China entra en la batalla tecnológica para parar el frenazo en seco de su economía

EEUU China
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La batalla arancelaria entre Estados Unidos y China va mucho más allá de una mera guerra comercial y es una contienda por la primacía tecnológica y por mantenerse (Washington) o convertirse (Pekín) en primera economía a nivel mundial. Europa parece haber llegado tarde y mal a esa disputa y puede quedar fuera de juego si no es capaz de reaccionar. Los chinos se han lanzado a por todas y dispuestos a todo con tal de evitar que el frenazo de su economía, que ya es una realidad, les impida alcanzar esa meta.

"China nos ha desencajado", explica Alicia García Herrero, economista Jefe de Natixis para Asia-Pacífico. El gigante asiático ha resquebrajado las instituciones con las que los occidentales estábamos acostumbrados a operar, ha cambiado los grandes flujos de inversión tradicionales entre EEUU y Europa para pasar a convertirse en un gran inversor en el mundo desarrollado (el 70% de las inversiones que China realizó en el exterior el año pasado fueron adquisiciones en Europa), y ha incorporado además el cambio social... todo ello a través de la transformación tecnológica. Y todo ello lo ha hecho con un objetivo muy claro, parar en seco su declive económico. 

En el marco de las jornadas Los grandes retos de Europa: innovación y un mundo bipolar, organizadas por el banco de inversión Natixis en Madrid, García Herrero ha incidido en que China está dejando de crecer, "en contra de lo que pensábamos todos" e incluso de lo que esperaba el propio gobierno chino. Si en 2012 el gigante había previsto que su economía avanzase al 5% entre 2020 y 2030 y que su renta per cápita se elevase hasta los 20.000 dólares (17.855 euros). Recientemente el gobierno de Xi Jinping ha tenido que reconocer que su PIB no podrá revalorizarse más allá del 3,5% y que su renta per cápita rozará los 12.000 dólares (10.713 euros) el año que viene.

"Que China no llegue donde pretendía llegar no acaba ahí", implica que el país "va a hacer todo lo que tenga que hacer" antes de que sea demasiado tarde para convertirse en la primera economía del mundo y relevar a EEUU. Sin el cambio tecnológico y sin los movimientos que ha realizado en la guerra comercial su crecimiento potencial en 2040 no superará el 2,5%, puntualiza la responsable de Asia-Pacífico de la entidad. De ahí que la Administración Trump haya jugado sus cartas con el veto a Huawei.

En realidad lo que ha hecho China es saber ver antes que el resto que "la tecnología 5G será la que posibilite la cuarta revolución industrial", asegura Elena Pisonero, presidenta de Hispasat, quien considera que esta tecnología  será crítica para el desarrollo futuro de la economía en un mundo cada vez más híbrido, en el que máquinas y personas estarán cada vez más conectados. "El que domine esa tecnología será quien decida lo que va por la red. Por esto EEUU intenta frenar a China", explica Pisonero, quien lamenta además que Europa aborde dividida este "juego de gigantes" y no pueda ejercer así el papel que le correspondería como contrapunto.

En este sentido, la ex secretaria de Estado de Comercio, Turismo y de la Pyme rechaza "fórmulas (europeas) del pasado" como el proteccionismo o tratar de imponer las reglas europeas a China. El objetivo de los Veintisiete debería ser, a su juicio, buscar soluciones "pragmáticas", favorecer alianzas entre los socios del Viejo Continente, entre competidores e incluso entre suministradores y proveedores para poder competir en este mundo cada vez más bipolar. Poco ayuda, en su opinión, que los proveedores europeos cobren a empresas también europeas un 20% más que los chinos por sus productos y servicios.

Consciente de que "China tiene armas y herramientas (para competir) que Europa nunca usaría", Pisonero apuesta además por atraer a las élites chinas más formadas para que se integren en el tejido empresarial. "Los chinos necesitan un papel dominante en el desarrollo del 5G por pura supervivencia, porque se les está agotando su progreso", añade.

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