tonelada métrica, o 1,09 dólares la libra. Los títulos se mueven en Wall Street a poco más de siete veces los beneficios proyectados para 2022 de 7,68 dólares por acción y tienen una relación PER prevista similar para 2023. “Alcoa es económica”, apunta Timna Tanners, analista de Wolfe Research. “Tiene una posición de costes ventajosa y no recibe mucho crédito por sus iniciativas ecológicas”.

La transición al verde como catalizador

La compañía realiza la mayor parte de sus operaciones fuera Estados Unidos. Extrae bauxita, un mineral de aluminio, principalmente en Australia. Utiliza dicho producto para hacer alúmina, un producto intermedio, y luego refina la alúmina en aluminio en fundiciones de todo el mundo. El aluminio todavía se fabrica con el mismo proceso de uso intensivo de electricidad que el fundador de Alcoa, Charles Hall, desarrolló a fines del siglo XIX.

Ahora, se beneficia porque alrededor del 80% de su electricidad proviene de fuentes renovables, la mayoría hidroeléctrica relativamente barata y libre de carbono. Sus emisiones de producción, alrededor de cinco toneladas de carbono por tonelada métrica de aluminio, representan un tercio de la industria, porque muchos rivales dependen de la energía generada por el carbón. Eso es cada vez más importante, ya que muchos clientes de Alcoa, incluido Apple, se centran en las huellas de carbono. Los costes generales de Alcoa se encuentran por debajo de la media de la industria.

Alcoa ha utilizado sus beneficios recientemente para reforzar su balance. Tiene solo 299 millones de deuda neta, frente a una capitalización de mercado de 10.000 millones de dólares, y obligaciones totales, incluidas pensiones y atención médica para jubilados, de 1.200 millones, frente a los 3.400 millones a finales de 2020.

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