Sube un 30% en agosto

El pan engorda su precio: el mal augurio ruso lleva al trigo a máximos de 7 años

La cotización en los mercados internacionales del grano base para la industria de alimentación y piensos acelera su paso ante las previsiones de una mala cosecha en Rusia, uno de los grandes exportadores.

El precio del trigo se ha disparado un 30% en el último mes.
El precio del trigo se ha disparado un 30% en el último mes.
DPA vía Europa Press

Sube el pan y no ha hecho falta ninguna declaración política fuera de tono. Los precios del trigo en los mercados internacionales han vuelto a máximos anuales en pleno mes de agosto por encima de los 7,5 dólares por bushel, unidad equivalente a unos 27 kilogramos, un nivel que a su vez consolida su cotización en su nivel más alto desde 2014. Sin embargo, el reciente rally ha despertado las preocupaciones debido a la intensidad de un movimiento que ha disparado el precio más del 30% en agosto.

Se trata de un mes poco dado a estas fluctuaciones al alza pero las malas perspectivas sobre la cosecha de Rusia, el mayor exportador del mundo, han propiciado un escenario de encarecimiento del grano de trigo. Según los operadores especializados, los precios del están registrando su mayor alza en este mes en más de una década en contraste con la caída general durante el período previo a la llegada de la nueva cosecha. El Kremlin ha tomado cartas en el asunto para intentar frenar sus precios internos con un alza del arancel que aplica a las exportaciones de 30,4 a 31,7 dólares por tonelada. El impuesto supone ya algo más del 6,5% del precio total.

Según las previsiones del Departamento de Agricultura de EEUU en agosto, la producción de trigo de Rusia alcanzará las 72,5 millones de toneladas, lo que supone un descenso del 15% respecto a su pronóstico de julio. El drástico cambio en el llamado informe WASDE, la referencia en cuanto a previsiones agrícolas a nivel mundial, aceleró la tendencia al alza del trigo por los temores a cierta escasez en el suministro. El Gobierno ruso, en cambio, mantiene su pronóstico de 81 millones de toneladas, según informa Bloomberg, aunque los analistas consideran que sigue sin ser una cifra suficiente como para contener la escalada.

Gran parte del rally de precios del trigo en los mercados tiene su origen en la escalada interna, en rublos, que está registrando en Rusia. En sus redes sociales, Eduard Zernin, responsable de la asociación rusa de exportadores de grano (Rusgrain), achaca el movimiento de precios a la especulación de los agricultores del país que están reteniendo su cosecha por temor a malvenderla. “No hay escasez de grano, hay interrogantes sobre los precios. Creo que el ‘hype’ se disipará pronto y los precios volverán a precios razonables para el comienzo de la temporada debido a la nueva presión de los cultivos y a la necesidad de continuar con otros cultivos, en particular los de oliva, que tienen cosechas récord esta temporada”, apuntó en una serie de publicaciones sobre la evolución del sector exportador ruso.

El trigo marcó su máximo anual el pasado 7 de mayo de 2021, cuando el contrato de septiembre se pagó a 7,62 dólares por bushel. Durante los dos meses siguientes bajó de forma sustancial pero ahora ha vuelto a situarse cerca de esos niveles. Entre las causas del aumento de los precios del trigo se encuentra la sequía generalizada este año en otros países con grandes praderas de trigo como Canadá, Australia y Ucrania, pero también, como en el caso de Rusia, una menor superficie sembrada de este cereal básico en la cesta de la compra en Europa y otros países de su entorno. 

El impacto en la inflación de los precios de los cereales básicos no solo está provocando problemas en Rusia, que en julio tuvo que subir los tipos de interés al 6,5% en un intento por estabilizar los precios de consumo, sino también en Europa, principal importador de trigo para elaborar pan, de malta para cerveza o de cebada y otros forrajes para piensos. España, por ejemplo, es uno de los más países más vulnerables a estas fluctuaciones en los mercados internacionales ya que se sitúa como un importador neto de cereales con una producción anual de 12 a 25 millones de toneladas, frente a un consumo que ronda los 35 millones.

Somos un país netamente importador, aunque normalmente exportamos trigo duro, y en años de buena cosecha también exportamos cebada y avena. No solo importamos cereales, también harinas proteicas (sobre todo dee soja), proteaginosas, oleaginosas y sus derivados, fundamentalmente para la fabricación de piensos”, explica Emilio Navarro Martínez, ingeniero agrónomo y directivo de la patronal del sector ACCOE, en un artículo dirigido a sus asociados. En el destaca cómo esta situación permite a los agricultores españoles tener unos mejores precios de venta, respaldadas además por el colchón de subvenciones de la PAC europea, aunque lo ve insuficiente.

Navarro alerta de la creciente demanda de economías en desarrollo exponencial como China, India, países del Sudeste Asiático y África. “Los precios altos de los cereales pueden haber llegado este año para quedarse. (...) La realidad se impone ante todos los mercados cuando un país gran productor tiene una mala cosecha (esta pasada campaña ocurrió con Ucrania y con Rusia), y la demanda está tan cerca de la oferta que cualquier causalidad climática adversa en uno de los grandes productores puede disparar los mercados, el llamado “Weather Market", explica. 

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