Batería de medidas fiscales

La ley de protección del clima de Biden: un impulso a la inversión verde en bolsa

El nuevo marco fiscal garantizará incentivos fiscales para las energías más tradicionales como la eólica, la solar y la nuclear, pero también extiende su apoyo al hidrógeno verde y a los coches eléctricos.

Montaje Biden 24 de septiembre
La ley de protección del clima de Biden: un impulso a la inversión verde en bolsa. 
Nerea de Bilbao (Infografía)

El proyecto de ley sobre el clima de Estados Unidos constituye un paso importante hacia la consecución de los objetivos de calentamiento global. Garantiza años de apoyo a tecnologías verdes: eólica, solar, de hidrógeno, de captura y almacenamiento de carbono, de aparatos y calefacción más eficientes y de vehículos eléctricos, entre otras, que beneficiarán a los inversores en la transición energética y descarbonización.

“A pesar de que la legislación no es perfecta y contiene notables concesiones, y aunque serán necesarias muchas otras medidas, representaría un viento de cola estructural para las tecnologías del clima”, comentan los expertos de Fidelity en un informe sobre el proyecto. El 16 de agosto, el presidente de estadounidense, Joe Biden, firmó su proyecto de ley sobre el clima y fiscal. La ley sobre reducción de la inflación (Inflation Reduction Act o IRA) es un paso importante que garantiza un apoyo crucial a las tecnologías verdes. 

Se espera que la Ley recaude 737.000 millones de dólares, 369 de los cuales se dedicarán a programas climáticos y energéticos en los próximos 10 años. Se concederán créditos fiscales para energía solar y eólica y se introducirán otros nuevos para energía nuclear, almacenamiento de energía e hidrógeno. También se contemplan créditos fiscales para la adquisición de vehículos eléctricos, lo que favorecerá las soluciones de energía ecológica.

En cuanto a la energía eólica, el crédito fiscal se incrementará de 15 millones de dólares por MWh a 25 dólares y se aplicará a proyectos iniciados hasta 2026. En proyectos solares, se introducirá un crédito fiscal de 25 dólares por MWh con 10 años de vigencia, algo especialmente reseñable porque constituye un compromiso a largo plazo que es especialmente importante para la construcción de proyectos solares a gran escala. 

La energía solar también verá incrementado su crédito fiscal por inversión del 25% al 30%. En energía nuclear, se asignarán nuevos créditos fiscales que se activarán cuando los precios de la electricidad desciendan por debajo de un umbral especificado. Aunque no es aplicable a los precios actuales, sin duda reduce el perfil de riesgo de los proyectos y garantiza una mayor certeza de los flujos de caja.

El llamado 'hidrógeno verde' (generado por energía solar o eólica) podrá competir con el 'hidrógeno gris' (generado por gas) en términos de precios gracias al crédito de 3 dólares/kg para generación con cero emisiones de carbono. En hidrógeno con producción de carbono, hay una escala de subvenciones gradual basada en el nivel de emisiones. El almacenamiento de energía recibirá un nuevo crédito fiscal por inversión en almacenamiento individual. Quienes compren vehículos eléctricos nuevos podrán recibir 7.500 de dólares en créditos fiscales.

Los catalizadores para los inversores

Todas estas medidas son una buena noticia para los inversores en clima. “La legislación tendrá un efecto directo en varias de nuestras inversiones, como turbinas eólicas, paneles solares, transmisión de electricidad, baterías y captura y almacenamiento de carbono”, apuntan desde la gestora estadounidense. El crecimiento de estas tecnologías también generará un círculo virtuoso que hará aumentar la escala y la actividad de I+D, lo que dará lugar a soluciones aún mejores y más competitivas y fomentará la demanda. “Dicho todo esto, la legislación adolece de algunos defectos”, matizan .

La atención a las cuestiones climáticas prestada por el proyecto de ley del presidente Joe Biden es significativa pero insuficiente. A escala mundial, hay que dedicar 4,7 billones de dólares al año en los próximos 28 años para cumplir los objetivos climáticos de 2050. Teniendo en cuenta la actividad económica de Estados Unidos, según su cuota del PIB global, el país tendría que invertir algo más de 1 billón de dólares anuales para abordar adecuadamente el cambio climático.

Esto supone que el gasto total en clima (369.000 millones) de la ley, calculado en base anual, no es más que una fracción del gasto necesario. “Si nos atenemos al principio del Acuerdo de París, según el cual los países más ricos deben contribuir en mayor medida porque sus medios financieros son mayores y son responsables de emisiones históricamente más altas, Estados Unidos tiene que hacer más”, ahondan desde Fidelity.

“Desde luego, no todo el gasto en cuestiones climáticas ha de proceder de subvenciones públicas; el sector privado también debe poner de su parte... Sin embargo, la escala del proyecto de ley no va a ser suficiente para que cumplamos nuestros objetivos de 2050”, añaden al respecto.

El gasto estadounidense también va a la zaga del de China y la UE. Según Bloomberg NEF, el año pasado China dedicó 297.000 millones de USD de gasto a la transición energética y los países miembros de la UE emplearon un total de155.000 millones. El 'Acuerdo Ecológico' estadounidense de 2 billones de USD, aprobado en 2020, distribuirá un 30% del presupuesto (612.000 millones de dólares) en el periodo 2021-2027 y no incluye inversiones y subvenciones individuales de los estados miembros. 

Estados Unidos todavía tiene que hacer más, y creemos que hay muchas probabilidades de que lo haga”, cuentan desde la firma. “El proyecto de ley sobre el clima es un logro; es justo reconocer que representa un gran paso adelante de la mayor economía del mundo hacia la consecución de los objetivos climáticos. También imprime un impulso sustancial de varios años a una serie de tecnologías del clima que podría generar un ciclo positivo de desarrollo, menores costes y mayor demanda”, concluyen.

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