Tras la crisis de marzo

Las grietas en crédito y banca de Estados Unidos pueden reaparecer tras el verano

El aumento en las cifras de quiebras empresariales, el sobrecoste de los actuales préstamos cada vez que afrontan una revisión y las restricciones de los bancos a sus cliente han empeorado la escena para la banca.

Brainard, ex miembro de la Fed y asesora de Biden, Powell (Fed) y Bowmann (Fed).
Brainard, ex miembro de la Fed y asesora de Biden, Powell (Fed) y Bowmann (Fed).
Fed

La crisis de la banca regional queda ya lejos, pero alzar los brazos y cantar victoria demasiado rápido quizá pueda ser una frivolidad viendo el esquema actual. Algunos expertos son reacios a pensar que aún no queden sustos en el camino de aquí a final de año por doble motivo: los tipos siguen apretando las tuercas en el sistema financiero, y la huida de depósitos que se ha producido hasta la fecha puede crear aún ciertos desbarajustes como los ocurridos en marzo.

El mercado del crédito en Estados Unidos siempre da pistas. Si se leen los entresijos de este sector, la economía estadounidense parece estar, según algunas medidas, en medio de otra crisis crediticia. Una muestra de ello es que la demanda de préstamos de las encuestas sobre créditos bancarios tanto en Estados Unidos como en la zona euro ha caído más rápido en el último año desde la crisis financiera mundial de 2008, o cuando estalló la burbuja de las puntocom una década antes.

Sin embargo, la bolsa estadounidense, alimentada por el bombo de la inteligencia artificial, sigue subiendo. ¿Cuánto tiempo más podrán ignorarse los fundamentales? Esa es la pregunta que muchos expertos de Wall Street se llevan haciendo en las últimas fechas. “Wall Street está celebrando que la desinflación se está acelerando y que lo peor de la espiral creciente de los precios podría haber pasado”, describe JP Morgan en un reciente informe distribuido a clientes.

¿Esto se prolongará durante mucho tiempo? Algunos apuntan en la dirección opuesta. “Esto no es para siempre… Nuestra sensación ahora es que las presiones que parecían estar a punto de estallar a principios de este año están resultando sustancialmente más prolongadas”, destacan Aditya Khowala, gestor de carteras y Patrick Graham, analista de inversiones de Fidelity International.

La crisis bancaria regional de Estados Unidos de esta primavera se sumó a la tensión del sector financiero en general, y los gestores de los bancos podrían estar preparándose para un periodo de verdadera tensión en torno a la liquidez, los depósitos y el crédito. Una situación que no llegaría hasta pasado el verano o, incluso, tras el cierre trimestral de septiembre.

Se descosen las costuras

Los bancos estadounidenses tienen importantes problemas de financiación como consecuencia de la fuga de depósitos del año pasado (que desembocó en la crisis regional de marzo), y los bancos de la zona euro también han visto recortada su financiación a través del programa de préstamos a corto plazo del BCE.

James C. Leonard, Director Financiero de uno de los mayores bancos regionales de Estados Unidos, Fifth Third Bancorp, advirtió el mes pasado de que las condiciones de liquidez van a endurecerse notablemente en la segunda mitad de 2023, cuando el Tesoro lance más de 1 billón de dólares en ventas de bonos del Tesoro a raíz de la resolución del techo de deuda de junio.

“Esto, junto con los 80.000 millones de dólares de ajuste cuantitativo (QT) que la Reserva Federal realiza cada mes, debería constreñir significativamente las condiciones monetarias y dejar a los bancos compitiendo duramente por los depósitos disponibles restantes”, advierten los expertos de la gestora.

Con este telón de fondo sería probable que el crédito se debilite sustancialmente a medida que los tipos más altos se extiendan por la economía, y eso lo podemos ver especialmente en el mercado inmobiliario comercial de Estados Unidos. “Las declaraciones de quiebra de empresas se han disparado recientemente, y los bancos tienen miedo de tirar lo bueno (dinero) detrás de lo malo (préstamos)”, comentan Khowala y Graham. Sus clientes también se están dando cuenta y, por tanto, la demanda de crédito se ha hundido.

La gran incógnita es, por supuesto, la flexibilidad y la capacidad de adaptación de los hogares y las empresas, demostradas una y otra vez desde el inicio de la pandemia. Incluso si se empieza a ver un pequeño repunte del desempleo, según estos expertos, no estaría claro cuánto tardará la tensión resultante en manifestarse en una recesión en toda regla.

“No obstante, parece más evidente que nunca que está en camino la llegada de los problemas en el mercado del crédito con la consecuente recesión económica, y muy probablemente sea en los próximos dos o tres trimestres”, analizan. Los datos están ahí, pero los resultados aún están por verse.

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