CEO y fundador del unicornio español

De Antonio (Cabify): "la salida a Bolsa es una alternativa, no una necesidad"

Juan de Antonio, fundador de Cabify
Juan de Antonio, fundador de Cabify
EFE

"La salida a Bolsa es una de las opciones que hay encima de la mesa, no es una necesidad", la afirmación la hace el CEO y fundador de Cabify, Juan de Antonio, en una entrevista para el podcast 'Una moneda al aire' de 'La Información'. La plataforma de movilidad, presente en más de 90 ciudades de once países, conforma junto a Glovo (la firma especializada en el reparto a domicilio) la única representación española dentro de los conocidos como 'unicornios' tecnológicos, compañías que no cotizan y cuya valoración en el mercado privado alcanza como mínimo los 1.000 millones de dólares. En su caso, esa valoración asciende a 1.400 millones de dólares. 

La startup que, según el propio de Antonio, habría cerrado el año pasado el "mejor ejercicio" en términos económicos de su breve historia (nació en Madrid en 2011), cuenta entre sus principales inversores con Rakuten, la multinacional del comercio electrónico nipona, que ostenta alrededor del 40% del capital; y desde 2014 con el fondo Seaya Ventures, fundado por Beatriz González, hija del que fuera presidente del BBVA. "Estamos todavía cerrando los resultados del año 2019, pero ya sabemos que ha sido el mejor año de nuestra historia y confirmamos que vamos por el camino de ser la primera compañía del sector en ser rentable. Podremos confirmarlo muy pronto y eso nos da mucha energía par empezar este nuevo año con mucho por hacer", avanza el fundador de la firma de movilidad a este diario.

Su responsable en Europa, Mariano Silveyra, ya había asegurado el pasado mes de octubre que lo óptimo sería que la rentabilidad de la empresa y su salto al parqué pudiesen producirse al mismo tiempo. Sin embargo, durante su intervención en unas jornadas en la sede de StubHub también dejó claro que para el segundo de estos hitos se produjera tenían que darse antes muchas condiciones.

"Todas las decisiones que tomamos están enfocadas en asegurar tanto el impacto positivo de nuestra empresa, como la sostenibilidad a medio y largo plazo. La potencial salida a Bolsa para nosotros siempre ha sido un medio, no es un fin", incide de Antonio. El CEO recalca que, a diferencia de otras empresas de su sector, la opv "no es una necesidad" porque la firma no requiere de "caja adicional".

Tiempos complicados para el sector

Sus consideraciones se producen en un momento complicado para las startups de movilidad que ya están cotizando, como Uber (retrocede un 24% desde su estreno en el Nasdaq el pasado mes de mayo), Lyft (se deja un 36% desde que comenzó a cotizar en marzo), pero también para el gigante chino del sector Didi. Las tres firmas se han visto aquejadas de falta de rentabilidad, crecimientos muy acelerados y han necesitado de fuertes inversiones de capital. Estos gigantes se han involucrado, además, en una guerra de precios salvaje en Latinoamérica que ha tenido notables consecuencias en sus resultados. Los efectos de la guerra comercial sobre la economía y la desaceleración a nivel global han hecho el resto.

Desde el fracaso de la empresa de espacios de trabajo compartidos WeWork en su intento de salida a Bolsa, y a raíz de la experiencia de Uber y Lyft, han marcado un antes y un después. En opinión de Luis Martín Cabiedes, profesor de Iniciativa Emprendedora del IESE, ante un entorno económico cada vez más duro como el actual, están en riesgo aquellos 'unicornios' que necesitan fuertes inyecciones de capital para poder seguir creciendo. "El dinero a espuertas y sin mirar lo que cuesta sí que está amenazado y es sano que lo esté porque no es un comportamiento económico sensato", añade.

Cabify obtuvo el año pasado unos ingresos brutos de 144 millones de euros en España, con un avance del 98% en relación al ejercicio previo. El resultado bruto de explotación ('Ebitda' o beneficio sin contar con los gastos financieros como impuestos, intereses, amortizaciones y depreciaciones) fue negativo en 1,14 millones. Este dato supone que la firma redujo en un 71% la pérdida contabilizada en 2017, lo que, según fuentes de la compañía, demuestra cómo transita de forma clara hacia la rentabilidad. La startup pagó 8 millones de euros en impuestos y cotizaciones sociales en España el pasado año, el doble prácticamente que en 2017, por el aumento de su plantilla.

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