Durante el pasado verano, una pareja decidió que la pandemia de coronavirus no iba a ser un impedimento para poder celebrar su boda. Así, el 7 de agosto contrajeron matrimonio en Millinocket, una pequeña localicad del estado de Maine, en Estados Unidos. Hasta ese día, el pueblo había estado libre de coronavirus. Al evento acudieron un total de 55 invitados y a pesar de que en ese estado las normas solamente permitían reuniones de hasta 50 personas.
El banquete tuvo lugar en el restaurante 'Big Moose' y -según el informe hecho público la pasada semana y que recoge La Vanguardia-, durante la celebración nadie respetó la distancia de seguridad y, excepto el personal del local, nadie respetó la distancia de seguridad. Además, nadie llevaba mascarilla.
Al día siguiente, uno de los invitados empezó a mostrar síntomas compatibles con la infección por SARS-CoV-2, aunque el positivo no se confirmó hasta el 13 de agosto. Ahora, el CDC ha concluido que ese invitado, no se sabe si del novio o de la novia, contagió a otras 27 personas y a tres trabajadores del restaurante. El brote terminó por alcanzar un total de 177 personas, con el trágico balance de siete muertos, de los cuales solo uno había sido invitado a la boda.
En definitiva hubo un 'supercontagiador' que esparció el coronavirus y elevó el brote por todo el estado. Por ejemplo, un total de 82 personas contagiadas fueron en una prisión situada a más de 320 kilómetros de distancia del restaurante y seis de los fallecimientos, en una residencia de mayores a más de 160 kilómetros del mismo. El otro fue uno de los 4.500 habitantes de Millinocket, que contagió a 27 de sus vecinos después de haber pasado una primavera sin casos.
