¿Cómo evolucionará en 2022?

El dilema chino y su potencial en bolsa: los expertos no se ponen de acuerdo

El año 2021 no tuvo precedentes y fue turbulento para la economía del país, que se apartó de otros mercados importantes más de lo que lo había hecho en dos décadas.

Xi Jinping China
Xi Jinping China
Europa Press

Los analistas están tan confundidos acerca de las perspectivas del mercado chino para el 2022 como lo estaban para el turbulento pasado ejercicio. 2021 no tuvo precedentes en muchos sentidos. Por un lado, el comportamiento de China continental fue tan malo que se apartó de otros mercados importantes más de lo que lo había hecho en dos décadas.

El índice CSI 300 de gran capitalización de China cayó aproximadamente un 5% durante los últimos 12 meses. Hong Kong, hogar de numerosos gigantes tecnológicos chinos y otras grandes empresas, vio caer su selectivo Hang Seng casi un 15% en el mismo período. El índice MSCI China terminó el año 37% puntos porcentuales por debajo de los índices principales comparables.

Pero el año devastador para las bolsas asiáticas hizo que algunos analistas estuvieran dispuestos a aceptar la caída. “China ha salido a la venta”, aseguraba Mary Callahan Erdoes, CEO de JPMorgan Asset & Wealth Management, en una conferencia el pasado mes de octubre. Otro experto de la casa explicaba en una nota el mes pasado que el índice MSCI China se disparará un 40% en 2022.

Desde noviembre, UBS Group, BlackRock y HSBC Holdings han elevado su postura sobre las acciones chinas a sobreponderar. No obstante, previsiones mucho más pesimistas y una incertidumbre sorprendente ha sido el denominador común de muchas firmas de análisis con gran peso en la opinión de los inversores.

Goldman Sachs personificó esta incertidumbre, diciendo primero en una nota que esperan que el banco central “inyecte más liquidez a largo plazo a través de recortes del RRR (esperamos una reducción más en el primer trimestre del 2022)” y varias facilidades crediticias, para que dentro del presupuesto los gastos “sean más favorables al crecimiento en comparación con 2021, y los gobiernos locales faciliten las políticas de propietarios a nivel local”.

Pero añadió más tarde que “por el contrario, los vientos en contra para el crecimiento persisten, ya que el mercado inmobiliario podría continuar enfriándose, la estrategia de cero Covid podría afectar al consumo en medio de las recurrentes olas de coronavirus, y las medidas anticontaminación de Pekín antes de los Juegos Olímpicos de Invierno a principios del próximo año, que también podrían pesar sobre la producción industrial”.

En cambio, otros expertos adoptaron este mismo enfoque sobre las acciones chinas en el país y en el extranjero. “Aunque los mercados nacionales y no nacionales de 'China' deberían estar impulsados inherentemente por los mismos factores fundamentales, las diferencias en la composición del índice y las ubicaciones de cotización de los constituyentes dan como resultado diferentes perfiles de beneficio/riesgo para los inversores", aseguró Jackie Choy, director de análisis de ETF en Morningstar Asia. “Esta es la razón por la que los inversores deben saber a qué sabor de 'China' quieren exponerse antes de invertir”, explicó.

El distanciamiento entre opiniones

Los factores externos, por su parte, estaban principalmente en la mente de los analistas. Incluso el generalmente optimista experto Bruce Pang fue más precavido de lo habitual debido a la tormenta del año pasado. “Esperamos que la confianza continúe impulsando y moviendo a las acciones chinas en 2022, a pesar del fuerte crecimiento esperado de los beneficios, a menos que las presiones regulatorias disminuyan y las relaciones entre China y Estados Unidos mejoren sustancialmente”, expuso el responsable de análisis el jefe de investigación de macroestrategia de China en Renaissance Securities.

Su mensaje para en concreto es que, dentro de los valores chinos, prefiere las acciones clase A dado su menor riesgo regulatorio a corto plazo con una combinación de sectores de economía nueva / vieja más equilibrada: “mayor sensibilidad al impulso de la política nacional y menor exposición al riesgo potencial cuando la Fed endurezca su política monetaria”.

Hao Hong, director gerente de BOCOM International del Bank of Communication, sí se muestra más cauto. “El Shanghai Composite no superará su pico en febrero de 2021 en 3.700 puntos”, dijo. “La reapertura continua de Occidente significa una desaceleración de la demanda de exportaciones chinas, un saldo por cuenta corriente más bajo y, por lo tanto, una expansión de liquidez limitada”, añadió.

Algunos expertos, incluso, centran la mayoría de sus análisis en la evolución geopolítica. “Se espera que la beligerancia económica y militarista [del presidente chino] Xi se intensifique hacia Taiwán y, por lo tanto, haga que la inversión en China sea aún más imposible de descontar”, concretó Kyle  Bass, director de inversiones de Hayman Capital Management. “Dado el insignificante rendimiento anualizado del 3% del índice de Shanghai de la última década, los inversores podrían finalmente darse cuenta de que están asumiendo riesgos incalculables a cambio de retornos deficientes”, opinó.

Por último, a diferencia de otros grandes bancos de inversión, Morgan Stanley y Citigroup se han abstenido de unirse al club de los alcistas. El primero no ha actualizado su opinión pesimista publicada en noviembre, y el segundo comentó en una nota reciente que “aún no es el momento de comprar”.

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