El equilibrio precario del consumidor de EEUU ante el desgaste económico y la Fed

Una cuestión clave para las perspectivas es si la actual tasa de ahorro de los consumidores es sostenible o si por el contrario comenzará a verse mermada por el aumento de la inflación y los tipos de interés.

El consumidor estadounidense está frente a un desgaste importante ante fuerte endurecimiento de la política monetaria.
El consumidor estadounidense está frente a un desgaste importante ante fuerte endurecimiento de la política monetaria.
DPA vía Europa Press

El consumidor estadounidense está frente a un desgaste importante, a pesar de que la economía del país está resistiendo al fuerte endurecimiento de la política monetaria durante el último año. Esto se debe en gran medida a la relativa estabilidad del crecimiento del consumo real frente a lo que hasta hace poco era una contracción de los ingresos reales. La baja tasa de ahorro ha contribuido a suavizar los patrones de consumo a medida que aumentaban los niveles de precios y se retrasaban los ajustes salariales.

En torno al 4,5%, la tasa de ahorro de Estados Unidos está muy por debajo de la media anterior a la pandemia, que oscilaba entre el 7,5% y el 8% (según la Oficina de Análisis Económico de EE.UU.). Desde la década de 1970 hasta hoy, el único periodo caracterizado por una tasa de ahorro más baja fue 2005-2007, cuando muchos consumidores estaban extremadamente endeudados con la vivienda y tarjetas.

El último dato de la confianza del consumidor que elabora la Conference Board en el país norteamericano fue peor de lo que esperaba el consenso de mercado: una lectura de 106,1, frente al 116 previsto y al 114 del mes anterior. Son niveles sólidos pero que van dibujando una sensación de incertidumbre sobre lo que puede pasar a partir de este punto.

Una cuestión clave para las perspectivas es si la actual tasa de ahorro de los consumidores es sostenible, y durante cuánto tiempo, y esa cuestión está directamente relacionada con cuánto exceso de ahorro tienen actualmente los consumidores como resultado directo o indirecto de la pandemia.

Los estudios basados en diversas estimaciones de tendencias sugieren que el máximo de ahorro en toda la economía estadounidense después de la pandemia se situaba probablemente entre 2 y 2,5 billones de dólares. “El nivel actual de ahorro excedentario parece sustancialmente inferior: o se ha agotado en gran medida, o es probable que se haya agotado a principios del próximo año”, asegura Tiffany Wilding, economista de PIMCO.

“Desde una perspectiva puramente contable, un aumento de entre 1 y 2 puntos porcentuales de la tasa de ahorro durante el próximo año es suficiente para producir previsiones de contracción del consumo real y contribuir a una perspectiva de recesión económica leve”, dice la experta.

La difícil hoja de ruta

Sin embargo, hay varias razones para reconsiderar estas perspectivas. En primer lugar, tras haber subido a principios de año, la tasa de ahorro estadounidense se ha movido lateralmente en los últimos tiempos. Tal y como dice Wilding, el hecho de que la tasa de ahorro no haya seguido subiendo a medida que disminuye el exceso de ahorro, y antes del reinicio conocido de los pagos de préstamos estudiantiles (que estimamos reducirá los ingresos discrecionales anualizados en 100.000 millones de dólares), es desconcertante.

“Tal vez los consumidores tengan un exceso de ahorro mayor que el que se desprende de las estimaciones generalizadas… Si esto es correcto, sugiere que las bajas tasas de ahorro pueden mantenerse durante un tiempo más”, comenta la experta de PIMCO.

Por otro lado, la riqueza de los hogares también ha crecido enormemente desde la pandemia, impulsada en parte por el gran aumento del valor de la vivienda. “Los consumidores pueden estar encontrando otras formas de reapalancarse, por ejemplo, mediante el mantenimiento de mayores saldos en las tarjetas de crédito -algo que los bancos y las compañías de tarjetas de crédito han destacado recientemente- como una forma de monetizar la riqueza”, destaca Wilding.

Además, y relacionado con lo anterior, los ratios de servicio de la deuda (DSR) no están aumentando tan rápidamente como en anteriores ciclos de subidas de tipos, lo que limita la repercusión en el consumidor de unos tipos más altos.

Desde Morgan Stanley destacan que la pandemia produjo una importante rotación del mercado de la vivienda a medida que la gente emigraba de las ciudades, contribuyendo (junto con la refinanciación de las hipotecas) al elevado stock actual de hipotecas a tipo fijo bajo, que ha deprimido el DSR de los hogares a pesar del aumento de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal. “Es posible que estos pagos de intereses bajos y estables den a los consumidores más confianza para apalancarse de otras formas”, afirman desde el banco estadounidense.

Las piedras en el camino

A pesar de todos estos factores que pueden respaldar un mayor consumo, también cabría observar algunos acontecimientos cautelosos. En particular, según Equifax, la morosidad crediticia está empezando a aumentar en varios segmentos, incluidos los préstamos para automóviles, las tarjetas de crédito y los préstamos a plazos al consumo, y los bancos están endureciendo los criterios de concesión de préstamos a los consumidores, en particular a los de menores ingresos y baja calificación crediticia. Es probable que el aumento de la morosidad se concentre en los hogares de rentas más bajas con ahorros agotados.

¿Qué significa todo esto para la política de la Reserva Federal? Un consumidor estadounidense con más margen de maniobra reduce las probabilidades de recesión a corto plazo. Aunque esto pudiera interpretarse como positivo para los hogares en promedio, probablemente también signifique que la economía en general, los mercados laborales y la inflación subyacente podrían no estar enfriándose tan rápido como desearían los funcionarios de la Fed.

Aunque es probable que la economía siga enfrentándose a diversos vientos en contra en la segunda mitad de este año, lo que, unido al deterioro del crédito para los hogares con menores ingresos, contribuirá a enfriar las cosas, los datos recientes sugieren que el consumidor (y la economía) podrían seguir mostrándose sorprendentemente resistentes ante unos tipos de interés más altos. “Esto, a su vez, significa que no es impensable prever que la Fed no sólo se mantenga a la espera, sino que anuncie nuevas subidas de tipos el año que viene”, concluye Wilding.

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