Posible nacionalización

Berlín choca con Helsinki en la crisis del gas: el rescate de Uniper daña a Fortum

La gasista alemana ha recibido 19.000 millones de euros en ayuda financiera del Gobierno alemán, pero ahora busca nacionalizarla pese a que está controlada por la mayor eléctrica finesa, también semipública.

Sanna Marin, primera ministra de Finlandia.
Sanna Marin, primera ministra de Finlandia.
DPA vía Europa Press

La crisis del gas natural en Europa está provocando un efecto dominó entre las compañías energéticas europeas, incapaces de acudir al mercado ahora sin ayuda de los estados para cumplir con los contratos de abastecimiento energético. Las claves están en la falta de garantías para afrontar subidas de precio de hasta el 1.000% interanual del gas y de cuantía similar en la electricidad. El rescate de Uniper escenifica los riesgos y repercusiones de una situación que algunos han calificado como un potencial 'momento Lehman' para el país porque no solo puede provocar apagones eléctricos, sino también pérdidas crediticias masivas en la banca.

El Gobierno de Olaf Scholz acudió el pasado julio a la petición de ayuda de Uniper con la inyección de 15.000 millones de euros y la toma de una participación del 30% del capital. La operación contó con el visto bueno de la eléctrica finesa Fortum, su mayor accionista con el 78% de las acciones antes del rescate. Para evitar una dilución masiva, la inyección se articuló a través de un instrumento convertible en acciones de 7.700 millones que permitiría a los finlandeses recomprarlo con el tiempo y mantener la mayoría.

En agosto, Uniper emitió una nueva petición de 4.000 millones bajo riesgo seguro de bancarrota y apagones, hasta elevar la factura a 19.000 millones para Alemania entre capital, avales y líneas de crédito blando. Finalmente, el Gobierno de Scholz está negociando la nacionalización de la empresa. Sin embargo, la toma de control de la compañía está arrastrando a Fortum, la eléctrica semipública finlandesa en la que el Gobierno de Helsinki controla un 49% y a la que también ha tenido que suministrar ayuda financiera por valor de 2.300 millones en forma de línea de crédito.

El problema ahora para la empresa nórdica Fortum, que cae un 65% en bolsa en 2022, es que su flamante inversión millonaria en la alemana Uniper no vale ni de lejos los cerca de 7.000 millones de euros que invirtió entre 2017 y 2019 en adquirir el 75% del capital que estaba en manos de la energética E.on y el ‘hedge fund’ Elliot. De hecho, Uniper cotiza a mínimos históricos con un desplome del 90% desde enero que reducen el valor de las acciones en manos finlandesas a menos de 1.000 millones. 

Tras la nacionalización alemana no valdrán nada por la dilución a que se verán sometidas, de ahí la intervención del Gobierno de Helsinki para respaldar la posición de su participada Fortum. Para el Ejecutivo de Sanna Marini supone un problema adicional porque tendrá que volver a acudir a sostener a Fortum pero ya sin su activo estrella: el segundo operador gasista del gigantesco mercado alemán de la energía.

¿Cómo se ha llegado a la situación actual? Uniper ha estado al borde de la insolvencia en los últimos meses por la decisión de Rusia de cortar progresivamente el suministro de gas a Alemania a través del gasoducto Nord Stream 1. Esto ha obligado a los comercializadores a salir al mercado a comprar gas a cualquier precio para cumplir con sus contratos de suministro.

 La cotización de la referencia TTF en el hub holandés de Róterdam puede dar fe de los momentos de pánico de compradores como Uniper. Los precios llegaron a marcar máximos por encima de 340 euros / MWh tanto el 7 de marzo como el 26 de agosto, pero desde hace semanas se mueven de forma estable por encima de 200 euros, un 1.000% más que los 20 euros del verano de 2021 cuando no había crisis de suministro ni guerra.

El caso de Uniper es solo la punta del iceberg del complejo entramado financiero-energético que se mueve alrededor del mercado del petróleo, gas y eléctrico. Con compras al contado de decenas de miles de millones de euros al mes, su reflejo en derivados financieros y contratos a futuro que ayudan a mitigar los riesgos asegurando la entrega de un volumen de materia prima a un precio pactado de antemano. El problema viene cuando el mercado se rompe o, como en esta crisis, la mercancía prometida no llega porque el proveedor ha decidido cortar el suministro. 

Los gobiernos europeos ya han comprometido miles de millones de euros en préstamos especiales a sus operadores energéticos para afrontar esta situación. Según 'Bloomberg', la Comisión Europea está trabajando a contrarreloj para introducir cambios regulatorios para evitar problemas de liquidez en los mercados energéticos, a la vez que ha instado al supervisor ESMA a que investigue quiénes están detrás de los movimientos desorbitados en los contratos de futuros que se están registrando en los mercados más allá de los operadores industriales.

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