Máximos desde 2008

El giro de Europa hacia el gas natural de EEUU triplica su cotización desde enero

El llamamiento de la Casa Blanca a la industria para que incremente la producción ha logrado el objetivo  de suplir a Rusia y evitar el desabastecimiento pero no ha evitado que los precios se disparen. 

El gas Henry Hub de EEUU cotiza en máximos desde 2008.
El gas Henry Hub de EEUU cotiza en máximos desde 2008.
DPA vía Europa Press

El precio del gas natural tipo Henry Hub era increíblemente barato. Lo sigue siendo a ojos de los europeos pero no así para los estadounidenses que han asistido en las últimas semanas a una escalada vertical de las cotizaciones. La referencia de precios gasistas al otro lado del Atlántico experimenta el tercer proceso de cotizaciones al alza más poderoso desde que se tienen registros. Su escalada en términos porcentuales supera a la que registró entre 1999 y 2000, pero también al rally de agosto de 2007 a junio de 2008.

Solo en lo que va de 2022 acumula un ascenso del 200%, tras pasar de los 3 dólares por mBtu (una unidad equivalente a 0,293 MWh), para negociarse en los 9 dólares, su nivel más alto desde el verano energético más caliente de la historia en 2008, cuando los precios del petróleo marcaron sus todavía vigentes récords por encima de los 140 dólares por barril. Detrás de la subida en vertical se encuentra el aumento de la demanda europea de gas natural licuado (GNL) para reemplazar poco a poco la importación rusa.

Comparativamente, el precio del gas en Europa tipo TTF (Title Transfer Facility) que se negocia en Róterdam cotiza a 85 euros por MWh esta semana, mientras que su equivalente en el ibérico Mibgas se mueve en torno a los 74 euros / MWh, es decir, a 91 y 80 dólares al cambio actual. Tomando como referencia estas cotizaciones, su conversión a mBtu -la unidad en la que se negocia en Henry Hub- daría lugar a precios equivalentes de 26,6 y 23 dólares. Por tanto, el gas europeo todavía cotiza más de tres veces más caro que el de EEUU en origen, aunque sin contar con los costosos fletes, portes y procesos que requiere transportar el GNL desde un lado del océano hasta el otro y llevarlo a cada rincón del Viejo Continente.

Inimaginable hace solo unos meses, el gas americano se ha convertido en la principal fuente de abastecimiento para países como España, que cuenta con amplia capacidad de recepción de buques metaneros en sus seis grandes regasificadoras costeras. Estos grandes barcos comprimen el gas en origen a -160 grados para que viaje en estado líquido, lo calientan después para expandirlo en la descarga antes de inyectarlo a la red de gasoductos terrestre desde donde se distribuye de nuevo en estado gaseoso.

EEUU, la mayor potencia energética en 2022

Estados Unidos se convirtió en 2017 en exportador neto de gas. Pese a que su consumo se ha disparado, su producción ha crecido todavía más hasta alcanzar un récord de 34,1 billones de pies cúbicos (1 billón de metros cúbicos) al cierre de 2021, según datos del Departamento de Energía de EEUU. Sus exportaciones se situaron en los 6,6 billones de pies cúbicos (unos 187.000 millones de metros cúbicos) pero su capacidad no es suficiente para satisfacer la demanda mundial de este combustible esencial para generar electricidad.

"Reemplazar el gas ruso requiere grandes inversiones y no puede completarse a corto plazo debido a limitaciones técnicas. Sin embargo, el flujo de gas ruso podría detenerse repentinamente debido a la escalada de sanciones y problemas técnicos de pago”, alerta la agencia de calificación Fitch. Según sus datos, la Unión Europea (UE) ha planteado unas alternativas de suministro poco realistas ante la posibilidad cada vez más cercana de que Rusia corte el grifo del gas a países como Alemania o Italia, dependientes del suministro desde el país que preside Vladimir Putin.

La UE firmó un acuerdo con EEUU para el suministro de 15.000 millones de metros cúbicos adicionales de GNL a la UE en 2022. El contrato prevé que el gas natural estadounidense adicional enviado a Europa debería alcanzar los 50.000 millones de metros cúbicos para 2030. Además de este gas, los países europeos también han extendido sus lazos para que potencias como Argelia eleven su nivel de exportaciones, al igual que Egipto, Angola o Mozambique, entre otros. Además de gas norteafricano, otro de los focos de atención es Azerbaiyán, clave en el gas procedente del Mar Caspio que exporta a Grecia e Italia a través del gasoducto Trans Adriático (TAP). Según Fitch, los objetivos planteados por Europa requieren de años de inversiones en ampliar la capacidad de estas fuentes, de ahí que deba recurrirse a yacimientos dentro del propio territorio europeo y otros tipos de energía fósiles.

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